¿Que el virus fue creado en un laboratorio? ¿Que fue por culpa de los murciélagos? ¿Que los chinos tienen la culpa por comer animales?
¿Que fue creado para controlarnos? ¿Para que nos vacunemos todos? ¿Para que los gobiernos o unos pocos controlen el mundo? ¿Para crearnos miedo y angustias? ¿Para eliminar a parte de la población?
¿Qué es la tercera guerra mundial? ¿Que esto sucede en el mundo cada cien años? ¿Que se espera que la tercera parte de la población desaparezca? ¿Que es culpa nuestra por no cuidar el planeta? ¿Que cada tantos años sucede esto para que el planeta se resetee?
Estas y muchas teorías o realidades más aparecen día a día. Todas o casi todas ellas son terribles e imperdonables para y con nuestra especie.
Tal vez todo esto sea parte de una verdad, porque la verdad tiene varias aristas y varias dimensiones.
¿Ante tantas ideas y aseveraciones que pueden creer nuestras mentes, almas y espíritus, qué deberíamos hacer y pensar?
Son muchas preguntas y pocas respuestas.
Hay hechos que todos estamos comprobando:
*Los animales se animan a tomar las ciudades y esto demuestra cuánto nos temen y cómo los mantenemos alejados con nuestras actitudes depredadoras.
*El aire se ha descontaminado en varias ciudades de gran polución.
*El tiempo parece detenido pues tenemos mucho más espacio horario para realizar tareas que antes no podíamos.
*Tenemos más tiempo para dedicarles palabras a nuestros seres queridos, y valorar sus presencias en nuestras vidas, aprovechar este período para compartir esos momentos, que son los más importantes en nuestro recorrido terrestre.
*Podemos intentar retomar sueños, aprender algo usando las ofertas que las tecnologías nos ofrecen.
*Tengo gente conocida que está aprendiendo francés, piano, a pintar, o alguna nueva profesión, cursos online y muchas más opciones.
Pero lo importante es no tener miedo, cuidarnos y tomar todas las medidas necesarias para ello, tratar de sentirnos felices, sin pensar en todas las teorías o verdades posibles de este virus.
Y pensar sobre todos estos eventos y ver cómo podemos desde nuestra pequeña y gran existencia de energía tratar de colaborar para que todos estemos mejor, que podamos reír y sentirnos felices, aunque sepamos que la frase “a todos nos ataca igual este virus” no es cierta, es la frase más falsa que he escuchado.
No somos todos iguales ni tenemos las mismas posibilidades, no es lo mismo vivir con siete personas en una pieza que vivir en una estancia con reservas de comida y todos los artículos necesarios para la supervivencia, pero no importa ahora, la realidad de cada uno es diferente pero la alegría sí es responsabilidad de cada uno, y somos responsables de crearla, de conservarla y de compartirla.
La alegría desplaza al miedo. Y a pesar de creer en cualquiera de las teorías planteadas al principio de esta nota, debemos buscar formas para reír, para sentirnos felices, para generar endorfinas, para alejar el sentimiento de miedo, no solo por nosotros sino por toda la Tierra.
Para tratar desde nuestras posibilidades de cambiar el mundo para que sea algo mejor y más neutral de ahora en adelante, dejando de lado los extremos, no pararnos en las brechas y en cambio elegir siempre los puentes, aprendiendo a convivir y respetar.
La única vacuna que tenemos por ahora es la de sentirnos felices con lo que elijamos hacer o sentir sin descuidarnos.
*Escritora uruguaya.