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Situación carcelaria

¿Acaso el motín de Devoto no era previsible?

Algunas soluciones para mejorar las cárceles, donde apesta la corrupción, violencia, hacinamiento y muerte

Motín en el penal de Devoto.
Motín en el penal de Devoto. | Télam

Einstein describía al loco como aquel que espera resultados distintos haciendo siempre lo mismo.
Las cárceles no son como exige nuestra Carta Magna "sanas y limpias”. Todo lo contrario, son enfermas y sucias; en realidad inmundas. Apestan de corrupción, violencia, hacinamiento, y muerte.
Allí nace el “huevo de la serpiente” de la inseguridad ciudadana que se vive a diario.
¿Acaso el motín de Devoto no era previsible?.
Las muertes en las cárceles de Sta. Fe y Corrientes y el asesinato vil y estremecedor de Federico Rey en la Unidad 23 de Florencio Varela, son la consecuencia de una mirada estúpida y sesgada de todos.
Mientras se pide más penas y encierro, los que deben cuidar a quienes delinquen, matan, roban y delinque sobre ellos. Nada más perverso.
Mientras no reformulemos el sistema carcelario y nos escudemos solo en discusiones banales y filosóficas, la seguridad de todos nosotros y de nuestros hijos estará en mano de los “locos”, aquellos que buscan resultados diversos haciendo siempre lo mismo.

Mientras no reformulemos el sistema carcelario y nos escudemos solo en discusiones banales y filosóficas, la seguridad de todos nosotros y de nuestros hijos estará en mano de los “locos”, aquellos que buscan resultados diversos haciendo siempre lo mismo

 

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Se podrían inundar páginas enteras de bellísimos poemas discursivos; sin embargo, es mucho menos complejo.
Las soluciones simples.
* Primero: que los “locos” dejen de administrar el sistema penitenciario.
*Segundo: que la sociedad toda deje de discutir teoría y advierta que es parte del problema al no exigir que las cárceles sean sanas y limpias
Con estas simples propuestas, habremos de iniciar un camino superador, y de seguridad ciudadana. Y de paz.
La muerte de Fernando Rey, es tanto o más terrible que la que cualquier otra muerte a la que estamos lamentablemente acostumbrados, como anestesiados del dolor, con la agravante que ha sido el estado de derecho el que la produjo, a la vista de todos, como en directo a la sociedad que aún frente a tal lacerante imagen invadida por la desazón, la indiferencia permanece inmóvil y quieta.
Como esperando inmovilizada que la violencia de unos y otros se apropie definitivamente del estado de derecho.

*Abogado penalista.