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La otra curva

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Desafío. Los comercios luchan por sostenerse en esta emergencia. | AFP

Hay frases que los especialistas comparten con el resto de la población y que luego se van permeando al uso diario. Es el caso de la terminología estadística de “aplanar la curva”, utilizada por los epidemiólogos para explicar en cualquier programa de TV que quiera divulgar consejos para revalorizar la cuarentena, ya tiene vida propia. Tanto que es la referencia de los gobiernos provinciales para seleccionar el descongelamiento sectorial y hasta de liberar zonas del flagelo del virus.

Luego de tantas conversaciones y debates, hay ciertos consensos en los analistas a los que el Gobierno les pide consejo. Uno es que estirar las medidas restrictivas de distanciamiento es necesario para el “aplanamiento”, y otro es que en sí misma es necesaria pero insuficiente. Otra cuestión que abordan estudiosos de la problemática social es que el repentino cambio de paradigma de vinculación social se trasladó al ámbito familiar, de consumo y también de trabajo sin tiempo para la preparación ni la advertencia previa. Se hizo camino al andar y también se cimentó un cambio cultural que emergerá luego de la pandemia. Ha surgido una nueva demanda por aspectos sanitarios y preventivos, de infraestructura hospitalaria y educativa, de seguridad social para cuentapropistas y autónomos que antes se subvaloraban.

También cuando la consulta se traslada a los economistas, aunque sin la formalidad ni visibilidad de los sanitaristas, contestan que el bache de actividad debe ser financiado de alguna manera por el Estado para no dejar caer a sectores enteros. Es una apuesta de futuro más que de presente: a medida que a la actividad vaya retomando su paulatina normalidad, la estructura productiva y la cadena de valor estarán de pie para volver a niveles previos a la pandemia.

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Pero el gran desafío está en conjugar entre unos y otros de qué manera se financiará el nuevo escenario de demandas que implican un cambio cualitativo y un salto cuantitativo en los recursos hasta ahora asignados. Allí la discusión se cruza con la coyuntura, a veces esclava de los atajos del debate político y del juego para la tribuna. Independientemente del acuerdo final que el equipo de negociadores del ministro Guzmán alcance (o rechace), no cambiará la ecuación en este punto en el mediano plazo. Argentina supo construir un baluarte para el crédito voluntario y solo podrá recibir fondos de organismos internacionales, generalmente dedicados a programas de asistencia y de infraestructura. El crédito interno voluntario está agotado, una vez reperfilados los vencimientos del año pasado y este. La presión tributaria promedio no es de las más altas del planeta, pero sí presenta una notable disparidad entre los que pagan y los que no. La economía en blanco está sometida a tasas que llegan al 50% de lo que producen pues deben sumar, además de los 163 impuestos del ámbito nacional, provincial y municipal, los que se discutan por crearse para amortiguar los efectos de la cuarentena obligatoria. Hasta ahora, el único insumo para la financiación de emergencia es la emisión monetaria, que creció en el último trimestre mucho más que la tasa de inflación. La recesión y la fragmentación de la oferta en el mercado de bienes hacen que no se traslade automáticamente al nivel de precios y tenga un retraso en un mecanismo que en otra circunstancia hubiera sido inmediato. Pero sí se vuelca a aquellos “productos” que no están alcanzados por las regulaciones: alimentos frescos, algunos ítems de cuidado personal y, cuándo no, el dólar en su versión “libre”.

Kurt Lewin (1890-1947), un psicólogo y filósofo alemán de origen polaco y que desarrolló su actividad en Estados Unidos, decía que no hay nada más práctico que una buena teoría. ¿Habrá llegado el momento en que también el aspecto económico de la pospandemia pueda discutirse con seriedad, teniendo en cuenta las necesidades que surgirán en la normalidad y asumiendo las restricciones con las que ya contamos?

En esta curva, también, cuanto más se tarde en dar respuestas, más víctimas habrá que lamentar.