Entre todo lo que se habla y dice en las últimas semanas sobre el Covid19, con toda la información sobre su marcha triunfal por el mundo, que nos informa a veces y desinforma otras, falta información acerca como lo vivimos las mujeres. ¿Qué riesgos y beneficios nos reporta y cómo enfrentamos esta pandemia? Para salir de la nebulosa informática, con su carga de verdad, mentira e ignorancia, necesitamos otras respuestas.
Las mujeres nos vemos en esta cuarentena forzada, inmersas en un cambio de la vida cotidiana individual, familiar y social. De un día para el otro estamos conviviendo en nuestras casas, madres, padres, hijos y otros familiares y /o amigos “encerrados”. Esto crea una primera situación : el riego de que aparezca o vuelva la violencia de género frente a mujeres y niñas, e incluso niños y adolescentes. Éste no es un riesgo menor en un país donde la violencia contra mujeres y niñas es alta y con tendencia al aumento. La respuesta de las áreas gubernamentales surgió junto a las medidas de cuarentena total a nivel nacional y de CABA, seguidas por algunas provincias, pero no todas. Aún no tenemos las cifras de los casos de vioencia, necesitamos contar con esa información para poder actuar en consecuencia. Exhortamos a las autoridades a difundir datos. Estamos sobresaturados delos nuevos casos y muertes por Covid19 y ni uno solo sobre violencia de género. Llevamos más de una semana en cuarentena total, es tiempo de informar y plantear respuestas. La nota el sábado en Policiales sobre la muerte de una joven al tirarse de un balcón durante una pelea con su novio, que dijo “se suicidó”, es una señal del riesgo. Cuántos casos similares más hay que sin llegar a esto existen e ignoramos. La información es la base de las intervenciones.
Los mayores riesgos que experimentan las mujeres frente al Covid19 no están estudiados. Sabemos que ellas predominan en los servicios de salud, especialmente los públicos. Ejemplo son las fotos el domingo desde la tapa de la nota de Florencia Ballarino sobre los médicos en primera línea pidiendo “Quedate en casa”. L a mayoría muestran más mujeres que varones en servicios públicos de todo el país.
Otro tema que requiere visibilizarse es el de las “cuidadoras” que prestan servicio en casas de familia, como servicio doméstico, niñeras, cuidadoras de discapacitados y otres. Ellas en general no tienen cobertura de seguridad social, se les paga por día de trabajo, muchas perdieron esto porque no pueden salir y las que lo mantienen no gozan de estos beneficios si se enferman ellas o sus familiares. Además para cobrar sus magros salarios dependen de intermediarios o individuos, que escatiman pagarles con subterfugios de falta de ingresos. Esta es una cadena de desventuras que las expone a abusos por falta de regulaciones por parte del Estado. Esto debe superarse, es urgente se adopten medidas regulatorias de cumplimiento obligatorio. Esto debÍa hacerse sin el Covid19, pero ahora que está a la vista, debe incluirse en el paquete de medidas de protección social.
Entre los problemas de la cuarentena, surgió el tema de los niños con padres separados. Estos casos fueron contemplados rápidamente y se emitió una norma con las excepciones y su aplicación. Pero hay muchos otros que quedan invisivilizados y la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia no parece muy activa en preveer medidas que eviten situaciones de riesgo para los niños. Sería también deseable que la Defensoría del Niño, recientemente creada, empiece a actuar. Siguen muriendo niños por desnutrición grave en Salta, así como muchos por otras patologías. Ante el comienzo de la temporada invernal, esperamos se prevea la prevención y atención de las enfermedades respiratorias tradicionales de la niñez. Los servicios de salud centrados en prepararse para el impacto de la pandemia deben incluir otras patologías.
Con un país con un alto porcentaje de niños y adolescentes viviendo en la pobreza, éstos ahora se ven más afectados porque sus familias son más pobres ante la pérdida de ingresos y si bien se plantearon medidas de aumento de la AUH y otras como el Ingreso familiar de Emergencia, requieren tiempo para implementarse y unos días pueden ser meses o años en familias sin ningún ahorro. El virus afecta la salud pero también lo social y lo económico. Esta es la encrucijada de los gobiernos, ¿cuál priorizar?