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UN PAIS EN SERIO

Me verás volver

Tiempo de regresos musicales y políticos. Si hasta la fórmula del Frente de Todos tiene a los Fernández en estéreo.

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Llego a la productora y escucho música a todo volumen. Entro a mi oficina y el sonido es ensordecedor. Carla, mi asesora de imagen, y Moria, mi secretaria, están saltando totalmente descontroladas. Se golpean, en un pogo de a dos que, por pequeño (o bonsái, o cherry, o bombón, o gourmet) no deja de ser explosivo.

—¡De aquel amoooooorrrrr… de música ligeraaaaaa! –gritan, cuando llega el estribillo.

Me tapo los oídos porque tengo miedo de que me estallen los tímpanos, bajo el volumen y me quedo mirándolas. Ellas se detienen, se quedan un segundo en silencio, inmóviles. Se miran. Y comienzan de nuevo.

—¡Oooooh… vamos a volveeeeerrr! –cantan, a los gritos, a los saltos, agitando los brazos–. ¡A volveeeerrrr… a volveeeerrrr, vamos a volveeeerrrr!

—No me digan que ahora son kirchneristas –les digo, en medio de un asombro que no logro descifrar.

—Bueno, tampoco es para que te espantes –dice Carla.

—Es con todos –dice Moira–. ¡Hasta con Randazzo! Solo faltan Tino y Gargamuza.

—Igual eso no lo cantábamos por kirchneristas, sino por la vuelta de Soda Stereo –aclara Carla.

—¡A volveeeerrrr, a volveeeerrrr, vamos a volveeeeerrr! –empiezan otra vez las dos, a los gritos, a los saltos, agitando los brazos.

—¿No les parece un poco ridículo celebrar la vuelta de Soda Stereo con Chris Martin como líder?

—¿Por qué? –pregunta Moira–. Un chico lindo, cool, importado. Es el Daniele de Rossi de la música.

—Esperemos que tenga un poco más de minutos de juego que De Rossi –observo.

—Además. ¿por qué iba a ser ridículo? Si nos parece lógico que vuelva el kirchnerismo con Alberto Fernández como líder, ¿por qué nos iba a parecer ridículo que vuelva Soda Stereo con Chris Martin como líder?

—Tampoco es para que des como decidida la elección –advierto–. El Gobierno todavía la puede dar vuelta.

—Es verdad –reconoce Carla–. Aunque creo que es más posible que Skay anuncie la vuelta de Los Redonditos de Ricota con Justin Bieber como nuevo cantante.

—Vos reíte, pero el Gobierno está tomando algunas medidas para revertir la derrota electoral en las PASO –digo–. Hay bonos, baja del IVA, suba del piso de Ganancias.

—Y también está el Programa Ofensores de Trenes que lanzó Patricia Bullrich, que permite que a la gente se le pueda pedir documentos por portación de cara –continúa Moira.

—¿Ofensores de Trenes o Prejuiciosos de la Rosada? –pregunta Carla.

—También tenés a Pichetto pidiendo “dinamitar búnkers de droga” –digo.

—Creo que la única forma que tiene el Gobierno de ganar en octubre es dinamitando los búnkers… pero los búnkers electorales de la oposición –asegura Carla.

—Es como que el Gobierno quiere hacerse el populista tirando algunos mangos –dice Moira–. Pero enseguida le sale la naturaleza de repartir palos y meter gente en cana.

—Son muy pocas monedas para tanto dunga dunga –agrega Carla.

—Encima, desde la Casa Rosada buscan victimizarse y están denunciando que puede haber fraude –digo.

—No entiendo –dice Moira–. ¿No es la oposición la que debería denunciar fraude? ¿El Gobierno no debería contar con todas las herramientas para evitar un fraude? O por lo menos para evitar que haya un fraude contra ellos.

—Debería ser así, pero las cosas son de otro modo –explica Carla–. El Gobierno denuncia un fraude en su contra y en Boca se quejan por los arbitrajes y por el VAR en su contra. Solo falta que Donald Trump diga que se siente “atado de pies y manos” por las denuncias de Amnistía Internacional sobre torturas en Guantánamo.

—Y mientras tanto, ¿qué pasa en el Gobierno?

—¡Hace un rato que estamos hablando del Gobierno! –se queja Carla.

—Me refiero al gobierno que importa, al que viene.

—Está en su mejor momento, sin dudas.

—¿Vos decís? –pregunto.

—¡Obvio! –responde Carla. Tiene los votos y no tiene que gobernar. ¿Qué más se puede pedir?

—Ponele que algunos quilombos ya empiezan a aparecer –reconoce Moira–. Alberto les pidió a los aeronavegantes que levanten una huelga y le hicieron un elegante corte de manga. Antes había pedido a los movimientos sociales que no salieran a la calle y le habían hecho un elegante corte de manga. Pero mientras no haya que gobernar no pasa nada.

—O sea que Alberto se lo está tomando con soda –digo.

—¿Soda? –exclaman Carla y Moira.

Las dos se miran, sonríen y vuelven a comenzar a cantar, a gritar, a saltar, a mover los brazos, a hacer pogo.

—¡A volveeeeer... a volveeeeerrr… vamos a volveeeeeerrrr!