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¿Moda o decadencia?

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Aunque el Tata Martino dirija al mejor equipo del mundo, Francisco conmueva multitudes y Máxima opaque a la realeza europea, no somos un cantero de talentos. En todas partes nacen “genios” y ocurre por casualidad. Por ejemplo, en el campo de la naturaleza se llama “Sport” a una clase de orquídea que por su perfección se diferencia de las demás, y aunque quienes cultivan estas flores enloquecen buscando una fórmula que las produzca en serie, resulta imposible. Aparecen de la nada, cuando a Dios se le ocurre y bajo idénticas condiciones que las otras. ¿Dónde está la diferencia entonces? En la década del treinta, antes de morir y ser mitificado por el diario Crítica, Carlos Gardel era considerado un cantante de segunda por sus pares. ¿Por qué? Porque filmaba en los Estados Unidos películas de cuarta en lugar de quedarse a construir cine argentino acá. Libertad Lamarque, su par femenina, nunca aceptó semejante deshonor y tuvo que irse al ser echada por el peronismo, despreciando decenas de ofertas superiores a las del zorzal criollo.

Los argentinos que se van generan orgullo por el brillo que adquieren, pero se trata de un espejismo. Más que estar de moda, lo que prevalece es una disposición argenta a dejar las raíces y partir, incluso si esa conducta supone renunciar a la nacionalidad. En honor a la verdad, me gustaría ver a Francisco recorriendo las villas criollas y haciendo lío en su tierra, que mi hijo sea hincha de un cuadro local sin admirar tanto al Barcelona, y en cuanto a Máxima no sé, quizás ahí sí la dejaría en el lugar que alcanzó.

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“México es mi cielo pero Argentina mi tierra”, le contestó Libertad Lamarque al presidente de ese país cuando le ofreció hacerse ciudadana después de haber filmado cincuenta películas en tierra azteca (todas exitosas). ¡Y la habían sacado igual que a un perro de su terruño! Entiendo que estemos contentos con la constelación de argentos que recorren el planeta y nos hacen quedar bien. Al mismo tiempo, si no aceptamos que la moda pasa por una fuga de talentos que son muy difíciles de conseguir ya que no se forman en tubos de ensayo, estamos en el horno. En lo personal, sufro cada vez que veo a una orquídea sport que se va, preferiría que esa “moda” de escapar al amparo de las demás “flores” que aplauden mientras pierden sus abejas reinas, conducta que a todas luces es suicida para cualquier colmena, termine de una buena vez, y alguno de los expatriados se anime a decir “no”, o que por lo menos dejemos de considerarlos héroes por darles gloria a otros.


*Filósofo y publicista.