COLUMNISTAS
Defensor de los Lectores

‘Josecito’ y los manipuladores

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Asombro, indignación, desagrado, defraudación es lo que mayoritariamente sentimos los argentinos en esta semana que concluye, tras aquella madrugada de bolsos, fajos, relojes y absurdo en el monasterio de General Rodríguez. Seguramente, así como lo hicieron ayer periodistas, investigadores y comentaristas en este diario, hoy habrá renovados datos y posturas en PERFIL dominguero, de tal modo que no tiene mucho sentido que este ombudsman ocupe más espacio en hablar sobre el tema.
La cuestión que puede interesarles a los lectores, destinatarios de la columna semanal de su defensor, es otra, aunque vinculada con el escándalo y sus consecuencias: de qué manera, por acción, omisión, consciente o inconscientemente, muchos medios –casi todos– manipularon la información para hacerla más impactante o para llevar agua a un molino o a otros. No todos saben que existen numerosos tratados sobre los mecanismos de manipulación, aunque todos hemos sufrido –aquí y en el resto del mundo– sus consecuencias.
Veamos: desde la primera mañana del martes 14, los argentinos fuimos informados, sucesivamente, de las acciones de José López revoleando, guardando y escondiendo bolsos y valijas repletos de plata, relojes y hasta una carabina semiautomática. Primero se dijo que el arma, de calibre 22, era prohibida y de guerra, para días más tarde señalar que simplemente carecía de licencia actualizada; primero se dijo que López había arrojado los bolsos por sobre una defensa perimetral, para más tarde afirmar que su ingreso había sido franqueado por una monja anciana que le sirvió té. Primero se dijo que parecía enloquecido, para luego afirmar que es un cocainómano carente de juicio. Se dijo que López no podía haber consumado sus acciones sin anuencia de su superior, Julio De Vido, ni de la ex presidenta. Se dijo, del otro lado de la “grieta”, que ni el ex ministro ni su jefa sabían nada; y la sorpresa y el asombro también influyeron para que otrora defensores a ultranza del gobierno cerrado el 10 diciembre expresaran hoy, compungidos, que hasta aquí llegó su amor.
En definitiva: acciones manipuladoras que fueron sintetizadas en 2002 por Sylvain Timsit, publicadas en Ayti.net y falsamente atribuidas, aún hoy, al notable Noam Chomsky, quien desmintió no pocas veces su autoría. Timsit elaboró un decálogo con las prácticas más conocidas, de las cuales se eligen ahora las pertinentes en este caso: distracción (Chomsky, en Armas silenciosas para guerras tranquilas: “Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar”); utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión (permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos); estimular al público a ser complaciente con la mediocridad (en el caso López, este punto es esencial para relativizar la profundidad del tema).
Es bueno recordar lo que decía Tato Bores: “La neurona atenta, vermú con papas fritas y ¡good show!”. Es decir que todos –también los lectores de este diario– seamos capaces de separar la paja del trigo, analizar todas las informaciones y los comentarios, darles su justa dimensión y no caer en simplismos generalizadores.
“Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico, como la de una persona de 12 años o menos de edad” (Chomsky, obra citada).

Pacho. Mario O’Donnell envió un correo a este ombudsman y también al Jefe de Redacción del diario y al director periodístico de la editorial. Se lo reproduce textualmente:
“He leído con preocupación el comentario del señor Julio Petrarca a raíz de que un mismo texto de mi autoría apareciera en la sección Opinión de PERFIL y en el Correo del Lector de otro diario.
Aceptando que ha sido un hecho que merece la crítica deseo aclarar que en ninguno de los dos casos fue enviado a las secciones en las que aparecieron, lo que sin duda, por el relieve asignado, ha sido un gesto de  consideración por parte de tan relevantes medios de opinión. El texto tenía como único objetivo hacer público mi apoyo al feriado güemesiano del 17 de junio, de allí su breve extensión. Confirmo la sospecha del señor Petrarca de que fue enviado a otros medios, lo que confirma su intención de mera divulgación.
Entiendo que el reproche está plenamente justificado y acepto ‘el reto con causa’, en la certeza de que me cabe sólo el sincero pedido de disculpas y mi compromiso de rectificación en el futuro”.