Al comenzar el otoño, hubo pánico en el Gobierno: la candidatura bonaerense de Cristina Kirchner superaba a cualquiera de Cambiemos, Macri atravesaba su peor período en las encuestas, con récord de negativas, los funcionarios del Gobierno les quitaban pensiones a discapacitados, el desalojo de los obreros de Pepsico por la fuerza era aprovechado por la oposición para marchas de protesta, la economía aún no mostraba mejoras, los “brotes verdes” se los tomaba en broma, como al “segundo semestre” de 2016, el dólar se disparaba porque Cristina encabezaba las encuestas, el equipo de María Eugenia Vidal reclamaba al de la Nación que parara de cometer errores porque le haría perder la provincia y C5N y Radio 10 aumentaban su rating con Navarro como estrella mediática.
Pero finalmente llegó la primavera climática, económica (por lo menos en las estadísticas) y electoral mientras el Gobierno no sólo respira tranquilo sino que se encamina a la euforia: ganaría en la provincia por 5 puntos de diferencia alcanzando el número simbólico de 40% del total de votos, y en todo el país aumentaría su diferencia duplicando al mejor colocado de una oposición dividida. Como si fuera un símbolo del clima del momento, Navarro es echado de C5N y todos los días aparece una versión de venta de los medios de Cristóbal López.
Cristina bajó el PBI per cápita durante su segunda presidencia, al caer el precio de las commodities
Al mismo tiempo Cristina Kirchner se autoinflige una capitis diminutio haciéndose entrevistar por Chiche Gelblung en Crónica TV, perdiendo densidad política y rememorando aquello que Marx citó de Hegel: lo que fue drama vuelve como comedia. Y los gobernadores más los legisladores peronistas del Congreso Nacional, anticipando la derrota electoral de Cristina Kirchner y lo que sería el comienzo de su ocaso, oficializan la reorganización del peronismo, dejando afuera al kirchnerismo y ahora es hasta la mismísima Cristina Kirchner la que declama, en otro reportaje, ser peronista y no kirchnerista.
Tanto cambio climático tendría en su génesis la recuperación de la economía que muestra el gráfico que acompaña esta columna, que para simplificar coloca como base 100 diciembre de 2015, cuando se produce el cambio de gobierno, así se puede apreciar mejor la evolución del último gobierno de Cristina Kirchner y los casi primeros dos años del de Macri.
Se observa con claridad cómo la economía ya había entrado en caída el segundo semestre de 2015, cuando todavía Cristina Kirchner gobernaba, cómo Macri pronuncia esa caída hasta octubre de 2016 pero recién a partir de marzo de este año se recupera la situación de diciembre de 2015 y la tendencia es que, para cuando se esté votando en octubre, se pueda haber alcanzado la situación de junio de 2015, el mejor momento económico de la última presidencia de Cristina Kirchner.
El gráfico sirve también para ver claramente cómo Cristina cruzó dos recesiones en su última presidencia, las que hicieron que en esos cuatro años no se creciera nada porque en diciembre de 2015 la presidenta entregó el país en el mismo punto que en diciembre de 2011, al asumir tras ganar su reelección con el 54% de los votos, en gran medida por la muerte de Néstor Kirchner.
La primera recesión fue a poco de comenzar, en enero de 2012, cuando trató de corregir el atraso tarifario, reducir los subsidios y ordenar su economía, pero desistió al ver las consecuencias recesivas iniciales que generaba. La segunda crisis comenzó a fines de 2013 y se pronunció con la devaluación de Juan Carlos Fábrega (Banco Central) y Kicillof, en enero de 2014, que al pasar el dólar de 6,3 a 8,30 pesos hizo saltar la inflación del 27% al 40% anualizada y aumentó fuertemente las tasas de interés para frenar ambas subas. Por entonces ya se hablaba de acordar con los fondos buitre para poder tomar nueva deuda que financiara el déficit, algo que Cristina Kirchner no aceptó. Fábrega, que duró sólo diez meses, declaró irónicamente que finalmente el plan de Macri es el mismo que se quería implementar en su época al frente del Banco Central.
Toda Sudamérica sufrió esa caída pero Brasil y Argentina, más. Ahora, hasta Brasil volverá a crecer en 2018
Pero Macri pudo llevarlo a cabo pagando los costos iniciales y preparándose ahora para gozar de los beneficios, al punto que este próximo lunes a la mañana hay una reunión de mesa chica en Olivos donde, dando por descontado el triunfo electoral, se debatirá el plan de gobierno de los próximos dos años, que tendría que llevar al nuevo triunfo electoral de Cambiemos en 2019 y a “veinte años de crecimiento”, rompiendo con trimestres de crecimiento y luego otros de caída. El riesgo de Macri es creérsela y morir de éxito.
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