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No hay seres excepcionales

La ideología de la excepción está profundamente arraigada en nuestra sociedad. Algunos creen que para que el país progrese, es bueno incrementar las retenciones, como hacen los países pobres. El país tiene uno de los yacimientos petroleros más grandes del mundo, pero no lo puede explotar. Realmente somos excepcionales.

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Vaca muerta. Con la crisis por la pandemia, la Vaca está más Muerta que nunca. La obsesión de repartir antes de producir. | cedoc

Siempre que llegamos a una ciudad algunos políticos nos dicen que sus habitantes son completamente diferentes a los demás seres humanos. La superstición de que “somos excepcionales” trasciende a las ideologías y carece de sentido. El conocimiento científico con el que tratamos de trabajar para analizar la política, cuantifica las experiencias y enuncia leyes que, sin ser eternas, carecen de excepciones. Se acepta que existe la Ley de la Gravedad y cuando arrojamos un objeto por el balcón suponemos que caerá a la Tierra y no se perderá entre las nubes. Si ocurre lo contrario, tenemos que explicar porqué ocurre ese fenómeno e incorporar a la ciencia los nuevos conocimientos. Un globo aerostático  contraría la Ley de la Gravedad porque, cumpliendo con el principio  de Arquímedes, el aire que lo impulsa hacia arriba está caliente, sus moléculas se mueven a gran velocidad y ocupan más espacio para la misma masa. No constituye una excepción ni un milagro, tiene una explicación racional.

Explicaciones. Guillermo de Ockham sentó a principios del siglo XIV una de las bases del método científico, cuando postuló la Ley de la Navaja de Ockham, que dice que “en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más acertada”. Es poco probable que hace 15 mil millones de años, cuando se produjo el Big Bang, el demonio o el imperialismo hayan iniciado una acción maligna en contra de Maduro o las ideas nacionales y populares. Es más sencillo explicarse esos eventos por las psicopatías y entusiasmos ideológicos de algunos seres humanos que han vivido estos años.  

Cuando somos víctimas de actitudes mágicas recurrimos a teorías complejas y al recurso de lo excepcional. Hace tres semanas comenté con amigos mis temores por el coronavirus. Algunos pensaron que mi inquietud no tenía sentido porque no sé nada de medicina, lo que es real. Me movía la Ley de la Navaja: parecía que si los países más sofisticados del planeta estaban tan inquietos por el tema, debía ser grave.

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Me pasa algo semejante con la situación actual. Personas que han estudiado medicina dicen que la existencia de veinte casos importados no es tan grave, que hay que esperar que aparezcan casos autóctonos. Desde el sentido común parecería que si las dos decenas de enfermos mantuvieron, en promedio, cinco contactos antes de ser aislados debería haber más de cien difusores del virus caminando por las calles desde hace un buen rato. Ojalá la medicina se imponga a la lógica, porque de lo contrario estamos a las puertas de una tragedia de proporciones. Tal vez sea cierto que somos un país en el que los casos importados se mantienen perfectamente aislados. Seríamos excepcionales.

Retenciones. Pero la ideología de la excepción está profundamente arraigada en nuestra sociedad. Algunos creen que para que el país progrese es bueno mantener e incrementar las retenciones a los productos del campo, en especial a la soja. Si averiguamos cuáles son los países que aplican retenciones a sus productos agrícolas, encontraremos una lista de países pobres que han fracasado y van a seguir camino al despeñadero.

En un estudio reciente de la de la OCDE encabezan la lista Botswana, Burkina Faso, Burundi, República Centroafricana y Nepal, que impuso retenciones a la exportación de elefantes. Solo países subdesarrollados aplican retenciones en forma generalizada, como lo hace la Argentina. Los países desarrollados no actúan así, la mayoría estimula a sus productores. Si ningún país que aplica estas políticas se desarrolla ni tiene perspectivas de mejorar su situación ¿estaremos haciendo lo mejor?

La lista de países que aplican retenciones a los países agrícolas está encabezada por Botswana y Burkina Faso

El caos interconectado del que hablamos en otra nota nos amenaza. En este momento, el campo es la mayor fuente de riqueza del país. Lo más probable es que caiga la demanda y el precio de los productos agrícolas con la recesión mundial que se ha iniciado. ¿Será la mejor idea subir las retenciones cuando nuestra principal fuente de riqueza está por entrar en mares turbulentos? Debemos confiar en que seremos el único país del mundo que crezca combatiendo la producción. Para algo somos excepcionales.  

Hasta hace poco más de diez años no existían técnicas para extraer petróleos no convencionales, gotas de petróleo y gas atrapadas en lutitas, rocas de baja o nula permeabilidad. El costo de esta explotación es alto por la baja productividad y poca duración de sus pozos. En 2009 Estados Unidos no era un gran productor petrolero, pues había sido desplazado por países como Irán, Arabia Saudita, Venezuela, Irak y Qatar. Desde 2010 duplicó su produccion con la explotación masiva del shale oil y el shale gas y actualmente es el mayor exportador de petróleo del planeta con una producción de 12,3 millones de barriles diarios.

Los productores de este tipo de petróleo no suelen ser las grandes petroleras del mundo, sino empresas privadas eficientes, de tamaño mediano. En Estados Unidos no existe una empresa petrolera estatal para botín de los políticos. Las empresas privadas invierten, producen, ganan y son una fuente enorme de ingresos fiscales porque pagan impuestos. En muchos países latinoamericanos hay empresas estatales que compiten con el sector privado, a veces, lo boicotean y suelen ser ineficientes fuentes de recursos y demagogia para quienes juegan con la política.

Vaca Muerta. Vaca Muerta es una formación geológica de petróleo de esquisto o shale oil y gas de lutita o shale gas, que se extiende por 30 mil km2 en el subsuelo de las provincias de Neuquén, Río Negro, La Pampa y Mendoza. Según informes de la Agencia de Información Energética (EIA) las reservas alcanzan los 27 mil millones de barriles, lo que la ubica como el segundo reservorio mundial de shale gas, mayor que los de los EstadosUnidos, y el cuarto de shale oil.

Si en esta década en la que los Estados Unidos llegaron a ser los principales exportadores del mundo explotando el petróleo no convencional se hubiese promovido la inversión de muchas empresas en el yacimiento, seríamos una potencia petrolera mundial y el Estado tendría una enorme fuente de ingresos. El entusiasmo por repartir la riqueza antes de que exista ha detenido la explotación por acción de intereses políticos, sindicales, locales.

No solo no hemos desarrollado el recurso, sino que con la caída abrupta de los precios del petróleo, la Vaca ha muerto del todo, al menos por un tiempo. Cuando el precio del petróleo se recupere, seguramente renacerán los lobbies de todas las corporaciones para repartirse las ganancias. El país tiene uno de los yacimientos petroleros más grandes del mundo, pero no lo puede explotar. Realmente somos excepcionales.

Socialismo. Nadie discute el fracaso del socialismo real. Cuba encarnó una utopía que movilizó a mi generación, que creyó posible hacer una revolución que acabe con la injusticia social de todo el mundo. Actualmente es un escombro perdido en el mar de los sargazos, cuyos dirigentes mantienen dignamente una estructura económica obsoleta, mientras la población soporta penurias extinguidas en casi todos lados. Un tercio de la población del país huyó como pudo y construyó Miami, la ciudad latina más próspera del continente.

Venezuela tiene las mayores reservas probadas de petróleo pesado del mundo, 302 mil millones de barriles, y las mayores reservas de crudo liviano del hemisferio occidental. Cuando ganó las elecciones Hugo Chávez el país producía 3,3 millones de barriles diarios, y actualmente solo un millón. La gobiernan militares corruptos, liderados por un sargento frustrado que habla con pajaritos de plástico y duerme con fantasmas.

Los acreedores no entienden por qué uno de los países más extensos y ricos de la Tierra está en emergencia alimentaria 

Es el paraíso de los subsidios: el litro de nafta cuesta menos de un centavo de dólar, los usuarios ni siquiera pierden el tiempo en pagarlo. Desde hace varios años la población padece hambre. Murieron más de 3.500 venezolanos porque no consiguieron medicamentos elementales para enfermedades crónicas. Huyó el 20% de la población, que a veces pudo acomodarse en países como Argentina, mientras la mayoría mendiga en las esquinas de ciudades como Quito.

Nicaragua está gobernada por una dictadura militar sangrienta. Al igual que Venezuela, usa a miles de delincuentes como fuerzas de choque para defender al gobierno. Buena parte de la población engrosa las caravanas que salen hacia el Norte, tratando de entrar por cualquier medio a Estados Unidos. La revolución no los llevó a vivir mejor y quieren vivir en el capitalismo que fracasó. Su máxima líder, Rosario Murillo, bruja de profesión, convocó este fin de semana a una concentración llamada “Amor en tiempos de Covid 19” para rendir culto a su personalidad y la de Daniel Ortega, su decrépito esposo. Todos los organismos médicos y la OMS le previnieron sobre los peligros que esto entraña para la salud de la gente, pero Rosario puede prevenir con un conjuro cualquier problema. Ningún país del mundo confiaría en hacer una alianza con estos países para progresar. En Argentina bastantes personas, algunas con poder político, creen que ésa es una buena idea. Somos realmente excepcionales.

Riesgo país. El riesgo país es un indicador del contexto político y económico que los mercados y las empresas toman en cuenta para invertir y para establecer tasas de interés. En febrero de 2018, alentado por la posibilidad de reelección de Macri, el riesgo país argentino llegó a los 471 puntos. La incertidumbre electoral lo elevó a cerca de 1.500 y actualmente está en 3.300.

Para hacernos una idea de la situación, sepamos que el riesgo país de Brasil es 367, el de Uruguay 263, Paraguay 187, México 293. Nosotros, con el riesgo país más alto de nuestra historia y uno de los más altos del mundo, nos abocamos a la renegociación de la deuda externa.

Lo que no entienden los acreedores es por qué uno de los países más extensos y ricos de la Tierra es el único que se encuentra en emergencia alimentaria y cómo hará para que su producción crezca de manera sostenida para volverse solvente. También tendrán que entender cómo llegaremos a un futuro próspero subiendo los impuestos a todos los productores que pueden hacer crecer al país y el Gobierno choca frontalmente con los agricultores, que producen un 70% de las exportaciones. Si la renegociación sale bien, demostraremos que somos excepcionales.

*Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.