COLUMNISTAS
asuntos internos

La deficiencia mental de las mujeres

default
default | Cedoc

Paul Julius Moebius (1853-1907) escribió un libro que lo hizo famoso y del que desde el momento de su edición, en 1900, hasta su muerte, se publicaron ocho ediciones: Sobre la deficiencia mental de las mujeres (Über den physiologischen Schwachsinn des Weibes). No es tarea fácil explicar en qué consiste la deficiencia mental para Moebius. En líneas generales puede decirse que es lo que se encuentra entre la imbecilidad y el estado normal, pero al mismo tiempo a Moebius mismo le resulta muy difícil señalar exactamente el punto que separa la deficiencia mental del estado normal. Para la contextura física tenemos una regla y podemos determinar fácilmente si un cierto número de centímetros entra o no en la norma, pero para las facultades mentales carecemos de una regla: todo se decide arbitrariamente.

En la vida diaria están en uso dos términos contrapuestos: inteligente y estúpido. Es inteligente aquél que es capaz de discernir, es estúpido aquél a quien le falta la facultad de la crítica.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

En la práctica, siempre según Moebius, no puede establecerse una diferencia esencial entre la estupidez y las formas más leves de la deficiencia. No puede alegarse que la estupidez puede ser normal, mientras que la deficiencia mental ya es patológica. Desde un punto de vista estrictamente científico, lo que suele llamarse estupidez puede ser considerado como una anomalía morbosa.

Si consideramos a la estupidez como una variante de la deficiencia, no por eso habremos descartado las dificultades, porque los límites entre lo que es estúpido y lo que es normal siguen sin quedar fijados. Desde cierto punto de vista, concluye Moebius, cada uno de nosotros es en cierto modo un estúpido: éste en la música, aquel en las matemáticas, aquel otro en el aprendizaje de lenguas extranjeras, etcétera.

La deficiencia mental no es otra cosa que una relación, concluye Moebius; un deficiente mental sólo lo es si se lo compara con sus semejantes: “Un esquimal que no sabe contar más que hasta cien, como esquimal no es deficiente, pero lo será comparado con un alemán o un francés.”

Moebius declara que la mujer es entonces mentalmente deficiente en relación al hombre. Y concluye: “La naturaleza, ciertamente, ha sido muy dura con ella.”

Moebius probó esto científicamente. Entrevistó a treinta mujeres de distintas edades y condición social haciéndoles dos preguntas. La primera era esta: “¿Cuántos habitantes tiene la ciudad de Leipzig?” La segunda era esta: “¿Qué distancia, en kilómetros, hay entre Leipzig y Dresden?”. Sólo cinco mujeres (seis, juzgando con indulgencia) dieron una respuesta correcta a la primera pregunta. Sólo una contestó correctamente la segunda.
En diciembre de 1906 Julius Paul Moebius hizo un viaje a Astapovo, Rusia, para conocer personalmente a su admirado León Tolstoi. Pero Tolstoi averiguó de quién se trataba y le hizo saber por un emisario que no pensaba estrechar la mano de semejante idiota. Moebius volvió muy triste a su Leipzig natal y unos meses después expiró.