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Invitación a soñar

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Cómo vence en un debate una idea? Con otra que la supere.

Así fue que me enseñaron de pequeño en la escuela, y mis padres en casa. Debatir con argumentos, sin imponerse a la fuerza, porque la argumentación sólida convence, y la fuerza lo único que provoca, es resistencia.

Esta premisa argumentativa no siempre se reproduce en la realidad. Incluso actualmente está siendo debilitada en debates propuestos en ámbitos académicos, espacios por excelencia del desarrollo intelectual en el que las pasiones debieran tener un curso propositivo, matando de a poco la discusión productiva, e imponiendo un enfoque arbitrario y visión parcial, del presente escenario social.

Y si nos remitimos a nuestro entorno cotidiano, en nuestras familias, trabajos o vecindades, veremos cómo la confrontación de ideas se reduce lamentablemente al choque pasional de dos visiones, producto del avivamiento sistemático realizado por sectores del poder, que prefieren a un pueblo fragmentado, antes que una nación unida.

Y en este quiebre de relaciones, nos vamos desgastando como seres sociales que somos, necesitados unos de otros para progresar en armonía y desarrollarnos en paz.

Entonces el avance en común se detiene, para retrotraer los pasos a una subsistencia gris, sin horizontes promisorios de grandeza colectiva.

Una vez más nos quedamos enfrentados en el medio de una puja visceral por el poder. Aquellas piezas que alguna vez formaron parte del todo, se desafían públicamente hasta enfrentarse. Y en el medio nosotros, los ciudadanos de a pie.

Escucho atento los discursos de ambas partes, y por prestarle atención a los mínimos detalles que estos líderes pretenden ocultar, despejo los grandes anuncios que sostienen el relato, para aclarar las verdades.

Y en el encuentro de estas verdades además de tomar postura, me quedo preocupado. No veo más que una arrogancia ostentosa; un desprecio altanero a quien aspire plantarse, y vanas mentiras replicadas hasta el cansancio con el único fin de sostener el discurso fantasioso y virtual, que se instale y les asegure perpetuarse en el poder, a la fuerza y para siempre.

Inexorablemente llegará el tiempo de elegir entre aquellos que revivieron pasadas antinomias, generando de esta forma profundas divisiones sociales; y los que busquen puntos en común que nos encuentre unidos, equilibrando en paz las diferencias, trayendo concordia para todos por igual.

Los invito a imaginar un país donde los niños jueguen en las calles, sin miedo, donde tengan educación, donde los jóvenes tengan oportunidades para desarrollarse y tener un empleo con calidad. Un país donde todos nos encontremos unidos. Donde nadie tenga que ponerse la camisa de un color para ser tomado en cuenta. Un país con una gran producción nacional y con una inflación controlada, donde los recursos públicos se utilicen de manera responsable y se invierta en áreas que contribuyan al progreso de todos los ciudadanos.

En definitiva los invito a todos, particularmente a los líderes sociales, a argumentar en vez de imponer, sabiendo que, si en vez de dividir multiplicamos, seguro que a este sueño, lo haremos realidad.
 

*Secretario Acción Política. Partido Unión por Todos.