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La rápida marcha de la oposición

El Frente de Todos observa con más preocupación los roces en el PJ bonaerense que la reorganización que está viviendo el macrismo.

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Hacer trampa, Mauricio Macri. | Pablo Temes

Con inusual velocidad la oposición al gobierno nacional se está reorganizando.

¿Hay 2021? Tanta vitalidad opositora es extraña para una elección de medio término. Se puede plantear dos hipótesis al respecto. Por un lado, la boleta Macri-Pichetto obtuvo casi 11 millones de votos en 2019 y la característica particular de este electorado es que está más unido que nunca contra el peronismo, y para este año este nutrido grupo electoral no sabe a exactamente quién va a votar, pero sí a quién no.

Por otro lado, la alianza del Frente de Todos estará dando ventajas, no exactamente por el Sarlo Affaire sino porque no se está poniendo en marcha la economía a los niveles que se necesitarían. Este hecho combinado con la alta inflación resulta letal para los sectores asalariados, y pequeños comerciantes que ven que el poder de compra de sus ingresos se ha enflaquecido. En este marco, las fichas estarían puestas en el “alivio fiscal” del proyecto de cambios del impuesto a las ganancias de la cuarta categoría, pero habrá que ver si es suficiente para reactivar el desánimo de parte del electorado que votó al FdT. No obstante, el proyecto no considera a los autónomos, patos de la boda fiscal.

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Vacas flacas. La caída del PBI del año 2020 fue del 10,2% a causa de la pandemia del coronavirus y se puede comprender en el marco internacional. Pero el año anterior ya había caído el 2,1% y a su vez en 2018 se había derrumbado el 2,6%. Es decir, son tres años que acumulan caídas. Si el PBI era cien en 2017 ahora es 85,7, mientras que la población mantuvo su crecimiento vegetativo. Claro que durante 2018 y 2019 gobernó Macri, pero los efectos se perciben en los hogares en el aquí y ahora y se produce el dilema comunicacional sobre cómo explicar el fenómeno, en un gobierno que no tiene mayor interés en profesionalizar su relación con la sociedad.

Las voces más optimistas esperan para este año un crecimiento del 7%, pero será necesario ver qué sectores se recompondrán. Se sabe que cada crisis del capitalismo fortalece a los sectores de mayor productividad, dejando al costado a los menos eficientes. Para que sea claro, hay que ver en qué medida la renta que por ejemplo tomó Mercado Libre durante el año pasado con su crecimiento exponencial de las ventas por internet vuelve al comerciante de barrio, muchos de los cuales no tuvieron más remedio que cerrar.

¿Podrá Don José recomponer su (pequeño) capital productivo para poner en marcha nuevamente su comercio? La experiencia de los años 90 cuando emergieron los hipermercados sugiere que no. En una sociedad que crece con vitalidad todos los sectores económicos deberían poder convivir en un marco de competencia y servicios al cliente, cosa que en Argentina no pasa.

Economía o sociedad. El problema económico es leído por el abanico opositor como una oportunidad, elemento estructural sobre que se superpone a la subjetividad que genera las diferencias dentro del Frente de Todos, ya sea por las relaciones entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández, la pregunta sobre quién tiene el mayor poder en el gobierno, los debates sobre el funcionamiento de los funcionarios, y la sorprendente postergación en el tiempo del reemplazo de la ministra de Justicia. Todas estas señales marcan muchas dudas entre quienes votaron al FdT principalmente contra Macri. Se puede discutir la magnitud de ese sufragio no cristinista (quizás del orden del 8 al 10%), pero nadie duda que si Cristina hubiera calculado que tenía los votos para ganarle a Macri un mano a mano en ballotage Alberto Fernández no hubiera sido su oportunidad.

Libros para todos. Lo curioso es que la oposición hoy parece más enfocada en disputarse el voto de Juntos por el Cambio antes que desafiar al oficialismo. La lucha principal dentro del (¿ex?) macrismo la protagonizan Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Pero el Jefe de Gobierno porteño tiene por delante más de 900 días de gobierno no exentos de contratiempos. La fallida vacunación del Luna Park puede ser una señal de que hay una relajación en su equipo, además si nadie pagó el costo político de ese error, lo tendrá que amortizar en forma personal. Es obvio que Bullrich no tiene hoy por hoy ninguna responsabilidad gubernamental y puede presentar su libro en todo el país opinando sobre todas las cuestiones. En paralelo el Auditor General de la Nación Miguel Ángel Pichetto arma su espacio Peronismo Republicano esperando sumar los votos que no agregó en 2019. También Emilio Monzó está preparando su partido para no volver a estar excluido de los procesos de decisiones mientras Mauricio Macri saca Primer Tiempo ya en segunda edición antes de estar en las librerías. Elisa Carrió expresa sus deseos de no abandonar la lucha yendo por la gobernación de la provincia de Buenos Aires y María Eugenia Vidal intenta con su silencio y libro en mano dar el salto presidencial en 2023, aunque Martín Lousteau se anota en esa aventura.

Más a la derecha de la pantalla, el espacio de Espert y Milei hace una alianza con Ricardo López Murphy para participar de unas PASO no confirmadas, pero tampoco eliminadas, sumando otros pequeños partidos que no tienen peso electoral ni espacio de pantalla como sí conserva el ala dura del macrismo.

Excursiones. A pesar de todos sus problemas endógenos y exógenos, estos movimientos no perturban al oficialismo porque no movilizan al votante de FdT que preferiría dar una nueva oportunidad al Gobierno antes de ver triunfar al macrismo. En cambio, en el kirchneperonismo se observa con mayor atención los problemas internos en la provincia de Buenos Aires, con epicentro en los intendentes que ven que toda la solidez de su construcción política se desvanece en el aire a manos de Máximo Kirchner. Algunos que observan su escueto futuro preparan su mochila para excursionar en otras formaciones o preparar la propia. Por eso las declaraciones de Florencio Randazzo hace dos semanas, reverberaron más que mil vacunas bajo la mesa, porque se podría transformar en un imán gigante para capturar a quienes están desilusionados con Alberto Fernández e interpela a los votantes en la gramática peronista, en donde el déficit fiscal no es cuestión de vida o muerte.

*Sociólogo @cfdeangelis