Los anteriores programas de gobierno llevaban la extensión “plus”, tales como Gas Plus, Energía Plus, Maíz Plus etc., que no eran ni más ni menos que incentivos a la oferta. Así, el productor podría obtener un precio mayor por la producción excedente que obtuviese por encima de la de ese momento. La nueva extensión de los programas del Gobierno es “para todos”, tales como Fútbol para Todos, Deportes para Todos, Milanesas para Todos, etc.
No sólo cambió el nombre de la extensión, sino que los nuevos programas son un subsidio a la demanda, de forma tal que los consumidores puedan recibir los productos a precio cero (Fútbol para Todos) o a menores precios que los que determina el mercado (Milanesas para Todos a $ 21 el kilo).
Estos nuevos programas denominados “para todos” son la continuación de otros que no llevaban explícitamente esa extensión, tales como energía eléctrica barata, gas natural barato, tarifas de transporte baratas, etc., que recibimos aún “todos”.
Los costos. Este tipo de programas permiten que se beneficien los consumidores, por lo cual la pregunta que uno se hace es: ¿por qué no han sido implementados en otros países? La respuesta es directa: estos programas tiene costos y alguien los está pagando, por una vía o por otra.
La forma más directa de mensurarlos es ver los subsidios a los distintos sectores que otorga el Gobierno nacional. Estos datos subestiman el total de los subsidios, dado que algunos de ellos (por ejemplo, los fideicomisos específicos) se encuentran fuera del presupuesto nacional.
Los subsidios han ido creciendo año a año, excepto en 2009, pasando de US$ 1.596 millones en 2005 a US$ 12.216 millones en 2010. En ese último año los principales subsidios se corresponden con los energéticos (54%), siguiéndole en orden de importancia los de transporte (28%).
Los subsidios a la energía y el transporte no han parado de crecer, lo cual resulta lógico, dado que al haber crecido la economía, las unidades económicas (sean empresas o familias) aumentan su consumo de gas, electricidad y cantidad de viajes. Dado que la tarifa está fija, no queda otra salida que aumentar los subsidios para que el incremento de demanda sea atendido.
¿Es poco o es mucho US$ 12.216 millones de subsidios de 2010?
Si lo dimensionamos en términos del PIB representa el 3,3% del mismo.
Pero si se lo pone en términos de habitantes, tenemos que el Gobierno nacional gastó unos US$ 305 por persona por año, es decir que gastó por hogar alrededor de US$ 1.097 el año pasado.
De esos US$ 1.097 por hogar, unos US$ 594 son subsidio energético y US$ 304 por transporte.
Claramente se observa que la magnitud a nivel agregado o a nivel de hogares es muy significativa, más si se tiene en cuenta que en el año 2005 el Gobierno destinaba US$ 149 por hogar, es decir que el subsidio creció el 636% entre ese año y 2010.
Por supuesto que no todos los hogares reciben plenamente ese subsidio de US$ 1.097, pues en el total de los subsidios pagados entran algunos, por ejemplo,en transporte, el que recibe Aerolíneas Argentinas (un promedio de US$ 620 millones en los últimos dos años) de los cuales los beneficiarios implícitos son los pasajeros de la aerolínea, lo cual suena a una redistribución tipo Hood Robin. Que un chango jujeño de bajos ingresos pague IVA al comprar una gaseosa para que termine en un subsidio a la aerolínea no suena muy correcto.
Tercera pregunta: ¿por qué mirar los subsidios? Porque es el costo en que se incurre para tener bienes o servicios “baratos para todos”. No crea que ve gratis Fútbol para Todos, alguien paga, y lo hace con sus impuestos. Los subsidios los paga el Gobierno con el producido de los impuestos que recauda, con los cual los gobernantes deben explicitar cómo van a utilizar los impuestos pagados por las familias y las empresas, pues se puede asignar los mismos a otra asignación más loable.
Conclusión. Los US$ 12.216 millones en subsidios de 2010 se pagaron directamente por medio de los impuestos. El mecanismo no tiene secretos; el usuario paga los servicios baratos con la boleta o el boleto de transporte. La diferencia la paga el Gobierno con los impuestos que le cobró.
Dado que la presión tributaria en la Argentina está en su máximo histórico es difícil pensar que será posible subir tasas impositivas y/o ampliar bases para recaudar mayores fondos para pagar los subsidios crecientes. Excepto que se utilice el impuesto inflacionario para pagar los mismos, con lo cual el usuario pagará los servicios baratos con la boleta y el resto será con la caída del salario real. En tal caso tenemos otro nuevo programa: “Inflación para Todos”.