Comienzan las clases. Abramos el libro de Historia Nacional. Capítulo "La Argentina es un Caso". Leámos al unísono. Caso Moreno 1811. Caso Baring Brothers. Caso Dorrego. Caso Barranca Yaco. Caso Urquiza. Caso Roca y su matanza. Caso Vasena. Caso Fusilamiento Peones Patagónicos. Caso Década Infame. Caso León Suárez. Caso Aramburu. Caso López Rega. Caso Triunviros Genocidas. Caso Desaparecidos. Caso María Soledad. Caso Amia. Caso Cabezas. Caso Río Tercero. Caso Cavallo. Caso Sobornos Senado. Caso Fassi Lavalle. Caso García Belsunce. Caso Skanska. Caso Bolsa $ Baño Micheli. Caso Veto a Ley de Glaciares. Caso Licitaciones Truchas de De Vido. Caso Indec. Caso Moreno 2011. Caso Tren Bala. Caso Fortuna Kirchner. Caso Tierras Calafate. Caso Barrick Gold. Caso Gioja Silver. Casos de aumentos de pobreza, indigencia, desnutrición infantil (de 1983 a hoy, responsables todos). Y no prosigo porque en algún momento me estrellaré contra mi propio "caso" y me haré añicos.
Va la lista (a vuela pluma ¡falta tanto!) pues ante el desierto tártaro de este 2011 electoral solo puede admitirse como real que nuestro país sufre de ausencia de sí mismo. No autismo (enfermedad) sino desidia (culposa). Lo prueba su adicción al método de aniquilar la posibilidad de que la historia se haga. Cualquier intento de abordarla desde la lógica recuerda al peón que encara el palo enjabonado para ganarse el lechoncito. Ingrese uno por cualquiera de los caminos que el cerebro abre a su razón y verá donde acaba. Sobrados y famosos analistas meten su ojo-lupa en las vísceras del país y siempre terminan mordiéndose la cola. Les sucede lo que a Sísifo: la columna se les cae y deben regresar con ella el siguiente domingo para encontrarse ante el espejo de la anterior. No les pasa solo a los torpes por ídem o a los chantas por ídem. Este dilema encarajina incluso al socrático que mucho quiero y admiro, como es Tomás Abraham. En sus dos últimas entregas, porfiando por zafar, probó salir del laberinto mediante la escalera del análisis ficción. Imposible. No se puede clonar a Lolo porque falta un Lole. Que no lo hay. El 2 Se ahuecó pues quizás se asomó a la sabiduría. Tiene claro como viene la mano de los próximos Casos Alí Babá y prefirió ser eglógico y sencillo y despertarse grillo cada mañana. O darse el gusto al véspero de matear en su moto y palpitar como en "lo profundo de los campos", debajo de la lluvia, "silbaba la perdiz".
Reitero. No analizo. Sospecho. Olisqueo. Intuyo. Puede que mi probada miopía política me impida apreciar las señales de los fareros del condado. Pero salvo anécdotas y tibios futuribles no "descubro" perlas en colegas cuyo trabajo es abrir senda. Los veo estirarse en la calesita de los días pese a que no hay sortija alguna que enganchar. La impotencia reside en su afán de descifrar el Monumental Matete Nacional. Es imposible. Ni aquí, ni en la Luna. Pasa que la Argentina no es país para analizar sino para llorar. Bien podrían reunirse Benjamin, Steiner y el propio Marx y no darían en la tecla. "¿La Argentina? Es el país más "distinto" que conozco" me respondió en radio una colega de The New York Times que recorría el mundo.
La traumática balada del ser nacional está escrita con versos que no riman. Dos siglos renegados (17 y 18), los dos siguientes (19 y 20) surtido de Casos y el flamante 21 con la democracia real violada y escondida debajo de una alfombra. 2011 que no muestra en partidos, partiditos, y escombros de caudillaje, estrategias mayores a las exigidas en un partido de bochas. (O de bowling, pues cada lunes ponen muñecos nuevos y acaban rebotados los viernes) Pero ¿es que para usted no pasa nada? Oh, sí. Cristina gorjea. Alfonsín forcejea. Macri cacarea. Narváez surfea. Lilita flaquea (sic). Scioli tartamudea. Moyano prepotea. Solá otea. ¿Nadie más? Sí, allá voy: Pino avisa. Binner analiza. Juez satiriza y los Saá, qué se yo...,aquí se me duplica el verbo, no sé...
-¡Ajá! , pero... y la gente, el pueblo, la ciudadanía, o como pueda denominarse hoy?
-Ah, "Eso", eso hace la plancha.
* Especial para Perfil.com