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La otra izquierda

Spiked arremete contra el Black Lives Matter, en cuyo nombre se demuelen estatuas y se suprimen películas.

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| Cedoc

David P. Baugh es un abogado negro, especializado en la libertad de expresión garantizada por la Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos. En 1998 decidió defender a un miembro del Ku Klux Klan acusado de quemar una cruz en el Estado de Virginia, donde rige una ley por la cual esa práctica tradicional de la organización racista constituye una presunción de la intención de intimidar a los afroamericanos. Baugh defendió a Black (después de varias apelaciones, la Corte Suprema le dio la razón) aduciendo que la Constitución impide que la libertad de expresión sea cercenada de ninguna manera y hacer presunciones sobre sus consecuencias es una de ellas. Me encontré con el nombre de Baugh en un libro de Mick Hume llamado Trigger Warning: Is the Fear of Being Offensive Killing Free Speech?, que invita a defender la libertad contra la censura que pesa sobre quienes ofenden potencialmente a algún grupo social. Mick Hume cita a Orwell: “Si la libertad tiene algún significado, es el derecho de decirle a la gente lo que no quiere escuchar”. Y eso incluye, insiste Hume, el derecho a ofenderla. En el prólogo se ocupa de la masacre perpetrada contra los redactores de la revista Charlie Hebdo, sobre la que el papa Bergoglio y el Partido Comunista Chino coincidieron, al equiparar el asesinato con la caricatura. Casi todos los políticos mundiales y los líderes de opinión pusieron algún tipo de reparo a la condena de la masacre, con frases que invariablemente repetían: “Es condenable, pero...”. Esos “peros” en nombre de la responsabilidad, dice Hume, son la base de una ofensiva que va reduciendo la libertad de palabra a la libertad bajo palabra, que depende del buen comportamiento y deja así de ser un derecho para convertirse en un privilegio, una excepción que se les otorga a los que piensan igual que quienes la controlan. 

Mick Hume fundó en 1988 la revista Living Marxism, una expresión de la izquierda antiestalinista británica, enemiga de la censura y del abuso de los ciudadanos por parte del Estado. Este rarísimo marxismo libertario se trasladó luego a una publicación online llamada Spiked, dirigida por Brendan O’Neill y en la que Hume participa. Vale la pena entrar en Wikipedia y consultar las entradas sobre Living Marxism, Spiked o Hume: todas han sido intervenidas por sus enemigos, cuyos ataques se citan profusamente. Es otra muestra de que el estalinismo de la corrección política, basado en el consenso obligatorio y la exclusión de los herejes, es particularmente hostil al pensamiento independiente. Por su parte, en estos días, Spiked arremete contra el Black Lives Matter, en cuyo nombre se demuelen estatuas, se suprimen películas y se practican purgas en las instituciones. El lema Silence is violence, sostiene O’Neill, muestra que la represión contra la libertad ha cambiado de fase: de la prohibición de ofender se ha avanzado hacia un nuevo maoísmo que intenta reeducarnos mediante el arrepentimiento público. 

Y todo esto ocurre frente a la pasividad y a la cobardía de los líderes políticos, académicos y periodísticos, que le han agregado a su oportunismo y su ceguera una gestión disparatada de la epidemia de Covid-19, mientras los medios se dedicaban a infundir el terror en nombre de la ciencia. Leer Spiked es encontrar un refugio frente a la locura del mundo.

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