Escribo estas líneas antes de ver el debut de la Argentina en el Mundial de fútbol. Lo hago ahora por dos razones: la exigencia horaria de mi editor y el hecho de evitar que el resultado del partido, cualquiera fuere, influya en mi visión sobre lo que está pasando en la economía argentina.
Y es que es muy fácil, en la foto de hoy, encontrar los datos favorables que resaltaría ante el buen humor de un triunfo, o los desastres que me surgirían obvios, ante un mal resultado.
Como diría un amigo, puedo escribir para TN y para 6, 7, 8, al mismo tiempo y sin mentir.
Visto desde 6, 7, 8, la economía argentina ha consolidado su recuperación desde el piso de la recesión del primer semestre de 2009, y tanto el sector agrícola como el complejo automotor, los electrodomésticos y, en menor medida, la indumentaria están creciendo a un ritmo de dos dígitos, y muy altos, en algunos casos, desde su piso del año pasado.
Visto también desde 6, 7, 8, la crisis del euro parece estancar a Europa y darles mucha volatilidad a los mercados de capitales, pero no parece replicar el escenario de “fin del mundo” de finales de 2008.
Las monedas regionales se mantienen relativamente fuertes frente al dólar y sólo los sectores locales vinculados al euro y la demanda europea, agroindustria principalmente, sufren la recesión del Viejo Continente y la devaluación de más del 15% del euro contra el peso. Mientras no surgen, todavía, presiones para una suba de la tasa de interés en Estados Unidos.
En síntesis, el mundo se muestra peor que hace unos meses, pero no lo suficientemente peor como para hacer cambiar el escenario base de corto plazo para la economía argentina. 6, 7, 8 diría: el modelo K está más vigente que nunca.
Pero esa propia vigencia del modelo me lleva al lado TN de la realidad. Se ha instalado en la Argentina un escenario de alta inflación y de expectativas de inflación aun más altas, que ni siquiera amainaron con la meseta estacional de este último mes, que presenta una tasa de inflación más moderada.
No sólo eso, sino que, como comentaba la semana pasada aquí, la sociedad argentina está peligrosamente encaminada a aceptar una tasa de inflación de dos dígitos anuales como algo “natural” y a tratar de convivir con ella de alguna manera. Generando una dramática brecha de ingresos entre aquellos que pueden defenderse, relativamente, de esa inflación y aquellos que, claramente, son víctimas del salto inflacionario.
Y eso lo viven de cerca los productores de bienes no durables, que son los más cercanos a la demanda de esos sectores “perdedores”, con la imposibilidad de trasladar a precios sus mayores costos.
También TN resaltaría que un escenario de alta inflación reduce la inversión y exige al Gobierno intentar compensarla con algún “regalo” o subsidio, a costa de fondos de bancos públicos o de la Anses, ya en déficit operativo este año.
También sería para TN destacar que, a medida que crecen las expectativas de inflación con un tipo de cambio nominal evolucionando por debajo de dichas expectativas, también crecen las expectativas de una devaluación mayor en el futuro, incrementando la demanda de dólares del público, como alternativa de ahorro, y obligando a crecientes controles de cambio que, por supuesto, aumentan el valor del tipo de cambio no oficial, presionando, a su vez, en un círculo vicioso, sobre la demanda de dólares, dando lugar, dentro de los límites posibles, a la demora en la liquidación de divisas por parte de los exportadores o, mejor dicho, postergando las ventas de aquellos productores de exportables que pueden hacerlo.
También sería para TN resaltar que la demora en desarmar el perverso mecanismo de subsidios y desaliento a la oferta en el sector energético, mientras se incentiva el derroche de recursos naturales no renovables, con precios alejados de los costos de producción y distribución, nos está llevando a perder el autoabastecimiento y hasta el excedente que alguna vez se tuvo en el sector, junto a la necesidad de racionar energía, cada vez que hace un poco de frío o mucho calor.
Cuando usted lea estas líneas, sabrá si la Selección argentina obtuvo un buen resultado o no. Por lo tanto, si ganamos, lea sólo los párrafos asignados a 6, 7, 8 y si perdimos (espero que no), sólo lea lo de TN. El empate se lo dejo a su criterio.