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Antídoto contra el neoliberalismo

Inseguridad: la respuesta es la renta básica y universal

Una propuesta para recuperar el principio de la igualdad republicana como única alternativa a la inseguridad y la inestabilidad política.

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Mucho y poco. Es imprescindible para la democracia resolver la inequidad social. | Cedoc

David Casassas es profesor de economía de la Universidad de Barcelona, miembro del comité de redacción de Sin Permiso e integra El Observatorio de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Publicó recientemente Libertad incondicional. La renta básica en la revolución democrática (Paidos 2018). Es un texto delicioso que responde, de manera sólida, a la pregunta que atraviesa a estos tiempos: ¿cómo suturar la fractura de las sociedades que obtura el despliegue de la democracia?

Desde una perspectiva republicana, Casassas recupera el concepto de libertad propio de esa mirada que, a diferencia del liberalismo, sostiene que la libertad es algo más que la igualdad formal ante la ley, ya que su pleno ejercicio requiere un sustrato material mínimo.

En ese sentido, define a la renta básica como una prestación monetaria de las instituciones públicas para todo ciudadano en tanto tal y atada a tres principios. El de individualidad: lo reciben las personas y no los hogares. El de universalidad: es para toda la población. El de incondicionalidad: se recibe más allá de cualquier otro ingreso. Apunta a garantizar la dignidad de todo sujeto por el solo hecho de ser sujeto. De acuerdo con Casassas, es el único camino para recuperar el pacto social que siguió a la Segunda Guerra Mundial y que se disolvió a partir del paradigma neoliberal y de la fase financiera del capitalismo. Fue el momento de mayor bienestar global.

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Es el único camino para recuperar el pacto social que siguió a la Segunda Guerra Mundial y que se disolvió a partir del paradigma neoliberal y de la fase financiera del capitalismo

 

El texto es particularmente pertinente y significativo para América Latina; en particular, porque los estragos de las reformas neoliberales implantadas desde los años ’90 del siglo XX dislocaron nuestras sociedades y destruyeron los lazos sociales que cimentaban la chance de organizar la vida en común, en clave de la apuesta democrática. El continente se ve amenazado por perspectivas que, a caballo de algunos nuevos-viejos demonios como “el inmigrante”, “el delincuente”, “el vago”, apuestan al encierro de los que se “cayeron” de la sociedad o a su lisa y llana eliminación.

La propuesta de Casassas está anclada en suministrar un ingreso “de la cuna a la tumba” para garantizar la dignidad de la persona humana, como condición de posibilidad de asegurar una noción de trabajo, que trasciende al trabajo asalariado y que se vincula con subjetividades compatibles con nuevas energías sociales capaces de alojar una “buena vida” en términos de Aristóteles. Constituye una obra de lectura casi obligatoria para todos aquellos que pensamos que la única alternativa a la inseguridad y a la inestabilidad política se relaciona con más y no menos derechos pues, en definitiva, la igualdad republicana reclama discutir la distribución del ingreso como el primer escalón para perseguir el horizonte inacabado de la democracia.