COLUMNISTAS
diagnóstico vs. acción

Interpretar o transformar

Cada capa de la formación social argentina precisa de políticas específicas. No hay una regla única.

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Marxdemia. | Pablo Temes

Existe una comunicación y un diálogo imaginario e interesante entre el autor y los comentaristas de las notas en PERFIL.

Hablar. Los comentarios se pueden clasificar en cuatro tipos. El primero (minoritario) va rondando el agravio, muchas veces independiente de los contenidos y que no vale la pena analizar. El segundo tipo de comentarios hace mención a un fenómeno muy interesante: la creencia que quien escribe responde a intereses ocultos o no tanto: corporaciones, políticos o los dueños de los medios. Esta idea a veces con tonalidad conspirativa se ha ido extendiendo a todos los ámbitos (por ejemplo, el docente o el científico) al punto que todo conocimiento se ha transformado en una especie de fake news. Quizás sea una cuestión de fe para quienes sospechan de todos, pero la libertad para elegir temáticas y publicar aquí es total. Un tercer formato de comentario, quizás el más relevante, discute las ideas presentadas, acuerda con algunas partes, critica otras y genera un diálogo fructífero que se debería poder trasladar a otros formatos de interacción.

Sin embargo, hay un cuarto tipo de comentario que es muy interesante porque son lectores que se han hartado de los diagnósticos: Quienes plantean esto se han aburrido de los análisis y piden alguna forma de acción. Es probable que esta idea se emparente con la famosa tesis 11 de Karl Marx en sus Tesis sobre Feuerbach: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. De alguna forma la famosa frase de Marx planteaba el fin de la filosofía, el materialismo histórico (su doctrina) impulsaba a la acción política (y a las revoluciones).

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División del trabajo. Pero hoy en día la tarea de llevar adelante transformaciones es específica de los políticos que lucharían para llevar adelante su visión de país “tomando el Estado” para ello. Se supone que los políticos plantean estas visiones a la sociedad y disputan electoralmente dos poderes del Estado (Ejecutivo y Legislativo), mientras que el tercer poder (Judicial) los procede y los continúa. (Una pregunta al paso es qué ciudadano argentino conoce el nombre de tres diputados nacionales, o el del presidente del consejo deliberante de su ciudad)

Por su parte, los cargos en la Justicia se asumen por vía indirecta y son inamovibles. Curiosamente esta fue la forma de ataque elegida por Cristina Kirchner en la audiencia por la causa del dólar futuro cuando planteó que los políticos son votados cada dos años, mientras que los jueces no. Cristina da en el blanco de algo, la forma tradicional de pensar la división de poderes propia de la democracia liberal está cuestionada desde diversos lugares, y basados en dos planteos antagónicos: 1) la política está limitada por una justicia conservadora que funciona en comunión con poderes fácticos (doctrina de Lawfare, neopopulismos) y 2) los políticos se han convertido en una casta que defienden sus intereses propios, sin una idea acabada de patria (neonacionalismos).

¿Qué es analizar? Volviendo al tema inicial, para no sacarle el brazo a la jeringa quienes realizamos análisis político observamos a los actores, (oficialismo, oposición, gremialistas, dirigentes empresariales, etc.) y a la sociedad en sus diferentes aspectos con sus elementos centrales y transversales (política, economía, aspectos sociales, culturales, internacionales, etc.). Se trata de entender su dinámica de funcionamiento, consensos y conflictos, temas irresueltos.

Sin embargo, observar e interpretar (como criticaba Marx a los filósofos) no impide que se puedan sacar algunas conclusiones, y hasta se puede parafrasear a Cristina Kirchner: La Argentina tal como está funcionando no funciona. Treinta y cinco años de programas y ayudas sociales comenzando con la Caja PAN de Raúl Alfonsín no han sacado de la pobreza a nadie. Por el contrario, el término técnico de indigencia estructural significa que hay gente que no sólo no tiene para cubrir sus necesidades básicas, sino que transitan por la vida como muertos en vida. Son situaciones no sólo de vulnerabilidad sino de humillación. Y no es un tema que no se haya tratado insistentemente en estas páginas. Quizás el caso de la niña M signifique un cachetazo para parte de la sociedad, pero en el instante que se comienza a emplear el caso políticamente, se olvidan las causas profundas de un problema que aumenta cada día.

Disoluciones. Argentina es una formación social capitalista, esto significa que conviven en las propias fronteras distintos modos de acumulación/reproducción.

Un sector de avanzada lo constituye el agropecuario/minero que es competitivo en el mercado mundial en base a los productos primarios y algunos de mínima elaboración como el aceite. Son quienes traen los dólares y quienes van a tener que seguir aportando en mayor medida que otros sectores.

Un sector de empresas grandes, la mayoría multinacionales proveedoras de la mayoría de los productos de consumos masivos y servicios, suelen ser eficientes, con capacidad para cartelizarse así como negociar con sus proveedores.

Un sector de empresas pequeñas y medianas, desperdigado en general es poco eficiente, sostenido más por el ingenio (caso industria textil) que por el capital, sin capacidad o interés en invertir y sólo pueden vender a un mercado interno hoy devaluado.

Un cuarto mundo son los profesionales también dispersos con ingresos desparejos, muchos con altos estudios y que dependen de su capital social para lograr sus oportunidades laborales (incluyendo los políticos).

Finalmente, el mundo de los desplazados. Son hijos y nietos de personas que en algún momento se desconectaron de la sociedad salarial, muchos provienen de oleadas de migraciones internas, personas que se fueron instalando en las conurbaciones de las grandes ciudades (más cercanas primero a las changas, a los residuos luego), y se ven atrapados en su propia red de marginalidad, fuera de la lógica capitalista de mercado, muchas veces con reglas diferentes a las del Estado, hasta con estructuras de mando propio (los estados paralelos) como vemos hoy en Rosario.  

Cada capa de la formación social argentina precisa de políticas específicas. Difícilmente se pueda encontrar una regla única (monetarismo, o proteccionismo) que pueda resolver todos los problemas. Y no es sólo un problema de los analistas políticos.

 

*Sociólogo (@cfdeangelis)