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La política como simulacro

Poco más de diez años después de su edición original vuelve a aparecer la novela que, para muchos, mejor resume (y rezuma) el espíritu de la Argentina durante la década del 90: Vivir afuera, del escritor conocido como Fogwill.

Tomas150
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Poco más de diez años después de su edición original vuelve a aparecer la novela que, para muchos, mejor resume (y rezuma) el espíritu de la Argentina durante la década del 90: Vivir afuera, del escritor conocido como Fogwill. Es algo que sucede con varios de sus libros: aparecen antes en España que en la Argentina, o sólo en España, o por diversos motivos (las peleas de Fogwill con editores y directores editoriales son un apéndice a sus polémicas leyendas) se publican, se venden, nunca se reeditan y con el tiempo se tornan inconseguibles. “Releo y veo que no ha envejecido (...) Pasaron once años de su escritura, los bordes siguen siendo los mismos, aparecieron el paco, el mp3, los planes sociales con sus remunerados líderes emergentes, más shoppings y nuevos modelos para paliar, amurallar, evangelizar o vigilar, y la historia sigue siendo la misma y diciendo lo mismo”, escribe el autor en el prólogo que acompaña a la nueva edición, antes de agregar, fiel a su estilo: “Fuera de la política y la milicia, no hay imbéciles más soberbios que los escritores”. En estas pocas líneas de presentación figuran muchas de sus obsesiones narrativas: el consumo, las drogas, los mecanismos de control, la militancia política, el fracaso. La novela, claro, también sigue siendo la misma: un violento artefacto que avanza a través de las voces de seis personajes y que funciona como metáfora perfecta de la desintegración social.

Esta reedición aparece (¿por pura casualidad? Con Fogwill, y su pasado de especialista en publicidad y marketing, nunca se sabe) al mismo tiempo que un libro dedicado a analizar tres de sus novelas (Vivir afuera, La experiencia sensible, En otro orden de cosas), firmado por la socióloga y doctora en Literatura Karina Elizabeth Vázquez y titulado Fogwill: realismo y mala conciencia. Para Vázquez, “estas novelas representan el retorno, y la reformulación, del realismo dentro del campo literario argentino a fines de la década del noventa”. Vázquez llega a la conclusión de que Fogwill abre el camino para un nuevo estilo narrativo “que se distancia tanto de la alusión como del realismo mimético practicado hasta mediados de los setenta”. La idea de la ensayista es que durante los largos años de la dictadura, la literatura argentina se replegó (por razones evidentes) hacia un discurso alusivo, indirecto, elíptico, cuya culminación sería Respiración artificial, de Ricardo Piglia; un modelo al que la obra de Fogwill se opondría: “la coyuntura socioeconómica, política y cultural de mediados de los noventa propicia cambios en las elecciones literarias que exhiben una relación menos reticente con la realidad”, afirma Vázquez.

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Es una idea interesante, que corre paralela a la del descubrimiento de una continuidad que vincula los tres libros analizados: esta parte de la novelística de Fogwill (publicada entre 1998 y 2001) es, tal vez, la que mejor desnuda las relaciones existentes entre la dictadura y las políticas económicas y sociales del neoliberalismo argentino. La política de la distracción, el consumo y el confort: la política del espectáculo, o la política como simulacro. Fogwill fue uno de los que mejor narró estos vínculos, a través de su ficción y de sus intervenciones periodísticas. Veremos quiénes serán los que se ocupen de contar el pasado reciente: la larga década que se abre con el triunfo de la Alianza, y se cerrará con los mandatos del matrimonio Kirchner.