Llegamos a Londres para hablar de antologías poéticas con el poeta Daniel Samoilovich. Habíamos aterrizado en el momento temido: descubrir que estábamos ante el fin de hombres y mujeres de grandes ideas.
Del aeropuerto al funeral de Alan Sillitoe, escritor, autor de ese fabuloso cuento, La soledad del corredor de fondo, muerto de cáncer el 25 de abril, a los 82 años. Fue el último sobreviviente de la generación de jóvenes iracundos de los años 50. En la pequeña concurrencia en el crematorio de Golders Green se comentó que habíamos perdido un hombre de ideas. Ahí nomás murió en Portugal el irlandés Fred Halliday, de cáncer, el 26 de abril, a los 64 años. Nunca pensé que los amigos se irían pronto. Gran analista de política internacional, profesor de London School of Economics, hombre hábil en siete idiomas.
Apenas tres días antes, el 23 de abril, había muerto el poeta y escritor inglés Peter Porter, a los 81 años. En las reuniones de página en la redacción sugería un tema a tratar y lo desarrollaba. Alguien decía: “Pero, Peter, únicamente tú sabes de esas cosas”. Conocí a Penélope Hughes-Hallett, fallecida el 1º de abril a los 81 años, como escritora, a una edad cuando no había rastros de su celebrada belleza de la juventud perdida. Debatíamos esas cosas inconsecuentes de las comisiones de escritores.
Antes, el 21 de marzo, había fallecido, a los 83 años, Lady Susana Walton, viuda del formidable compositor William Walton (1902-1983), jardinera ella por pasión, nacida en Buenos Aires como Susana Valeria Rosa María Gil Passo, el 30 de agosto de 1926. Nadie me avisó. La gran oratoria política inglesa calló con la muerte de Michael Foot, 96 años, 3 de marzo. Socialista, jefe del laborismo inglés al que estuve afiliado siempre, hasta que incitó a Margaret Thatcher a mandar la flota a Malvinas en 1982. Ahora leo que la actriz Lynn Redgrave, de 67 años, murió el 2 de mayo. No inspiró ideas, era la hermana ignorada de la familia Redgrave, pero todos la recordamos por su película Georgy girl (1966), nominada para el Oscar. Esta nota parece un catálogo de vacíos. Qué horrible perder tantas ideas.
*Desde Londres. Ombudsman de PERFIL.
