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La vuelta a fase 1

Volvemos a ella, pese a la lógica kirchnerista que nos hace creer que lo que no se puede nombrar no existe.

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Corona mortal. | Pablo Temes

Para el presidente Alberto Fernández la semana comenzó de una manera y terminó de otra completamente distinta. El pasado martes el primer mandatario había descartado volver a la fase 1 de la cuarentena en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). “No, ahí ya tengo un problema sociológico. La gente no lo resiste”, respondió de forma taxativa al ser consultado en Radio 10 sobre la posibilidad de volver a un cierre total de actividades. Aprovechó el espacio mediático amigo para chicanear a Horacio Rodríguez Larreta y lamentó “el tiempo que han perdido” desde el Gobierno porteño, en la discusión por la presencialidad en las aulas. Alguien debería decirle al Presidente que, en temas delicados, las oscilaciones tan bruscas no solo desconciertan a la gente, sino que dañan su credibilidad.

El punto de quiebre se produjo solo 24 h después, luego de las recomendaciones de los especialistas y de las charlas vía Zoom con los gobernadores. “Nadie controla nada, esperábamos más compromiso de la Ciudad y fueron bastante permisivos. Además los gobernadores expusieron su preocupación por lo que ocurre en sus distritos y dieron el visto bueno para elevar las restricciones pero la verdad es que también hay disgusto con ellos porque nadie quiere hacer el papel de malo. Por eso el Presidente tuvo que tomar el camino más duro”, se quejaron desde la Rosada.

En el anuncio se evitó hablar directamente de fase 1, pero, en esencia, las nuevas medidas van en esa dirección más allá de la lógica kirchnerista que pretende hacernos creer que lo que no se puede nombrar no existe. “Tenemos que pedirles a todas las jurisdicciones que vuelvan a poner los controles”, había dicho Alberto Fernández.

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En su alocución del viernes por la tarde Axel Kicillof, como ya es su costumbre, aprovechó el tiempo para sobreactuar su extremismo y ahondar la grieta. Les pegó directamente a Horacio Rodríguez Larreta y a Mauricio Macri. Desde el Gobierno de la Ciudad agradecen sus esfuerzos: “Es lo único que puede hacer. Cuando las cosas no le salen la única herramienta que le queda es volver a instalar a JXC como el enemigo común. Por eso Horacio nunca le va a responder, sabe que es una estrategia para salir de su propio atolladero. El Conurbano es un descontrol y no tiene ninguna chance de revertir eso”, señalaron con dureza.

La vuelta a fase 1 es consecuencia directa del fracaso del plan de vacunación y de los errores en la negociación de los inóculos llevada adelante por el Gobierno. Santiago Cafiero terminó de reconocer esto último en la entrevista que le concedió ayer a CNN Radio.

Los números de la pandemia en la Argentina son duros: hay alrededor de 3,4 millones de contagiados por covid y más de 72 mil argentinos fallecidos. Como dijo el senador Martín Lousteau, eso equivale, más o menos, a 1.411 tragedias de Once, 371 Cromañón y 111 guerras de Malvinas.

Además de eso, se produjo una caída de 10 puntos del PBI, a lo que hay que agregar que, bien ajustado, el desempleo es del 15% –contabilizando a la gente que ha dejado de buscar trabajo–. La inflación, que sigue su curso imparable, hace que la pobreza suba a niveles estremecedores. Y, por si esto fuera poco, ya han cerrado 23 mil empresas.

La situación de la economía complica día a día la gestión –si es que así se la puede llamar– de Martín Guzmán. Su pérdida de poder no se detiene. Con el transcurrir de los días la efervescencia creada alrededor de la gira europea realizada por el Presidente va sedimentando y, al hacerlo, se ve la pobreza de sus logros. La solución de la deuda está aún lejana. A ese frente externo se le agrega el interno, todo lo cual complica la gestión del ministro de Economía contra quien las críticas se multiplican. A ese abanico de reproches hacen un notable aporte las voces de los sectores del kirchnerismo duro, desde donde parten dardos llenos de inquina. Alguna vez –no hace mucho– Guzmán supo ser un mimado de CFK. Eso ya es historia.

El conflicto desatado con el campo por las exportaciones de carne terminará siendo un boomerang. “El Gobierno necesita bajar el precio del asado en tiempos electorales. Las elecciones de medio término es lo único que tienen en la mira. Si no, no se explica una medida que, más allá del precio actual de la carne, le provoca una pérdida de ingresos en dólares vía exportaciones que no se debería dar el lujo de resignar”, aseguró una fuente del sector. En efecto, la Argentina recibe un ingreso de unos 2.700 millones de dólares al año y el impacto por el cierre de las exportaciones por treinta días podría alcanzar unos US$ 250 millones. Puertas adentro, pelearse con el agro sigue estando en las primeras páginas del manual nac & pop.

Mientras esto ocurre, el kirchnerismo sigue avanzando en pos de lograr sus objetivos. El más importante es el de la suma del poder público. La gran batalla se dará en las elecciones de noviembre venidero. Pero, en el ínterin, Cristina Fernández de Kirchner arremete con fuerza. La nueva ley del Ministerio Público es su próximo objetivo. La aprobación del proyecto en las comisiones de Diputados marca la decisión del oficialismo de avanzar impúdicamente. Hoy no tienen los votos en la Cámara baja para la aprobación del proyecto. Por ello es que los próximos comicios serán clave. En el Gobierno apuestan todo a las vacunas. Las encuestas de varias consultoras están mostrando que, entre quienes recibieron el inóculo, el nivel de aprobación que logra el Gobierno aumenta. No es un dato menor. La oposición debería tomar nota de esta circunstancia.

Por otra parte, el audio que se filtró de la ex presidenta en funciones, preguntando a qué hora cerraba Rapanui, testimonia su desprecio no solo por la votación del proyecto sobre la participación de las mujeres en el sector pesquero, sino también por el valor que para la democracia tiene el rol del Congreso, que no es el de ser un simple validador de los proyectos del Poder Ejecutivo, tal como lo señala la Constitución Nacional que CFK prometió cumplir.

Producción periodística: Santiago Serra.