El mayor problema de un hombre que cumple 50 años es que su próxima estación queda en los 60. Desde esa perspectiva, la que otorga el ir tomando conciencia de la finitud, es raro que alguien de 50 añore sus 15 o sus 20. Más bien suelen revalorizarse más los 30 y, en muchísimos casos, evocar la crisis de los 40 casi como una tontería de juventud, como una pérdida de tiempo.
Hoy, Mauricio Macri cumple 50. Malala Groba (36) le da motivos suficientes para no sentirse un veterano. La terapia también. Es joven para llegar a presidente, por ejemplo, según los usos y costumbres en vigencia. Pero liderar a un sector del peronismo para lograrlo... eso ya no dependerá de la edad, sino de una muñeca que nada que ver con Malala. Y que aún está por verse.
Los primeros invitados a la fiesta de 50 del jefe de Gobierno porteño empezaron a llegar anoche, después de las 21.30, al Buenos Aires Golf Club de Bella Vista, que preside su hermano Gianfranco, con una recomendación muy especial: no llevar regalos. “Si querés, podés traer alimentos y juguetes para donar a una ONG”, decía la tarjeta de invitación, firmada por los desarrolladores inmobiliarios Iván Achával y Arturo Grimaldi, sus dos grandes amigos. Al cierre de esta edición se esperaba un gesto mucho más político: que llegara a la fiesta Felipe Solá, quien anunció que lo haría aunque nadie lo daba por seguro.
Los comunicólogos que asesoran a Macri y a Solá recomendaron generar la mayor expectativa posible en torno a esa foto. Febrero recién empieza y las elecciones quedan lejos. La evitaron el miércoles pasado, en TN, cuando ambos participaron del programa A dos voces, separados por una tanda. Ni se cruzaron al aire. De todos modos, si no se la sacaron durante esta madrugada, puede asegurarse que seguirá haciendo calor cuando esa imagen se imprima en los diarios. Para que sea una foto formal, sólo falta que el dipu-magnate Francisco de Narváez dé el brazo a torcer y se baje de la ambición de encabezar la lista del peronismo antikirchnerista bonaerense. Macri está seguro de que eso ocurrirá pronto. También lo está Eduardo Duhalde, que no fue invitado a la fiesta de anoche, pero es el principal operador para la unificación del PJ no K. El caudillo bonaerense, por ahora, va a otras fiestas.
Fue pública y difundida su presencia en el asado anual de Luis Barrionuevo en el marplatense Hotel Sasso, el jueves al mediodía. No tuvo ningún problema en “hacer de locomotora de ese tren fantasma”. La frase lleva el copyright de alguien que conoce tan bien a Duhalde, a Macri y a Solá como los últimos contactos semisecretos entre los tres y las reuniones de Duhalde con De Narváez. La consigna del ex presidente transitorio e inventor de Néstor Kirchner es “aplastar a los pingüinos en octubre”. El mensaje: “Dejar las candidaturas para un poco más adelante, por ahora es secundario quién tenga más plata o mejor imagen”.
La expectativa por la foto Macri-Solá compite con la ansiedad por otra inversamente proporcional: la de Elisa carrió con Julio Cobos. Todo indica que se demorará bastante más. El mendocino sigue teniendo responsabilidades institucionales como, por ejemplo, estar ejerciendo ahora mismo la presidencia recontraformal de la Argentina, por el viaje de CFK a Madrid.
Resultan curiosos los piropos de Carrió a Macri y a Carlos Reutemann. Dicen que ha sido asesorada para evitar un “perfil gorila”, con la ambición de que ciertos peronistas se vuelquen a su coalición. Tanto como los elogios de Solá a la “capacidad intelectual” de Lilita, o la predisposición a “conocerse” pronto con ella por parte de Macri. Dicen que han sido asesorados para no enviar señales de salvajismo a la clase media, sobre todo porteña.
La cuestión es que, salga pato o gallareta, la oposición va encontrando vasos comunicantes que hasta hace diez días no existían. Por ahora, la máxima expectativa está detrás de un par de fotos. Ojalá aprendan le lección y después de los flashes vengan las propuestas. La boleta única para mejorar el sistema electoral ha sido un pasito.