Una educada y rabiosa discusión entre empresarios mostró esta semana en Mónaco, los términos de la pelea de viejos y nuevos medios y periodismos.
Los ortodoxos, Mathias Dopfner, alemán, 47 años, CEO de la más poderosa empresa de diarios europea, la alemana Axel Springer y Christine Ockrent, belga, 65 años, CEO de France 24, una versión francesa y estatal de CNN.
La alternativa: Arianna Huffington, greco-estadounidense, 59 años, cofundadora y editora jefa de The Huffington Post, publicación on line que compite por influencia en la élite con los diarios tradicionales de EE.UU..
Christine, la moderadora, arranca felicitando a Mathias por las ganancias de su empresa y Mathias se explaya encantado; no menciona un aspecto doloroso de su éxito, los despidos que acompañan a la crisis de los medios.
El pie que Christine le da a Arianna es, en cambio, una zancadilla:
—¿Vos dirías que ustedes producen noticias o que –de una manera muy inteligente y exitosa– agregan noticias producidas por otros?
Cuando Arianna dice que su sitio produce noticias propias y selecciona, jerarquiza y contextualiza noticias de otros, Christine vuelve con su vozarrón a la pregunta retórica:
—¿Así que vos realmente decís que ustedes producen noticias?
Arianna sigue imperturbable y paciente con su explicación. Mathias retoma la palabra, tan contento con la apacible Arianna que sale a defenderla y a aplicarse él mismo una dosis de realismo:
—En gran parte ellos sólo toman materiales de otras fuentes pero, para ser honestos, el periodismo tradicional también hace eso. Muy raramente tenés algo exclusivo; las investigaciones son una excepción.
Noten que este Mathias aún relajado y generoso admite algo que, generalmente, se calla: buena parte de lo que publican los grandes medios son materiales que no podrían cobrarse. La originalidad y la alta calidad son raras.
Pero Arianna no se deja aplacar por la buena onda. Toma el pequeño puñal con que Mathias se rasguñó y lo hunde. Dice una verdad aplicable en cualquier país del mundo pero rara vez pronunciada: una causa de la baja calidad es que los periodistas tradicionales “venden su independencia a cambio de acceso” y cita el pobre desempeño de los grandes medios en la guerra de Irak y en la crisis financiera. De pronto, siempre sonriente, se manda sin más al tema central:
—A menos que ofrezcan pornografía pesada o información financiera muy especial, no van a tener éxito levantando paredes en torno de sus contenidos (eso fue para Rupert Murdoch, campeón de los cobradores de contenidos). Su modelo es el modelo del pasado. La economía de los links es el futuro.
Arianna se refiere al modelo de negocios de la gratuidad. Un ejemplo: Msnbc.com da gratis los videos de la cadena NBC. Pero sólo pueden reproducirse con los avisos que, por supuesto, cobra Msnbc.com. El site que los aloja obtiene gratis contenidos atractivos y suma visitas y oportunidades de negocios.
Mathias se enoja con Arianna. Dice que la gratuidad es un producto de “comunistas“ (¡uau!) que asocian gratuidad con democracia. Si todos los contenidos son gratis, nadie va a invertir en contenidos. Mathias está por perder la paciencia, supone que si no es negocio para los medios tradicionales no lo será para nadie.
Y se arriesga. Sostiene que haber dado acceso gratis a sus contenidos fue el gran error de los diarios y que ninguna “pared“ lo resolverá. Que la gente querrá pagar si se le ofrecen contenidos de calidad y micro pagos sencillos. Y que su empresa cambiará los hábitos de la gente con seducción, en diez años. Sólo hace falta, dice, respetar la propiedad intelectual. No como ustedes, que “roban“ contenidos.
¡Para qué! Arianna se enoja. Llegamos al climax.
Ella jura que respeta los derechos de autor. Que nadie le ha hecho un reclamo. Al contrario, le piden que tome sus contenidos “porque nosotros llevamos un tráfico masivo a sus contenidos“.
¿Roban, como dice Mathias, o no roban? Arianna omitió decir que muchos de sus materiales son ajenos. Pero Mathias –y el mismo Murdoch– ocultan que aceptan que sus contenidos sean tomados, por ejemplo, desde Google y desde el Huff Post porque eso le da valor a sus publicaciones.
Hace poco Murdoch dijo que había bloqueado a Google. Hice la prueba: copié un título de su Wall Street Journal, lo busqué en Google y, cual Harry Potter, atravesé limpiamente la pared de Murdoch.
Dice Mathias: “Estamos suicidándonos por miedo a morir.” Muchos empresarios de medios creen que regalar sus contenidos es un suicidio. Arianna, es obvio, cree lo opuesto.
Mathias mira a Arianna y traza una metáfora bien alemana: “Si querés regalar cerveza, hacelo. Pero que sea tu propia cerveza”.
Arianna le toma el pelo, condescendiente:
—En diez años ya habrás sabido que el futuro es gratis.
—Nos vemos en diez años, dice Mathias, levantándose.
La pelea transcurre por ahora en Europa y Estados Unidos, pero lo que ocurra tendrá efectos en nuestras tierras.
Ah... Juro que no robé nada: usé el video de la discusión que está gratis en http://tr.im/EWpl.
*Periodista. www.robertoguareschi.com