Para Jorge Luis Borges, Ficciones, significó - entre otras cosas - instalarse en el olimpo de la literatura universal. Sus cuentos fantásticos, sus relatos de orfebrería metafísica lograron conmover por la sencillez de sus espejos y la complejidad de sus labertintos. Uno siente que en sus textos no sobra ni falta nada. Algo parecido a la perfección.
Para el matrimonio Kirchner vivir entre ficciones significa, entre otras cosas, instalarse en un lugar muy peligroso donde el bovarismo de creerse sus propias mentiras erosiona parte de su credibilidad. Uno siente que entre los hechos políticos que producen y los que padecen empieza a notarse cierto desequilibrio porque sobra hipocresía y falta sinceridad. Algo parecido a luces amarillas que se encienden sobre el tablero.
El jardín de senderos que se bifurcan.
Así se pueden resumir los caminos que esta semana tomaron el Gobierno y el campo en un paro que fue convocado en forma conjunta por las cuatro entidades representativas por primera vez desde el desembarco del kirchnerismo en el gobierno y con un nivel de enfrentamiento muy caliente en el debate público y en las rutas.
Artificios. A ellos sigue apelando el Gobierno según uno de los empresarios de mayor intimidad con el ex presidente Kirchner como es Enrique Eskenazi que dijo: “Hay que revisar todo. Las tarifas congeladas y los subsidios fueron medidas históricas para un momento especial, pero hoy lo único que provocan son distorsiones y hacen crujir la economía”.
El Sur. El cuento preferido que Borges agregó mas tarde a sus Ficciones ubica geográficamente a los Kirchner en su lugar en el mundo. Desde allí vienen escándalos insepultos como el tema de los tristemente célebres fondos de Santa Cruz que vuelven una y otra vez convertidos en pesadillas recurrentes.
Los números verifican en la práctica que la imagen positiva de Cristina sigue con tendencia a la baja y que acusa los impactos de situaciones tan inmanejables como la batalla contra los productores agrarios, las descarnadas definiciones de Eskenazi a quien no pueden acusar de menemista y la confirmacion por parte del gobernador Daniel Peralta, también de gran confianza del matrimonio K, de que hay casi 400 millones de dólares depositados en Suiza mediante un fideicomiso del Banco de Santa Cruz que – no tan casualmente- también pertenece a Eskenazi.
Cuesta entender cuáles son los motivos pero es realmente un despilfarro pagar tantos costos políticos innecesarios mientras la desocupación sigue bajando, las reservas siguen creciendo y el crecimiento está vivito y coleando.
Es muy riesgoso que los gobernantes se enamoren de los instrumentos. Les puede ocurrir que sus emociones por los buenos resultados les hagan perder racionalidad y sensibilidad para entender cuales son los momentos adecuados para cambiar. La convertibilidad fue una herramienta. Fue útil para combatir la enfermedad inflacionaria. Y para ganar elecciones. Pero un día sus efectos no queridos empezaron a pesar más que sus antiguos méritos. ¿Qué hubiera pasado si el menemismo salía lenta y ordenadamente de la convertibilidad y mutaba hacia otro modelo más acorde con los vientos productivos que empezaban a soplar? Hoy a los Kirchner empieza a pasarles algo parecido. Ellos también tienen su convertibilidad. Es de tres a uno. Y también están enamorados de algunos mecanismos que, como bien dice Eskenazi, fueron una maravillosa medicina para atender la emergencia. Los primeros auxilios sirven para salvar vidas. Pero después hay que encontrar mejores tratamientos para que el paciente se recupere por completo, pueda salir de terapia y caminar solo. Los subsidios son muy útiles para corregir las inequidades del mercado. Las retenciones son inmejorables para encauzar las desmesuras. Pero si los subsidios o las retenciones se convierten casi en un plan económico todo empieza a depender demasiado de la arbitrariedad de los que gobiernan. Aparecen calamidades como la corrupción, la discriminación y el poder absoluto de un matrimonio presidencial que gambetea todos los controles para que ninguna institución se entrometa en lo que ellos decidan dar o quitar. Ni Lula ni Tabaré ni Bachelet hicieron eso.
Es curioso que los Kirchner que desde que llegaron al poder, y no antes, fomentaron tanto la memoria en el tema de los derechos humanos, apuesten al olvido de los ciudadanos y a la declaracion de falta de méritos de la Justicia en varios temas que son dañinos para ellos como el de los fondos santacruceños, el regalo vergonzoso de tierras que recibieron en El Calafate o el salvajismo en el INDEC. A veces conviven demasiado tiempo con temas muy conflictivos. No los pueden cerrar y esconden los cadáveres en el placard.
En política, mantener la iniciativa es clave. Siempre es mejor salir en forma ordenada y escalonada de algunas pautas cuando los indicadores todavía son buenos. Se puede pensar con más tranquilidad hacia dónde ir. Pero si se sale por estallido como se salió de la convertibilidad, es la realidad la que conduce a los gobernantes que no tienen más remedio que ir detrás de los acontecimentos tapando agujeros y suturando heridas.
El Gobierno no puede mirar para otro lado frente a algunas señales muy potentes que han aparecido en los últimos días. En la vida cotidiana se refleja en la ausencia de algunos alimentos en las góndolas, en el indomable precio de la carne pese a los intentos prepotentes desde hace tres años de un talibán como Guillermo Moreno, en las colas para cargar combustible, en los aumentos de todos los servicios, en los pequeños y medianos chacareros que sienten cómo se les mete brutalmente la mano en el bolsillo con el único resultado de una mayor concentración de la tierra y la riqueza que calma la voracidad fiscal de un gobierno que utiliza esos fondos (el 44% vienen del campo) para disciplinar gobernadores e intendentes.
Políticamente, los Kirchner deben estar muy alertas. Eskenazi disparó su pensamiento descarnado entre pares, es decir entre varios de los empresarios más poderosos y que más negocios han hecho con sus amigos del Gobierno. No hay noticias de que los Eurnekian, Grobocopatel, Brito, Bulgheroni, Elsztain o Midlin hayan salido a desmentir o a corregir el diagnóstico del flamante poseedor de casi el 15% de las acciones de YPF. ¿Habrá piqueteros para rodear sus empresas? ¿Habrá un llamado a boicotear sus productos? ¿ Funcionarán las amenazas groseras cargadas de pólvora de Moreno? ¿O se abrirán los oídos de los Kirchner? Néstor y Cristina tienen su corazón mirando al sur entre ficciones, jardines que se bifurcan y artificios pero - como es público y notorio- jamás comieron vidrio...