El ingenio popular nunca descansa, y así hay frases que, dichas en un contexto, rápidamente cobran una segunda vida en otro. ¿Cuáles podrían ser esas frases? Creo que una bien podría ser la dicha por el diputado Eduardo Amadeo, pronunciada el 12 de diciembre, en el debate en Comisión –previo al tratamiento en el recinto– de la ley por la que el gobierno y sus cómplices empobrecieron aún más a los jubilados: “Me sobra el quórum” (enunciada con un tono de machito criollo, la frase casi no se le cumple: como en las películas de mafiosos, a último momento algunas Familias chantajearon para cobrar más de lo que habían arreglado originalmente). “Me sobra el quórum” es una frase perfecta para ser usada en las más diversas situaciones: “¿Cómo hiciste para levantarte esa mina?” “Y, ¡Me sobra el quórum!” O también: “¿De dónde sacaste la guita para comprarte ese autazo?” “Querido… ¡me sobra el quórum!” O finalmente, por la negativa: “¿Cómo pueden ser tan malas las novelas de XX?” “Es cierto, pobre, no le sobra el quórum”.
Por estos días el hiperprobo juez Bonadío anda por ahí pidiendo condenas por “Traición a la Patria”. ¿Podría ser esa otra buena frase? Lo dudo. ¿Qué nuevos usos podría tener? ¿Sería una buena frase para vender yogures? (“Traición a la Patria durazno/Traición a la Patria frutilla/Traición a la Patria dulce de leche”). No. A la frase le falta smowing. Queda descartada. Habrá que buscar otra. ¿Habrá alguna frase del propio Macri que pinte para ser exitosa en el habla popular? En la entrevista en la CNN que le hizo a Longobardi (¿o fue al revés?), el Presidente afirmó: “Si cumplimos este sendero, la economía no va a estallar”. ¿Estallar? ¿La economía tiene riesgos de estallar? Yo no estaba enterado: a mí me está yendo bárbaro, supuse que a los demás también. Fuera de eso, la frase tiene dos vértices: “sendero” –término heideggeriano si los hay– y “estallar” –hermoso verbo intransitivo. Obviamente, se impone “estallar”. ¿Cómo funcionaría la frase?: “¿Esta buena la fiesta, voy para allá? Ni se te ocurra, no está por estallar”. O también: “¿Fuiste a ver la muestra de los mexicanos al Malba?” “Sí, pero no me gustó tanto, no está por estallar”. Finalmente: “Ahora salgo a correr todas las tardes, me compré unas zapatillas nuevas… ¡Están para estallar!” En fin... no sé… me parece que la de Macri no va a ser una frase exitosa en la lengua corriente.
La publicidad inventa todo el tiempo frases y palabras nuevas, casi siempre horribles (me animaría a decir que ese “casi” está demás). No me acuerdo qué pintura tenía “mayor poder cubritivo” (¿Cubritivo?). Horrible es también la tendencia a convertir en verbos –acciones– palabras que no lo ameritan (Con el celular tal, ahora podés “wasapear” sin límites). La idea radical de Wittgenstein de que “el lenguaje es el uso” (antes que la norma, la ley, la regla) debe ser acompañada por un pensamiento crítico sobre el poder: desde el poder se favorecen, se publicitan, se instalan ciertos usos de la lengua y no otros. Este es el tiempo de la lengua del cinismo y la inversión del sentido: si se dice “pobreza cero”, quiere decir “más pobres”. Si se dice “diálogo y consenso” quiere decir “represión y muerte”. Si se dice “conflicto de intereses” quiere decir “corrupción”. Si se dice “periodismo” debe leerse “encubrimiento”.