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el futuro de los estados unidos

Hillary y Geithner fijan el rumbo de Obama

La casi segura designación de Hillary Clinton como secretaria de Estado, acompañada del nombramiento todavía más importante de Timothy Geithner como titular del Departamento del Tesoro, mostraría en forma irrevocable la orientación general del gobierno del presidente Barack Obama.

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La casi segura designación de Hillary Clinton como secretaria de Estado, acompañada del nombramiento todavía más importante de Timothy Geithner como titular del Departamento del Tesoro, mostraría en forma irrevocable la orientación general del gobierno del presidente Barack Obama.

Hillary triunfó en el voto popular en las primarias demócratas, con más de 18 millones de sufragios; se impuso a Barak Obama con el respaldo de los trabajadores blancos, industriales y de servicio, que votaron por ella dos a uno en los grandes estados del Medio Oeste norteamericano, encabezados por Ohio y Pennsylvania.

La ventaja de Obama, que en definitiva le otorgaría la nominación presidencial, la obtuvo en los convencionales del partido, sobre todo a través de los “caucus” (colegios electorales voluntarios), en los que desarrollaron su enorme peso logístico financiero y electoral las organizaciones sindicales, ante todo del sector público. A partir de ese mayor número de convencionales, los “superdelegados” demócratas (funcionarios del partido) decidieron la nominación del primer candidato afroamericano a la presidencia de Estados Unidos,.

Fue el voto de los trabajadores blancos, industriales y de servicios –que votaron en contra de Obama y a favor de Hillary por dos a uno– lo que decidió el triunfo del demócrata el 4 de noviembre.

Otorgarle a Clinton el segundo cargo de importancia institucional en Estados Unidos, por encima del vicepresidente, es un reconocimiento de Obama a este hecho decisivo, de características históricas. Pero más importante es la designación de Geithner como secretario del Tesoro.

Geithner integra el núcleo de funcionarios de Bill Clinton, junto con Robert Rubin y Lawrence Summers, que enfrentó y resolvió en la década del noventa la serie sucesivas de crisis financieras internacionales, que comenzó en Mexico (1993) y siguió en Asia (Tailandia, 1997), Rusia (1998) y Brasil (1999). Lo decisivo es que Geithner fue uno de los impulsores fundamentales del Nafta (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), que integró en forma irreversible las economías de Estados Unidos, México y Canadá.

Geithner es uno de los tres grandes funcionarios que enfrentan en este momento la crisis financiera en Estados Unidos, transformada en global. Los otros dos son Henry Paulson, secretario del Tesoro, y Ben S. Bernanke, titular de la Reserva Federal. Geithner es la continuidad plena de la política Paulson-Bernanke para enfrentar la crisis financiera.
Esta semana, Geithner dijo ante el Congreso de Estados Unidos que la necesidad de revisar y profundizar la regulación financiera “no debe hacer olvidar que los cambios en el sistema financiero internacional en su conjunto, en los últimos veinte años, han sido beneficiosos para la eficiencia del mercado”.

Obama también haría público, con los nombramientos de Clinton y Geithner, la designación del general James Jones como asesor de seguridad. Jones es un ex jefe del Cuerpo de Marines y ha sido comandante de las fuerzas de la OTAN. Lo más importante es que este profesional apolítico, que no manifestó su apoyo a Obama en la campaña, ha estado y está vinculado, por una larga trayectoria común en Washington, con McCain.

La designación del general Jones puede ser el preámbulo para la confirmación de Robert Gates como secretario de Defensa. Se trata del hombre que impulsó el fortalecimiento de la presencia militar norteamericana en Irak, al servicio de una nueva estrategia de seguridad (“surge”), ejecutada por el general David Petraus, actual titular del Comando Central del Pentágono, y como tal responsable no sólo del teatro de operaciones irakí, sino también de Afganistán.

Las nominaciones de Clinton, Geithner y Gates, en el caso de hacerse efectivas esta semana, indicarían que el rumbo del gobierno de Obama, que asumirá el 20 de enero, sería inequívoco: Obama habría optado por el sector globalizador, favorecedor del libre mercado y de la extensión de los acuerdos del libre comercio, sobre la corriente proteccionista de los demócratas, cuyo núcleo son las organizaciones sindicales (AFL/CIO), sobre todo de los empleados públicos, y las corrientes que controlan el Congreso, en especial la Cámara Baja, como la diputada Nancy Pelossi.

Las designaciones del gabinete de Obama fijan la orientación del gobierno de Estados Unidos en los próximos cuatro años. Es una información de importancia mundial.