La decisión de eliminar el sistema de las AFJP se terminó de tomar el jueves 16 de octubre en Olivos. Ese día, hubo allí una reunión de la que participaron la Presidenta, su esposo y ex presidente en funciones, Néstor Kirchner, el jefe de Gabinete de Ministros, Sergio Massa, y el titular de la Administración Nacional de Servicios Sociales (ANSES), Amado Boudou. La decisión final corrió por cuenta del Dr. Kirchner. Sergio Massa, consciente de la brutalidad innecesaria con la que se adoptaba la determinación, puso reparos, no sobre el fondo, sino sobre los aspectos formales de la iniciativa. Pero no hubo caso. Néstor Kirchner y su esposa, la Presidenta, habían decidido que, como siempre, las cosas debían hacerse a su manera.
El sistema de las AFJP nació al amparo del saqueo al que fueron sometidas históricamente las cajas previsionales en la Argentina. El hallazgo periodístico con las expresiones del general Perón el 30 de noviembre de 1973 es el reflejo irrebatible de esa circunstancia. La voraz fiebre privatizadora de la década del 90 tomó como punto de partida la realidad de ese robo para pergeñar un sistema que prometía a los futuros aportantes un mañana de felicidad que nunca llegó.
La ley 24.241, que dio origen al sistema de jubilaciones privadas, se sancionó el 22 de septiembre de 1993 y entró en vigencia el 15 de julio de 1994. La ley creó el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJO), que estableció la existencia de un sistema de reparto a cargo del Estado y otro de capitalización. Este último fue pensado como un sistema de ahorro individual cuyos fondos deberían estar destinados a inversiones en el mercado de capitales. La administración de esos fondos fue asignada a las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP).
En los agitados días en los que se discutió esta iniciativa la sospecha de la coima merodeó acerca de todo el trámite que culminó con la sanción de la norma legal que instauró el nuevo régimen previsional. Fue la misma sospecha que sobrevoló alrededor del trámite de cada una de las privatizaciones que realizó el menemismo y que tanto Néstor Kirchner como también algunos de los funcionarios del actual gobierno apoyaron.
En este asunto en particular adquiere singular relieve la situación del actual secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, quien el lunes por la tarde aplaudía a más no poder en el acto en el cual se anunciaba la defunción del sistema de las jubilaciones privadas. El archivo, implacable, nos trae a la memoria las palabras de Parrilli, quien fue el miembro informante del bloque oficialista en aquella ocasión y, por ende, el encargado de presentar el proyecto oficialista que se debatió y se aprobó en la Cámara de Diputados. Para él, las políticas del menemismo eran lo más.
En aquella ocasión, Parrilli, citando a Perón, dijo:
“No quisimos hacer un sistema estatal porque yo conocía –lo he visto en muchas partes– que estos servicios no suelen ser eficaces ni seguros. Preferimos instituirlos administrados y manejados por las propias fuerzas que habrían de utilizarlos, dejando al Estado libre de una obligación que siempre cumple mal –y las cajas se capitalizan de una manera extraordinaria.”
Luego de esto, y ya de su propia cosecha, el hoy secretario general de la Presidencia agregó; “Hemos asumido la responsabilidad histórica de desactivar esta bomba de tiempo, y lo hacemos con orgullo y convicción. Estamos absolutamente convencidos de que la reforma estructural del sistema de previsión que hoy proponemos a esta Cámara obedece a estos claros principios de nuestra doctrina y accionar político”.
Parrilli ha reconocido que aquello fue un error. ¿Le llevó 15 años darse cuenta de eso?
Otro al que le llevó años darse cuenta de su “error”fue Néstor Kirchner, quien supo ser afiliado de la AFJP Orígenes.
El sistema de las AFJP generó dudas y sospechas desde siempre.
Las voces de quienes se oponían y alertaban sobre los defectos del sistema sonaban heréticas en aquellos años 90. Entre esas voces no estaban las de los Kirchner.
El sistema de capitalización desfinanció al estatal, que está basado en el concepto de solidaridad.
Los valores de las comisiones cobradas fueron siempre escandalosamente altos.
Lejos estuvieron de ser fuentes de financiamiento importante de empresas privadas. En parte esto se debió también a que fueron obligadas a comprar bonos del Estado a intereses usurarios. Esto, sobre lo que debieron haber alertado a sus afiliados, les generó grandes perjuicios cuando el default del 2001-2002.
La situación es al día de hoy más o menos similar. Por eso es que las palabras de la Presidenta en Mar del Plata, el viernes último, generaron desasosiego. Dijo allí la Dra. Fernández de Kirchner:
“…El sistema previsional privado invirtió en mercados a futuro una cifra que me impresionó: 3.742 millones de quienes han depositado en el sistema privado fueron empleados a jugar en los famosos mercados a futuro. Esos mercados que hoy tienen el mundo como lo tienen… ¿Quieren que les cuente algo? El reglamento de la ANSES de nuestro sistema público prohíbe que los recursos de nuestros jubilados o pensionados puedan ser ‘timbeados’en el mundo especulativo…”
De haberse informado adecuadamente la Presidenta habría sabido que, según consta en el registro correspondiente a la Cartera del Fondo de Jubilaciones y Pensiones al 15/10/08 que tiene la Superintendencia de AFJP a cuyo cargo está el titular de la ANSES, Amado Boudou, la mayoría de esos fondos invertidos en el rubro “Contratos de Futuros y Opciones” corresponden a bonos del Estado argentino que obligatoriamente las AFJP debieron adquirir tras la renegociación de la deuda externa que hizo el Gobierno en el año 2005.
Fuentes cercanas al poder presidencial afirman saber que el Dr. Néstor Kirchner ha dicho que se utilizará ese dinero para dos fines que el Gobierno ha tomado como prioritarios: el primero son los pagos de los vencimientos de la deuda externa correspondientes al año 2009; el segundo es el financiamiento de la obra pública que, en la compleja contienda electoral que deberá afrontar el Gobierno el año próximo, actuará a manera de cajita de la felicidad. Sin estos fondos de las AFJP al Gobierno le hubiera sido muy difícil llevar esto adelante.
Lo paradójico de todo esto (la paradoja y la contradicción son a los Kirchner lo que la levadura al pan) es que al actuar de esta manera el Gobierno ha generado un nivel de desconfianza que parece no tener freno. La suba del valor del dólar de los últimos días es una muestra de ello. Pero hay más. La cantidad de gente que ha sacado su dinero de los bancos también ha aumentado.
La no renovación de los plazos fijos también creció.
Los fondos de argentinos depositados en cuentas bancarias en el extranjero que, como consecuencia de la crisis financiera internacional, habían comenzado a regresar al país, se han vuelto a ir. Montevideo es una plaza que puede dar testimonio de ello.
La presión sobre el dólar ha venido obligando al Banco Central a vender cantidades grandes de la moneda estadounidense. La finalidad ha sido evitar un aumento excesivo de su valor con las consecuentes complicaciones que esto acarrearía a la ya enrarecida economía argentina. Por lo tanto no fue casual la ola de rumores que azotó a la “City” porteña en la tarde del último viernes y que hablaban de las renuncias del presidente del Banco Central, Martín Redrado, y de Sergio Massa, así como también de un feriado bancario y cambiario para este lunes. Tan fuerte fueron los rumores que el licenciado Redrado se vio obligado a levantar el teléfono para comunicarse con varias redacciones a fin de desmentirlos.
La oposición ya ha hecho saber que, así como está, a este proyecto no lo votan. En el oficialismo hay quienes, en voz baja, han dicho lo mismo.
Es por ello que la oposición, que siempre fue crítica del sistema de las AFJP, ha delineado cuáles son las modificaciones que pretende incorporar al proyecto de pobre contenido que ha elaborado el Poder Ejecutivo. Esas modificaciones incluyen:
*Modificación del presupuesto y eliminación de los superpoderes.
*Real intangibilidad de los depósitos.
*Que los jubilados y los trabajadores tengan representación en el organismo de control.
*Que se protejan no sólo los depósitos de los afiliados sino también las inversiones realizadas por las AFJP, en especial aquellas que fueron destinadas a las pequeñas y medianas empresas.
*Que no se pretenda sacar una ley en forma apresurada. (“Nosotros compartimos plenamente la idea de terminar con este sistema que siempre hemos combatido, pero una reforma de este nivel del sistema previsional no se puede hacer en tres semanas. Si nos corren con los tiempos estará claro que para el Gobierno lo que interesa es la caja”, afirmaba un legislador radical en la calurosa tarde del viernes.)
“Estamos sorprendidos con esta actitud de la oposición, ya que ellos siempre manifestaron su opinión contraria al sistema”, insistía una fuente gubernamental que viene siendo testigo de lo que está pasando en la intimidad del poder.
El jefe del bloque de diputados oficialistas, Agustín Rossi, ha dicho que estos fondos no se van a utilizar para pagar deuda. El problema es que son muchos los que al Gobierno no le creen. Los antecedentes no lo ayudan.
A esta altura hay que señalar dos hechos que marcan una actitud del Gobierno que es inquietante en cuanto al presente y al futuro de los actuales jubilados y pensionados.
El primero tiene que ver con el incumplimiento de lo ordenado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso Badaro. Hay que recordar que en dicho fallo la Corte le reconoció a Adolfo Badaro, un maquinista naval bonaerense, una actualización del 88,6% en el período 2002-2006, y que ordenó al Congreso atender los reajustes y la movilidad de los haberes jubilatorios. Con una demora de tres años, el Congreso sancionó una ley de movilidad previsional que está lejos de cumplir con lo ordenado por el fallo de la Corte Suprema.
El segundo elemento está dado por lo establecido en el Presupuesto del 2008, donde se determinó que el superávit de la ANSES, en lugar de ser utilizado para mejorar los haberes de todos los jubilados, podría ser aplicado a financiar obras públicas, hecho a todas luces incomprensible e injusto que pone en duda la futura disponibilidad de esos fondos, sobre todo si se tiene en cuenta la extendida sospecha de que, en el feudo de los Kirchner, la obra pública que vale diez termina, mágicamente, costando cien.
El licenciado Martín Lousteau dijo en El juego limpio: “Néstor Kirchner se ha enamorado de la crisis”. El modus operandi utilizado para concretar la reforma del sistema previsional y sus consecuencias, dan testimonio de la verdad que encierran las palabras del ex ministro de Economía de Cristina Fernández de Kirchner.
Producción periodística: Guido Baitrocchi.