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La familia como virus: Wyatt Earp

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Mi amigo Domin Choi me dice: por favor, no escribas sobre el coronavirus. Pero estamos metidos adentro de nuestras casas saliendo para comprar cosas y vemos cómo el mundo se paraliza tal vez sacudido por un virus desconocido que hasta ahora ha sido imparable. Nuestro gobierno aplica medidas paulatinas. Distancia en los colectivos, nada de clases ni de lugares donde se junte gente. Y la industria del entretenimiento que no puede parar –tampoco la farmacéutica y las colas por un poco del alcohol en gel– me regala una película singular: un western que agarro tarde en la noche. 

Es de Lawrence Kasdan y aunque al otro día me tengo que levantar temprano, sus imágenes me capturan. Tal vez porque en el comienzo del western veo a Gene Hackman que va a tener un papel muy corto en la película, pero que cada vez que aparezca la va a romper en pedazos. La película en cuestión se llama Wyatt Earp y –para mi desgracia– dura tres horas. Pero no puedo parar de verla. ¿Por qué? Lo primero que me impacta son las decisiones de guion. Cómo Kasdan decide narrar pequeños tramos dramáticos como si fueran rastis y los va insertando con toda tranquilidad. El film narra la vida Wyatt Earp –protagonizado por Kevin Costner– desde su adolescencia hasta sus últimos días. 

Habla de cómo se forja el carácter de un hombre que al principio es un pan de dios y después se convierte en un punk de dios. Sobre todo cuando se le muere la mujer a la que ama de fiebre tifoidea (¿la habrán programado por esto?). Este hecho sucede al comienzo de la narración. Earp es un personaje famoso en la historia de Estados Unidos. La fotografía, la música, el vestuario y la locaciones son notables. Vemos a un imberbe Bill Puttman y a Dennis Quaid en un papel genial (un jugador que está también enfermo de tuberculosis (¿la habrán programado por esto?). La historia empieza en la casa materna de Wyatt Earp donde su padre (Gene Hackman) en torno a la mesa familiar (ese primer esbozo de taller literario que existe) les dice a sus hijos que lo “único importante es la sangre”. Wyatt va a empezar un largo recorrido repleto de muchas subtramas que empiezan y terminan o se diluyen. La crítica supo ser intolerante con la lentitud de la película, pero a mí me parece su fortaleza central. Estamos en cuarentena, no se puede ir a ningún lado, miremos un western que nunca termina. 

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Esta idea de la sangre, que es una reivindicación de la familia nuclear, va a llevar a todos a la ruina, menos a Earp, que parece immune a los disparos que le tiran desde distancias inverosímiles. Los hermanos de Wyatt y sus mujeres, lo siguen al macho alfa por donde vaya –un poco como pasaba con Maradona– ya que este les consigue trabajo a todos. Pero en un momento surge una crisis. Las mujeres no quieren seguir todos juntos, quieren que sus maridos se independicen. Lo cuestionan al bueno de Wyatt. Pero los hermanos no las escuchan y siguen al lobo. Wyatt ya se ha convertido por múltiples sucesos en un hombre frío cuyo único interés es mantener a la familia unida siguiendo el mensaje de su padre: “Lo único importante es la sangre”. En un momento Wyatt y sus tres hermanos son alguaciles de un poblado y entran en conflicto con una banda. Hay tiros a granel. Y muere un hermano y otro queda lisiado. Las cuñadas se lo quieren comer a Wyatt. Pero él organiza una expedición para vengarse de los que mataron a su hermano y mutilaron a otro. A esta familia original se le suma el personaje interpretado por Dennis Quaid, quien se convierte en un familiar que no está avalado por la sangre. Pero que está a la altura de las circunstancias ya tiene un lugar en el corazón polar de Wyatt Earp. Hay una escena hermosa en dónde Quaid tose y Wyatt le dice que tiene que ir a curarse a las montañas de Colorado. Y él le dice: “Solo si vos me llevás”. Wyatt va a encontrar a los que mataron a su hermano y los va a liquidar a todos. Pero su familia queda diezmada. Solo él que creyó en lo que hacía se salva y termina viajando hacia tierras salvajes con una nueva esposa. 

La película parece afirmar que la familia es un virus, y que si no te independizás, si no generás defensas contra los mandatos, te va a terminar matando.