La única forma en que la economía mundial puede contraerse en 2008 es que Estados Unidos ingrese en una recesión profunda y prolongada. El motor fundamental que arrastra el crecimiento de la economía mundial (China/Asia-Pacífico) crece en el año dentro de su tendencia de largo plazo: 9,3%, según el FMI, pero su demanda aumenta por encima de ésta, sobre todo la doméstica.
La leve disminución de las exportaciones chinas en el último trimestre de 2007, que hace que el FMI haya disminuido sus previsiones de crecimiento de la República Popular de 10 a 9,3% anual, es resultado de la fuerte desaceleración del mercado norteamericano, cuya expansión pasó de 4,9% en el tercer trimestre a 0,6% en el cuarto. Aun así, China se ha convertido en 2007 en el principal socio comercial de EE.UU., tras dejar atrás a Canadá, con un superávit de 250.000 millones de dólares en la balanza bilateral, el mayor del mundo.
Esta semana, Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, señaló ante el Congreso: “Ahora parece probable que el PBI real no crezca mucho –si es que crece– durante el primer semestre de 2008, e incluso podría contraerse ligeramente”. La posibilidad de una recesión apareció así por primera vez en los términos del titular de la Reserva Federal. Si esta contracción que avizora Bernanke es profunda y prolongada, la locomotora china no podría evitar en 2008 una recesión mundial.
EE.UU. ha tenido 11 fases recesivas desde 1945. Ninguna ha sido inducida por la caída del consumo individual, que representa 70% del PBI. Las recesiones estadounidenses se caracterizan, hasta ahora, por un freno de la actividad empresaria y una caída de la tasa de inversión, provocada por una elevación de las tasas de interés de corto plazo, resuelta por la Reserva Federal para enfrentar un brote inflacionario.
La Reserva Federal bajó tres veces consecutivas las tasas de interés de corto plazo y las llevó hasta 2,25% anual, el nivel más bajo desde 2000. La actividad empresaria no se ha frenado; al contrario, las exportaciones estadounidenses crecieron en 2007 el doble que las importaciones; y la producción del agro, la agroindustria y la minería está en niveles históricos récord. Tampoco ha caído la tasa de inversión doméstica (14% del PBI), que se suma a un flujo de capitales del exterior de 5,5% del producto. El consumo privado fluctúa con un margen menor que los ciclos estadounidenses porque está vinculado, a diferencia de éstos, no a la tasa de inversión o al nivel de las exportaciones, sino al gasto de las unidades familiares (hogares). Por eso, la previsión de la Reserva Federal es que la caída del consumo individual, ya en marcha, es equiparable a la disminución de los precios de los inmuebles (35% en los últimos dos años); y por lo tanto, similar a la percepción efectiva de riqueza de los hogares norteamericanos. Una caída del consumo semejante equivale a 1,25% del PBI. Esta es la disminución que se prevé tendrá el PBI estadounidense en los próximos dos trimestres. Por eso Bernanke habla de una “contracción ligera en el primer semestre de 2008”, con un fortalecimiento de la actividad económica en la segunda mitad del año. El examen del pasado sirve como metáfora histórica para la comprensión del presente, pero enfrentado a lo actual –e intransferible– de poco o nada vale, salvo como aliciente de orden moral.
El dato fundamental de la situación mundial no es el “desacople” de los países emergentes en relación con la desaceleración norteamericana. La integración del mundo emergente –en primer lugar, China/Asia-Pacífico– con el segmento más avanzado de la economía mundial es acelerado y profundo. Lo propio de este momento es que hay otros centros de crecimiento que arrastran el auge del conjunto, más allá de EE.UU. Las principales fuentes del boom de liquidez global que caracteriza a la economía mundial en el primer trimestre de 2008 son los gigantescos superávits de cuenta corriente que distinguen al resto del mundo, que no es EE.UU. La primera y decisiva fuente de esa liquidez es cada vez más el superávit de cuenta corriente chino. Alcanzó los 400.000 millones de dólares en 2007 (11% del PBI), que serían, según el Banco Mundial, 450 billones en 2008 y 500 billones en 2009. Se estima que el superávit chino puede representar el año próximo 75% del déficit de cuenta corriente de EEUU. El momento actual no se caracteriza por la emergencia de otros centros de crecimiento de la economía mundial, más allá de EEUU. Lo que sucede es que hay un auge generalizado que abarca al conjunto del sistema mundial.
El desarrollo capitalista está compuesto por dos movimientos; uno primario, que expresa la tendencia de fondo de la época, que la experiencia histórica indica que dura entre 40 y 60 años, y adquiere la forma de ondas largas. El otro es secundario, y consiste en las constantes y periódicas oscilaciones inherentes al desarrollo capitalista, que corresponden a los diversos ciclos. Lo propio de las fluctuaciones cíclicas dentro de la curva básica de auge del movimiento primario es que sus recesiones son breves y leves, y sus expansiones, extensas y profundas. La expansión de la economía norteamericana entre 1992 y 2000 fue el lapso más prolongado, a la tasa más alta, de la historia de EE.UU. desde que se llevan estadísticas (1854). Es probable, en síntesis, que la recesión que vaticina Bernanke en el primer semestre de 2008 también sea “breve y leve”.