El proceso electoral que está conduciendo hacia la consagración del próximo presidente está mostrando una enorme volatilidad y capacidad de transformación. No sólo mutan los liderazgos en intención de voto, sino que el mismo proceso interno del sistema político incluye y excluye a sus propios actores. Las encuestas con candidatos ahora ausentes sirven como material de lectura o académico, sobre aquello que pasaba cuando unos y otros estaban, pero ya no para comprender las chances actuales de los candidatos que han confirmado su participación en la aventura presidencial.
Cada intento por comprender la coyuntura se expone a cierto riesgo de quedar viejo al momento mismo que se ejecuta. Mientras terminamos una encuesta y comenzamos a analizarla, el mundo de votantes argentinos, desacoplados de identidades fijas, como la identificación partidaria y hasta de clase social, seguirá haciendo su terrible movimiento. Todos pueden cambiar, todos pueden cambiar hasta el último instante.
En procesos electorales complejos y con amplia incertidumbre, adoptamos en Ipsos la decisión de reemplazar estudios puntuales que cubren sólo algunos días del mes por una mirada constante del movimiento de preferencias hasta el día mismo anterior a la elección. Medir casi sobre la fecha de la votación real puede llegar a aumentar la capacidad de estimación en el 50% y en nuestro país, con un mercado de especialistas en opinión pública realmente admirable, suelen ser todos muy precisos con esa última encuesta y luego criticados con enorme injusticia por la última publicada. La que se publica no siempre es la última, sino la última que se publicó por limitaciones legales injustificadas. Este camino de idas y retornos sobre la decisión del voto es atravesado en general por la difusión de noticias, decisiones de gobierno, declaraciones del oficialismo y la oposición, resultados previos y hasta el protagonismo más fuerte y débil de la Presidenta, por sólo mencionar algunos ejemplos. Nuestra herramienta está pensada para captar el movimiento del electorado, cada vez que alguno de estos acontecimientos ocurre como estímulo posible sobre los votantes. En esta semana, el resultado victorioso del PRO en la ciudad y algunas otras victorias opositoras parecen darle una pequeña luz de ventaja a Macri en el ballottage. Es sólo el ambiente de estos días. Veremos en los venideros si logra objetivarse en preferencias fijas o son sólo movimientos del contexto. Nuestro objetivo es medir el movimiento hasta el final. La mecánica se basa en la construcción de un promedio móvil de intención de voto. El estudio garantiza una base de casos que ronda los 1.000 entrevistados y cuyos integrantes se renuevan diariamente entre 150 y 200 casos diarios. Cada vez que los nuevos ingresan, los más viejos (en general de cinco días atrás) salen de la encuesta. El material tiene como objetivo captar el presente y su actualización diaria. Veremos de qué se trata el “presente” del 9 de agosto, el que probablemente no se parezca a este pasado, que hoy vivimos como presente incierto.
*Sociólogo. Director de Ipsos Mora y Araujo.