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Luz verde para Cristóbal y Francisco

Bajemos a la política pequeña para verificar cómo la ciudad –sacrificando a sus habitantes– reverencia a sus favoritos de turno. Como lo padezco a diario, estuve un rato calculando cuánto tiempo tributo a intereses circunstanciales.

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Bajemos a la política pequeña para verificar cómo la ciudad –sacrificando a sus habitantes– reverencia a sus favoritos de turno. Como lo padezco a diario, estuve un rato calculando cuánto tiempo tributo a intereses circunstanciales. La Rural y el Jockey Club han conseguido que los premien con esa flecha verde de los semáforos que habilita el giro a la izquierda, y que pocos hospitales y ninguna escuela disponen en el ámbito de Buenos Aires. Calculando en apenas 20 mil automotores yendo por la avenida Sarmiento desde Santa Fe hacia Libertador, y en 75 mil los que pasan frente al Hipódromo rumbo al centro, y estimando en apenas un intervalo de 20 segundos la demora que inflige la flecha de privilegio a no menos de 95 mil unidades y a no menos de 150 mil pasajeros diarios, los ciudadanos perderíamos más de cuatro millones de segundos, es decir, cien mil horas diarias, tributándolas a los concesionarios beneficiados por la prebenda. Como todo lo que hago, estos cálculos son al tuntún. Podrían ser doscientas mil o apenas diez mil horas y sería lo mismo: tributar algo al servicio de la captación de público de un centro de eventos y exposiciones y de un tugurio de culto al estúpido vicio del juego, que, en mi rabia cotidiana, toman los nombres de sus cabezas visibles Francisco de Narváez y Cristóbal López. Los disculpo: no lo hacen para dañarme, sino para apropiarse del tiempo de otros aun más tontos que yo. Pero igual, las flechitas siguen ahí titilando, subiendo y bajando del verde al rojo y deteniéndose por un instante al amarillo, que es el color de la duda y el elegido para identificar las obras inconclusas de la ciudad. Entre ellas, ya hace cuatro o seis meses que en el borde sur del predio de la Rural, sobre la tan interrumpida Sarmiento, un fuerte enrejado clausuró el área juegos infantiles que era un alivio para las familias y estableció una caótica zona de obras con apenas un par de peones a cargo de los trabajos en media hectárea de hormigón y acopio de materiales. El obrador permanece sin cambios, pero envuelto en cartelones amarillos que publicitan las obras del gobierno. Se supone que el proyecto apunta a brindar más espacio público concesión que con dineros del Banco de la Provincia adquirió De Narváez a la empresa americana Ogden, la de la sugestiva segunda sílaba. Un escritor tendría que ocuparse de cosas importantes como carrera, dejar que los chicos se hamaquen en el country y pedir que se ocupen las comunas de la ciudad. Pero el gobierno local, con la ayuda de los K, sigue empeñado en postergar las elecciones comunales, tal vez para que estas cosas sigan sucediendo.