¿Qué es lo que se discute en el FpV cuando se discute a Cristina Kirchner? Esa pregunta está en el centro del debate de la dirigencia del espacio que supo transformar la Argentina durante los 12 años de mayor inclusión social, generación de empleo y desendeudamiento nacional de los últimos sesenta años en el país.
Si se trata de fortaleza electoral, la discusión no tiene el más mínimo sentido puesto que la ex presidenta es poseedora de un volumen electoral incomparablemente más potente que el conjunto de la dirigencia oficialista, sin que ningún referente de su propia fuerza pueda siquiera rankear de manera decorosa frente a su figura. Tal como se observa en los gráficos, la intención de voto de CFK está en promedio veinte puntos por sobre el resto de los competidores y su diferencial de imagen positiva supera al de María Eugenia Vidal (Heidi), según se desprende de los datos suministrados por consultora Dicen en su barómetro bonaerense realizado con método presencial e IVR (telefónico) sobre 1.092 casos efectivos.
A pesar de la fortaleza electoral incomparable de Cristina Kirchner demostrada hasta el hartazgo en cuanta elección concurrió, Daniel Scioli, el Chino Navarro y Florencio Randazzo, cada uno en su momento, supusieron poseer “votos propios” por fuera del cono de representación que proyecta Cristina, de la que se suponía en rara sentencia arquitectónica “tiene piso alto y techo bajo”.
Es necesario señalar que ninguno de los dos dirigentes poseedores de “votos propios” accede hoy al 5% promedio de intención de voto bonaerense, y muy probablemente en campaña contra Cristina descenderían aún más.
En estas mismas columnas de Perfil advertíamos hace varios meses que la “ilusión de los votos propios” que hizo estragos a la hora de modelar el sistema de selección de candidatos en el FpV resurgiría, aunque ya no como tragedia sino como farsa.
Se insiste una vez más en que, manteniendo el “alto piso”, los nuevos poseedores de “votos propios” traspasarían cómodamente el “bajo techo” de Cristina al captar las preferencias de ¿adivinen quiénes?, ¡sí!, los “segmentos medios independientes”, convertidos ya en un comodín semántico de la patria consultora, que con ellos todo lo explica, en particular lo inexplicable.
En este caso se trata del plexo de campaña de Florencio Randazzo, que replica la teoría de “los votos propios” a pesar de que el ex ministro Randazzo, de cara a la ciudadanía que lo acompañó en la finalmente frustrada interna de 2015, logró darle volumen electoral a su figura por su proximidad con Cristina Kirchner.
En efecto, el despliegue electoral creciente de Florencio Randazzo en la interna contra Daniel Scioli de 2015 se organizaba en torno a la visión “es el candidato de Cristina”. Se agregaban además en la campaña atributos de novedad, gestión exitosa, todas improntas personales de Randazzo importantes pero secundarias.
Siendo así, no se entiende cuál es la lógica electoral de esta campaña dirigida por el siempre versátil Alberto Fernández, que se apoya en desafiar a Cristina Kirchner a concurrir a una PASO con la misma racionalidad extravagante que haber propuesto a Perón que concurriera a una PASO con Solano Lima y Cámpora para definir candidaturas en el año 1973.
Es hora de aceptar que la ilusión de “los votos propios” resultó un grave error político, electoral y básicamente conceptual dentro del FpV, cuya inconsistencia fue demostrada una y otra vez por la práctica electoral reciente, que muestra que donde hubo kirchnerismo se ganó y cuando se negó, silenció u opacó la pertenencia e identidad K en busca del “voto de clase media independiente sasarasasa” se perdió. Res non verba.
Absurda persistencia de un error demasiado obvio, conceptualmente inexplicable, a menos que la discusión en rigor sea otra y no de estrategia electoral. De ser así, y como señaló Perón en otros momentos fuleros, “acá hay otras cosas que se juegan, no nos vamos a tirar la suerte entre gitanos, somos políticos todos, sabemos que sí, que se juegan otros intereses. Muy bien, señores, el que está con esos intereses se saca la camiseta peronista y se va. Nosotros por perder un voto no vamos a ponernos tristes”.
*Director de Consultora Equis.