La cena de Héctor Magnetto con los principales exponentes del peronismo antikirchnerista constituyó, sin lugar a dudas, la noticia política de la semana. Mientras el Gobierno quiso ver en ella tan sólo una burda confirmación de que el CEO del Grupo Clarín y directivo de la poderosa Asociación Empresaria Argentina la va de capo de la oposición, algunos de sus participantes relativizaron la trascendencia del ratonero evento y negaron, desde luego, el haber recibido instrucción alguna por parte del anfitrión o de los pesados intereses que representa.
—Charlamos sobre el escenario político y coincidimos en que sería bueno sumar esfuerzos –comentó Mauricio Macri, acaso el más llamativo de los contertulios del martes 3, debido a su no pertenencia al PJ (no faltaron quienes interpretaron la reunión como un espaldarazo a su candidatura presidencial, demasiado machucada por el escándalo de las escuchas ilegales).
Dejemos de lado el hecho de que el deseo de “sumar esfuerzos” servido como plato fuerte en una mesa donde el dueño de casa logró juntar por primera vez a Eduardo Duhalde, Carlos Reutemann, Felipe Solá, Francisco de Narváez y el propio Macri alcanzaría para justificar, al menos, la paranoia gubernamental (Cristina de Kirchner dijo: “Me da miedo”). Mejor dirijamos la lupa hacia esa bolsa de gatos de la que el autoproclamado Peronismo Federal le cuesta horrores salir.
Las cosas no andan bien entre los compañeros. Ni siquiera logran ponerse de acuerdo en temas básicos,
tales como:
- Enfrentar a Kirchner en una interna en la que podrían perder o hacer rancho aparte con otra, dejando la bandera de la democracia partidaria en manos de los K.
- Tras unos meses en los que parecían ir coincidiendo en que el escenario electoral 2011 ideal debería poner a Néstor Kirchner ante el apuro de enfrentar a un candidato peronista (Reutemann) y a otro no peronista (Julio Cobos), aun a riesgo de que ello desembocara en un futuro gobierno radical, la realidad siguió su curso. El único sostén de la postulación del Lole hoy vendría a ser su esposa Verónica y Cobos viene siendo opacado por Ricardito Alfonsín, por lo cual el Teorema de los Tres Tercios podría tener un único beneficiario: Don Néstor de las Naciones Sudamericanas.
- Ante las permanentes indefiniciones del ex piloto de Fórmula 1, en un tiempo Duhalde parecía ser el más amigo (o el menos enemigo) de un eventual apoyo a Macri, llegado el caso. Pero hoy, la mayoría de los peronistas no K están casi seguros de que la única presidencia apta para Mauricio fue la de Boca.
Como parte de ese berenjenal que ya no descarta candidaturas y alianzas opositoras múltiples deberían entenderse la foto “casual” de Cobos con De Narváez en Tres Arroyos, los coqueteos de Solá con Elisa Carrió (que aflojaron un poco, pero no terminaron) y el reflotamiento por parte de Duhalde de su vieja idea de un pacto tipo Moncloa que incluya a los grandes partidos.
Claro que Duhalde, quien entre paréntesis es el mejor amigo que ha recolectado Héctor Magnetto en el universo peronista, se muere de ganas de ser él y trabaja sin descanso en esa dirección. El jueves estuvo en Reconquista y esta semana caminará por Resistencia, Mendoza y Colón. La autoexclusión de Reutemann, el drama de Macri, la partida de nacimiento de De Narváez y el minimalismo de Solá refuerzan su papel de patrón de la vereda. El problema es que las encuestas le siguen siendo esquivas. En la página 6, un trabajo de Management & Fit realizado en Santa Fe, lo ubica noveno en imagen positiva y segundo en imagen negativa, sólo superando a Kirchner. Uno de los asistentes a la cena con el mandamás de Clarín decía ayer: “Duhalde ya perdió una elección nacional y sabe que los números no le dan. ¡Qué v’hacer! Lo que natura non da, Salamanca non presta...”.
Igual, el bonaerense no se rinde. Confía en que, con todo un año por delante, los Kirchner darán sus “últimos manotazos de ahogado” y ciertos “escollos” serán superados. En esa despectiva categoría ubica al “tibio” de Felipe y al “inflado” de Alfonsín Junior. Y apuesta todo a la “sensación de gobernabilidad” que le aporta su equipo de asesores, encabezado por Roberto Lavagna, Martín Redrado y Alberto Abad. En los pasillos duhaldistas se ironizaba en estos días: “Ricardito está surfeando una ola de seis metros, pero el agua ya le va a sacar la careta de papá. Y Solá se rebaja a debatir con Filmus: antes era el mejor de la clase y ahora salió al recreo cuando no había nadie”.