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ensayo

Poetas de dos orillas

En Once British (Aurelia Rivera), Andrew Graham-Yooll, poeta, escritor, periodista y traductor de poesía, ha compilado y traducido –aunque él prefiere decir “trasladado”– a once poetas británicos que alguna vez pasaron por el Río de la Plata, en una cuidada edición bilingüe. Hay poemas de un inglés contemporáneo de Los Beatles, de un poeta que entró a Saigón con los vietcongs o de un escocés que escribió sus obras bajo el cielo de Entre Ríos.

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Simon Armitage (n. 1963) visitó Buenos Aires y Córdoba en septiembre de 2003. Es considerado uno de los poetas de mayor renombre en Inglaterra. Un caso interesante que trasciende fronteras: usa la poesía para transmitir un mensaje social, una posición política, pero niega que sea política. Su voz, su lectura de poesías, contiene el fuerte acento de la región norte de Inglaterra, históricamente socialista, clase trabajadora, que hace a Armitage ciudadano y poeta de “la otra Inglaterra”, la que está alejada de las modas y el liberalismo comercial de Londres y del sur. En la universidad estudió geografía, al egresar se dedicó a trabajar con jóvenes procesados y reincidentes, y terminó haciendo un posgrado en asistencia social. De ahí entró al servicio de libertad vigilada en la Justicia inglesa.

Si bien su “descubrimiento” por colegas y los medios data del comienzo de los noventa, fue su poema Matando tiempo (Killing Time) para los festejos del milenio, en diciembre de 1999 y enero de 2000, que lo consagró en los países de habla inglesa y en Europa. Ese largo poema/ libro, que se presentó en el Canal 4 de la televisión británica, contiene un lenguaje duro e intransigente, de crítica a los políticos, especialmente a los jefes de gobierno que ya entonces planificaban la futura invasión a Irak, luego de la ocupación de Afganistán. La alianza británica con EE.UU. recibe severa consideración, “Gran Bretaña es como un portaviones/ anclado en aguas de Europa continental,/base de escuadrillas de (aviones) Hawks y Harriers...”. En algunos aspectos, la poesía de Armitage es brutal, especialmente en una pieza que es la que más se incluye en antologías: “Cada semana compartía medio sueldo/ y lo que no gastaba ahorraba./ Halagaba a su esposa en cada comida./Y una vez, como diversión, le fajó una trompada en la cara”.

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Está inspirado por la poesía del inglés W.H. Auden (1907-1973), pero resume la violencia doméstica y de género, parte de una tragedia constante en toda Europa. Armitage tiene una novela, una colección de ensayos y varios volúmenes de poesía publicados, uno de ellos con una pieza llevada al cine. Ha adaptado el Heracles de Eurípides para el teatro. Ha ganado una serie de premios y fue declarado (en 1992), el poeta de mayor promesa en Inglaterra. En 1993 fue declarado Poeta del Año.
“Yo era funcionario del Departamento de Libertad Condicional en Manchester, me entrené para el puesto después de la facultad. Es un trabajo que dejé hace siete años cuando mi carrera crecía y me di cuenta de que podía vivir de lo que escribo. Antes de esa época yo tenía un interés bastante limitado por la lectura, pero como consecuencia de empezar a leer poesía decidí intentar escribirla. Empecé a ir a talleres literarios cuando era un veinteañero. De allí creció mi poesía. ¿Cómo conciliaba poemas y prisiones? Bueno, el de libertad condicional es un trabajo bastante común. Por ejemplo, mi última función fue en un juzgado en Manchester. Entraba bastante temprano a la mañana, como a las siete, para entrevistar a los detenidos de la noche anterior. Lo que se esperaba de mí era que conversara con ellos y determinara su situación respecto de la posibilidad de fianza. Yo tenía que informar al juzgado si podían o no salir bajo fianza o debían quedar detenidos. A la tarde me tocaba acusar a los que quedaban detenidos en nombre del Departamento de Libertad Condicional a personas que habían violado reglas de sus fianzas o libertades bajo palabra. Como ve, a la mañana yo ayudaba a liberar personas y a la tarde me encargaba de detenerlas. En esos días, escribir era un lujo que me daba en ratos robados a mi trabajo. A la hora del almuerzo, a la noche, los fines de semana. Así también se puede ser poeta, se puede escribir poemas mientras se tiene todo tipo de actividades. Es muy diferente a ser un novelista, que tiene como condición sentarse una cierta cantidad de horas cada día a escribir.

“El comentario social o político es bastante raro en la poesía inglesa. Mi poema Matando tiempo es más bien un comentario social. Fue una obra por encargo, para una ocasión pública, el Milenio, y fue un poema que tenía que ser presentado en un medio tan público como es la televisión. Se me ocurrió que era la ocasión perfecta para discutir asuntos políticos del día. El Milenio, con todas sus características, fue un momento en que la gente estaba pensando acerca de quiénes son, qué lograron como sociedad, qué van a hacer en el futuro. Parecía una ocasión para decir algo sobre esos temas. No tiendo a ser un crítico social en mi trabajo, prefiero escribir sobre asuntos cotidianos, domésticos, a veces personales, haciendo públicos los asuntos privados.
”Pero Matando tiempo fue casi como trabajar en la dirección contraria, en la que los asuntos públicos reciben una visión personal. A mí me molesta mucho de lo que aparece como noticia en los medios y la cobertura a la que estamos expuestos día a día, y quería discutir eso en mi poema. “Hay comentario social y discusión de temas sociológicos y políticos en nuestra poesía, pero tiende a ser indirecta. Creo que hay una sensación en la poesía británica contemporánea de que la sutileza es esencial, absoluta, y que las ideas se discuten en un par de líneas y con una metáfora, no batiendo el parche con el tema. La sensación es que lo peor que se puede hacer en un poema es intentar una declaración grandilocuente sobre algo. Eso parece incorrecto. La poesía se siente más ágil y mejor estructurada desde la sutileza. La poesía gira sobre una actitud, un estilo. El estilo del tono de un poema puede, en un sentido, ser una declaración poética, más que el tema o asunto del poema.

”Paul Muldoon y tal vez Seamus Heaney son buenos ejemplos de lo que digo. Ellos son poetas que tratan la situación y las circunstancias de haber nacido y crecido en Irlanda del Norte. Pero no son poetas que hagan ondear banderas en su poesía, no son personas que hagan campañas políticas con su obra. Son más indirectos. Me dediqué a elaborar una nueva versión, selección o traducción, como quiera llamarlo, de Sir Gawayn y el Caballero Verde, poema en inglés antiguo del personaje arturiano de fines del siglo XIV. Me tomó un par de años. Me traje el trabajo a Buenos Aires. Fue una experiencia curiosa sentarme en la habitación en el Hotel Emperador con vista a la estación Retiro y la Villa 31 y más allá el río, trabajando sobre un poema en inglés antiguo. “Hace años (a mitad de la década del noventa), la Sociedad de Poesía en Londres, en colaboración con otras agencias por el estilo, promovió los llamados ‘poetas de la nueva generación’. Fui uno de esos poetas y recuerdo que identificaron como a veinte y nos llamaron una nueva ‘escuela’ de poesía. (Los poetas de la ‘nueva generación’ de los años noventa eran Kathleen Jamie, David Dabydeen, Susan Wicks, Ian Duhig, Robert Crawford, Elizabeth Garrett, Jamie McKendrick, Michael Donaghty, Pauline Stainer, Moniza Alvi, Mick Imlah, W.N. Herbert, Glyn Maxwell, Carol Ann Duffy, Sarah Maguire, Simon Armitage, Lavinia Greenlaw, Michael Hofman, Don Paterson y John Burnside.) Son escritores interesantes que, también de modo interesante, se consolidaron como autores en esos años, escribiendo más y continuando su afirmación como escritores. No sé qué pasa con los más jóvenes, porque uno tiende a asociarse con gente de su edad. Por lo tanto no puedo decirle quién será la próxima atracción, quién es el joven que va a encender los fuegos artificiales. Prefiero pensar en gente que admiro como poeta y no en grupos por edad. Por ejemplo, ya mencioné a Paul Muldoon, que es algo mayor que yo. Hay un tipo llamado Peter Redding. Y está James Fenton, también algo mayor que yo y que escribe mucho periodismo. Siento que Fenton y esos otros escritores que mencioné están en una tradición inglesa de forma y métrica de rima, hasta en una tradición anglosajona. Rompen las reglas para acomodar su vocabulario o su poética propia, pero están en esa tradición.”

*Poeta, escritor y periodista.