COLUMNISTAS
euforia y drama (financieros)

Humo emergente

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Un economista de los más influyentes de la Argentina estuvo en las últimas horas en Nueva York en el despacho de un capo de un fondo de inversión que mueve más de $ 1.000 millones. Le llamó la atención la decoración del despacho, tanto que la fotografió: una imagen de Alan Greenspan, el ex titular de la Reserva Federal de Estados Unidos, y a sus costados, un retrato de Lula y uno de Cristina Kirchner. “Nunca gané tanta plata como con ellos”, explicó.

La historia de la Argentina haciéndoles embolsar fortunas a los financistas de Manhattan no es nueva, pero esta semana sumó otro capítulo de esos que quedan para siempre: el Gobierno pidió prestados US$ 2.750 millones y se los dieron a cien años a una tasa del 7,90%. Hubo entusiasmo en la Casa Rosada, pero sobre todo hubo euforia en los bancos que participaron de la operación, el HSBC y el Citigroup, secundados por el Nomura y el Santander. El de las cuatro letras dio el zarpazo tras esta colocación y desbancó al JP Morgan como el principal agente financiero de la era Macri, con US$ 3.384,79 millones ubicados para gobiernos y empresas. Detrás quedó el Citi (con US$ 3.310 millones) y tercero se acomodó el banco que lleva el nombre del pionero de Wall Street, John Pierpont Morgan, con US$ 2.330 millones.

Para el mundo financiero, la Argentina es una fiesta. “Nos llamaban fondos de inversión muy interesados en prestarle a cien años a la Argentina”, cuentan en uno de los bancos que le empaquetaron el crédito al Gobierno.  Un 70% de los dólares lo pusieron aseguradoras y fondos de pensión, y el resto, hedge funds en busca de ganancias más rápidas.

Gatilos. Por eso, la decisión 24 horas después del comité directivo del índice de Morgan Stanley de dejar al país otro año más etiquetado como “de frontera” y no incluirlo como “emergente” parece más humo aprovechado por algunos, que un impacto nuevo sobre la Argentina. De hecho, rápidamente su efecto se diluyó en las variables que siguen los operadores  de la City a través de aplicaciones en el celular.

El “drama” del cambio de estatus sólo resume el último razonamiento patea-inversiones de moda: “Hay que ver qué pasa con Cristina en las elecciones legislativas”. Esa es la versión 2017 de un hit conocido, que viene del “hay que ver si no hay re-reelección” de 2013 y del “hay que ver quién gana” de 2015, y más tarde del “hay que arreglar con los holdouts” del año pasado.

Oportunidades.
Y además, el mundo está difícil para conseguir nuevas inversiones y expandir los negocios, aun en los sectores más impulsados por la Casa Rosada, como el de los vuelos low cost, que se pueden encontrar con obstáculos impensados.
Si no, que lo diga Carlos Colunga, el ex piloto de Franco Macri que está al frente de la expansión de la aerolínea Avianca (ex Macair) que empieza a volar el 11 de julio y que ya inundó las tandas con avisos de vuelos a Cuba. Si bien arrancará a operar con 12 aviones, su plan original era tener el doble, por eso se los había encargado ya a Boeing. Pero la demora en sus proyectos por las denuncias de presuntos conflictos de interés, luego desestimadas, lo hicieron perder las otras 12 aeronaves: se las arrebató Irán, que es un pacman en el mercado aercomercial que suma aeronaves ante el temor de un eventual bloqueo de Trump.

En ese contexto, el ex titular de la Unión Industrial Argentina Héctor Méndez, devenido en empresario de la telefonía, puede aportar un anuncio en momentos de ajuste sobre todo en zonas como Tierra del Fuego. Ex hombre del plástico, sumará a su producción de Alcatel en la isla la llegada de un jugador de marca demodé: empezará a hacer dispositivos BlackBerry.