Las dos cumbres de Unasur mostraron profundas diferencias entre los doce países que integran este grupo regional. Tanto la de Quito (Ecuador) como la extraordinaria de Bariloche (Argentina) –ambas realizadas en agosto– pusieron de manifiesto que la región se encuentra dividida. Por un lado, está el eje de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), liderado por Venezuela e integrado por Ecuador y Bolivia, que puede ser definido como la izquierda populista, y que confronta con los EE.UU. y Colombia, su aliado estratégico en la región. Por otro lado, están los países alineados con Washington, que son el mencionado más Perú, a los que cabe la caracterización de centroderecha. Entre ambas líneas se encuentra Brasil, cuya posición en términos generales es compartida por Chile y Uruguay, cuya ideología puede ser definida como social-demócrata. Esta busca un punto de equilibrio entre Caracas y Bogotá y en los hechos trata de contener a Chávez, evitando que precipite más conflictos en la región. Argentina y Paraguay, por lo general, se encuentran en una situación particular, que puede ser definida como un punto intermedio oscilante entre Caracas y Brasilia.
Los dos países restantes (Surinam –ex Guyana Holandesa– y Guyana –ex Guyana Británica–) integran el grupo sin jugar un rol protagónico y, en general, suelen acompañar las posiciones de Brasil.
Ambas cumbres, y en particular la segunda, pusieron a prueba el liderazgo efectivo de Brasil en América del Sur. La diplomacia brasileña tiene un estilo tradicional de no confrontación, que busca frente a los conflictos ganar tiempo para intentar resolverlos en forma pacífica.
Esta condena a Uribe no sólo hubiera significado una crisis política en Unasur, sino que también hubiera producido la crisis del Consejo de Defensa de América del Sur, el paso más concreto que ha dado este grupo regional. Si bien no puede hablarse de una carrera armamentista en la región, porque ésta sigue siendo la que gasta menos en defensa del mundo en términos de PBI (2%), las compras de armamentos vinculadas por las tensiones regionales se han incrementado. Venezuela ha encargado varias unidades de blindados en Rusia, y Ecuador también ha ordenado adquisiciones para un eventual conflicto con Colombia.
Este país, por su parte, tiene las fuerzas armadas más grandes de América del Sur después de las brasileñas. Perú ha planteado que considera un acuerdo de Bolivia con Chile para la salida de este último país al Pacífico, sin la anuencia peruana, como una agresión. Los tres países, por distintas razones, han encargado nuevos armamentos en los últimos meses. Paraguay, a su vez, exigió explicaciones a Bolivia por sus recientes compras de armamentos.
Pero el mayor riesgo es la posibilidad de que actores no estatales (FARC, narcos y paramilitares) precipiten un incidente en la frontera colombiano-venezolana.
La Argentina, el país anfitrión de la última Cumbre, mostró una posición particular frente al conflicto regional. Tomó la iniciativa de convocar la Cumbre extraordinaria de Bariloche, con el objetivo de encontrar una solución al conflicto desatado por el acuerdo entre Colombia y EE.UU., y lo hizo con el apoyo activo de Brasil. Los márgenes que tenía la Presidenta se fueron tornando reducidos. El presidente colombiano llegó con el acuerdo ya firmado y Chávez anticipó –como luego hizo– que denunciaría la decisión estadounidense de intervenir militarmente en la región, a partir de los requerimientos eventuales presentados por el Comando Sur al Comando de Movilidad Aérea del Pentágono. Brasil buscó el objetivo modesto que obtuvo: evitar la condena a Colombia, que hubiera implicado la mencionada crisis en Unasur y su Consejo de Defensa Sudamericano. El éxito estuvo en realidad en haber evitado lo peor.
La presidenta argentina logró la foto final de conjunto a la que se resistían varios presidentes (en especial el colombiano). Pero después de la Cumbre, la ministra de Defensa argentina (Garré) sostuvo que las explicaciones colombianas no habían sido suficientes, algo que repetirá en la visita que realizará al Pentágono en los próximos días.
*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.