COLUMNISTAS
Pedro ARAMBURU

Las variadas muertes del general

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La muerte del general Aramburu a manos de los incipientes Montoneros es uno de esos episodios que podríamos llamar misteriosos. Hay una versión supuestamente ‘oficial’, originada en opiniones montoneras, que refiere su rapto mediante engaño, su traslado a Timote, una especie de ‘juicio revolucionario’ y su fusilamiento con tiros de gracia incluidos.

La muerte-venganza de Aramburu tuvo la mayor significación simbólica, dado el papel que cumplió en el intento de destrucción del peronismo en 1955, y marcó el futuro accionar de Montoneros, donde el magnicidio de dirigentes políticos y sindicales pasó a ser una metodología de acción (ver por ejemplo el libro Operación Traviata. ¿Quién mató a Rucci?, de Ceferino Reato).

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También la literatura y el cine han discurrido acerca del hecho, sobre el supuesto diálogo del ‘juicio revolucionario’ a que se lo sometió, y alrededor del contexto del secuestro, la discusión y la muerte. El acontecimiento tiene una riqueza y connotaciones históricopolíticas de la mayor trascendencia, y de allí que sea tentador para quienes indagan o fantasean acerca de nuestra historia. Aramburu pasa así a tener variadas muertes.

Pero hay otro punto de vista que revolea la supuesta ‘versión oficial’. Nada menos que un historiador de la precisión y amplio conocimiento de dicho período, como Fermín Chávez, la consigna en la continuación de la Historia Argentina de José María Rosa, en el tomo 16, capítulo VIII.

Sintéticamente narrada, dice que estando en declinación la figura y el gobierno de Juan Carlos Onganía, se tramaba un golpe para sustituirlo, en el que estaban complotados el general Lanusse, el general Aramburu como futura cabeza, y el Dr. Frondizi como partícipe civil. Dice Chávez que en una reunión del 16 de mayo de 1970, –que Frondizi le confirmó personalmente–, “Aramburu expuso su proyecto político, que preveía la próxima toma del poder manu militari y un gobierno con salida civil, en la que se incluían a Perón y al peronismo”.

Ante este peligro, la Inteligencia Militar del gobierno, buscando confirmar el rumor que había corrido, y tal vez amedrentar a Aramburu, acciona un grupo de jóvenes que le era próximo –Firmenich, Arrostito, Abal Medina, Ramus, entre otros–, para que lo secuestren y se lo entreguen para interrogarlo. Continúa Chávez: “Un comando lo interrogó sobre la conspiración y, como el ex presidente se descompuso, lo llevaron al Hospital Militar para reanimarlo; pero sin éxito”.

Aramburu habría sido sacado muerto del hospital y entregado a Orué (agente de los Servicios), quien, a las 10.30 del 31 de mayo (de 1970), lo habría entregado a Firmenich.

Casualidad colindante: “el comisario Sandoval, quien había visto con vida a Aramburu en el hospital Militar, terminó asesinado en una estación de servicio de Triunvirato y Olazábal”.

La versión ‘oficial’ de los Montoneros no es directa, sino producto de reportajes que varios periodistas le hicieron a Arrostito y a Firmenich, publicados más de cuatro años después del hecho (revista La causa peronista, Nº 9, 03/09/74). La gran confusión de esos reportajes es contar que Aramburu, estando amordazado, habría valientemente dicho “proceda” cuando se le anuncia el fusilamiento. Dice Chávez: “Aquí es visible una contradicción, porque Aramburu tenía un pañuelo en la boca”.

Como existe la segunda versión pretendidamente histórica, mencionada, de ser cierta, los primeros novelistas aramburianos serían, insólitamente, Firmenich y Arrostito, que fantasearon una muerte que no les correspondía. Relato con el que pretendían perjudicar a la presidenta, que –suponían— habría de censurar tal acción, negando un episodio reivindicado como nítidamente peronista. Días después de la publicación del artículo, analiza Chávez, “la formación Montoneros pasó a la clandestinidad y a combatir al gobierno de Isabel Perón, junto con otras organizaciones guerrilleras”. Esto explicaría todo.


*Poeta, ensayista y crítico literario.