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Grietas

Gestión eficiente se necesita

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A pedalear. Gente que usaba el colectivo ahora, va en bicicleta. | cedoc

La pregunta que se hacen de modo sistemático  los opositores al Gobierno es: ¿hasta cuándo va a aguantar el ajuste la gente?, y la pregunta que se hacen los adherentes al Gobierno es: ¿hasta cuándo tengo que esperar para que las cosas mejoren?

¿Cómo explicarse que ante una gran recesión, atraso en los salarios, una escalada de  despidos y suspensiones, no tengamos protestas sociales?  ¿? ¿Y cómo explicarse que  casi la mitad de la población tenga expectativas positivas, aun sufriendo el ajuste económico?

Claramente hay dos lógicas  diferentes. La de quienes votaron a Milei y la de quienes no lo votaron. Quienes no lo votaron, no tienen expectativa alguna de que las cosas mejoren.

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La mayoría de ellos piensan que en el país, como en su hogar, la cosas están peor y que van a empeorar aún más. Su percepción es que la gente está entre enojada y triste.

Si eso se convirtiera en bronca social el Gobierno estaría en problemas, pero ello hoy no ocurre –ya que prima más la depresión–. Creen que este plan económico solo servirá para generar más pobreza.

Por el contrario, la mayoría de quienes votaron por Milei  perciben que la gente está contenta y esperanzada, creen que es tiempo de ajuste económico, por culpa de las políticas del gobierno anterior, al cual le hechan la culpa de todos los males. Y desde allí construyen la idea de que el esfuerzo vale la pena. Que finalmente los frutos se verán y Argentina encontrará su destino.

¿Y cómo se convive con el ajuste? De dos modos: cambiando hábitos de consumo y haciendo uso de los ahorros.

Casi consensualmente disminuyó el gasto en esparcimiento, y en menor medida, pero en forma significativa,  los hábitos de compra en alimentos y en el uso del transporte. Quien usaba subte, toma colectivo, quien tomaba colectivo va en bicicleta, el que utilizaba auto, utiliza medios de transporte alternativo. Segundas y terceras marcas pasaron a ser de consumo cotidiano y hay productos que dejaron de ser comprados.

Quienes más dicen estar cambiando sus hábitos son los no votantes de Milei, y quienes menos reconocen haber cambiado, son sus votantes. Hay allí una relación con las condiciones de vida.

Hay un sector de votantes que Milei está perdiendo. Quienes viven en hogares que están debajo de la línea de pobreza son los que más están sufriendo el ajuste. Y también quienes le están sacando el apoyo al Presidente.      Según nuestro último estudio nacional, entre quienes viven en hogares pobres, un 55% desaprueba la gestión presidencial. En ese mismo sector social Milei había vencido en el balotaje.

En cambio, en el resto de los sectores sociales las opiniones sobre la gestión están divididas. Señal de que allí  también llegó el ajuste, pero se soporta un poco más. No en vano el Gobierno está buscando que la inflación disminuya.

La contraparte de esta situacion es que aunque los precios suban menos, la inflación  como problema no desapareció y un sector de la opinión pública le sumó la percepción de que se están incrementando pobreza y desocupación. También hay un sector de votantes del Presidente que se mantienen fieles. Estos, antes que los temas vinculados a lo social  luego de la inflación resaltan la corrupción.

El escándalo de planes sociales sin control les refuerza esta idea. Claro que a falta de opositores que generen consenso la intervención del Papa y de la Iglesia fue fundamental para que el Gobierno deje de poner excusas para repartir alimentos a los sectores más emprobrecidos.

El Ejecutivo necesita evitar a futuro ser visto como culpable de la no resolucion de problemas, si no, el tiempo le correrá en contra.

*Consultor y analista político.