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¿Nueva etapa o repetición de ciclo?

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Lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras: los astros y los hombres vuelven cíclicamente”. Con estos versos comienza una extensa poesía de Jorge Luis Borges donde expresa líricamente su pensamiento sobre el regreso periódico de hechos y conductas (La noche cíclica, libro de poemas El otro, el mismo).

El resultado de las primarias de agosto vaticina una declinación del período político iniciado en 2002 y continuado con las elecciones presidenciales de 2003, 2007 y 2011, que la jerga política denomina “kirchnerismo” y representa la variante siglo XXI del peronismo iniciado con el golpe de Estado del 4 de junio de 1943. Si el vaticinio se confirma, ¿puede augurarse un cambio? ¿O sólo será una modificación superficial de una cultura política que con las particularidades que la evolución social impone se repite desde hace siete décadas?

Para estas preguntas no tengo respuestas sino conjeturas. El comienzo de un final de ciclo estará expresado en el reemplazo de la crispación de las pasiones por la respetuosa tolerancia del disenso. La criminalización de la opinión deberá sustituirse por un respeto a la diversidad y a los múltiples matices con que la inteligencia y la sensibilidad humana pueden captar la realidad. La reconstrucción y el relato del pasado deberán estar construidos sin omisiones ni tergiversaciones para hacer posibles las múltiples interpretaciones que la historia con rigor científico permite.

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La militarización del lenguaje y las conductas debe dar lugar a la expresión civil y al comportamiento republicano. Los dirigentes no “librarán batallas” ni llamarán “soldados” a sus adherentes. Tampoco obtendrán “victorias” ni honrarán las muertes con fastos militares. Se desplazarán como ciudadanos sin tropas vociferantes, la austeridad republicana volverá a ser un valor. La controversia política deberá desarrollarse en los escenarios que la democracia le impone: el Congreso, los partidos políticos, los múltiples medios de expresión que la contemporaneidad nos brinda. El forzado ethos heroico se sustituirá por la paz del diálogo y el intercambio de ideas y opiniones.

El interrogante que el presente plantea es si la sociedad argentina está en los inicios de un cambio y podrá superar las múltiples razones que le han impedido cumplir el orden que toda convivencia democrática impone, si el respeto por los derechos humanos dejará de ser un eslogan banal y contradicho por la Ley Antiterrorista, la persecución a los qom, la organización de escupitajos públicos o la organización binaria de la sociedad en “amigo/enemigo” para convertirse en una conducta acatada por gobernantes y gobernados.

No aventuro respuesta. Dudo, y para hacerlo retomo las palabras elocuentes del poeta en la obra citada:

“No sé si volveremos en un ciclo segundo, como vuelven las cifras de una fracción periódica…”
 

*Profesor de Derecho Constitucional y Derechos Culturales. Reside en Montevideo.