Hace diez días, en un importante ministerio de la Nación, el jefe de Gabinete, Marcos Peña y su equipo de dirección del discurso expusieron los lineamientos para la comunicación. “Nosotros mostramos proximidad y cercanía”, dijo. “Hablamos del futuro”, agregó. “Hacemos hincapié en solucionar los problemas”, sumó. “Porque si lo hicimos en la Ciudad, lo podremos hacer en la Nación”, dio como argumento, antes de entrar en un terreno morfológico digno de la cátedra de Guiomar Ciapuscio en la Universidad de Buenos Aires: “Nosotros no usamos el prefijo ‘re’”, especificó. “No vinimos a reindustrializar, ni a reinstalar, ni a reformar, ni a restaurar nada”. Quienes lo escuchaban, técnicos de carrera, analistas, economistas, tomaron nota, algunos mirándose incrédulos.
La puntillosidad del máximo nivel del Gobierno en cómo referirse a la inflación contrasta con la falta de resultados sobre cómo reducirla. Desde las vísperas de la salida del cepo empezaron las remarcaciones, el costo de vida de diciembre fue récord, hubo un rebote fuerte en enero y también un recalentamiento poco habitual en febrero. Además, aducen dentro del propio oficialismo, la nueva conducción del Instituto Nacional de Estadística y Censos no ofrece relevamientos creíbles de precios y no hay una referencia para las expectativas.
Con este contexto, la recuperación de la economía se retrasa. Quienes manejan la obra pública no pueden redeterminar los contratos y se demoran los pagos. En el Banco Central repiensan una y mil veces cómo salir a la calle con un programa de créditos hipotecarios indexados cuando nadie recomienda hacerlo en un momento de inflación en alza. Tienen el ejemplo del Banco Ciudad el año pasado en la propia Capital Federal, que lanzó su plan de préstamos atados a la inflación: sólo recibieron siete pedidos.
Recalculando: ¿existirá un momento de repunte de la economía de la mano de la inversión, como repiten todos los funcionarios cuando se resisten al pesimismo que muestra el primer semestre de ajuste con caída del salario real, pese a subas en jubilaciones y asignaciones por hijo? ¿Cuáles serán los motores? El regreso del crédito post acuerdo buitre, si se da, es la apuesta más fuerte en la Casa Rosada, que mientras tanto repite la receta: baja las retenciones, del agro a la minería.