A solo dieciocho mesesde aquel marzo de 2008 desde la protesta de los productores agropecuarios que cambió la historia de los conflictos sociales nacionales a esta derrota legislativa de 2009, es posible recorrer y reconocer la evolución de actores, proyectos, objetivos y dinámica de la confrontación que arrancó como protesta gremial/corporativa, mutó unos meses después en movilización social y finalmente en oposición política derrotando la propuesta del Gobierno de establecer retenciones móviles en el Senado de la Nación.
Subrayó el cambio de nivel del conflicto, su desplazamiento espacial y social. En el comienzo del conflicto los productores abrieron las tranqueras recorriendo, desde adentro del espacio social productivo, el camino a la sociedad civil urbana. Los productores irrumpieron con sus protestas en pueblos y ciudades donde fueron acogidos cálidamente. La protesta dejó de ser rural, fue también urbana.
Las distintas organizaciones representativas constituyeron una Mesa de Enlace que otorgó representación frente al Estado y a la Sociedad Civil superando por lo menos circunstancialmente antiguas enemistades (Sociedad Rural y Federación Agraria Argentina) y se fortalecieron en la demanda exclusiva de sus intereses particulares, en su oposición a una tasa impositiva que suponían próxima de la confiscación; tuvieron un éxito indiscutible cuando así se instalaron en la sociedad civil.
La movilización al Monumento de los Españoles en la Capital Federal y en el Monumento a la Bandera de Rosario marcó la culminación de esa mutación de lo puramente gremial al espacio social, del conflicto de intereses al conflicto de valores.
Una nueva mutación sin embargo estaba en curso impulsada por la lógica de los acontecimientos: la etapa política desplazaría las primeras demandas puramente gremiales a las interpelaciones políticas como la reivindicación del federalismo, el rol de los partidos políticos y del Congreso de la Nación
La mesa de enlace que tuvo espacio privilegiado en el campo, en las rutas donde afirmó su protesta, convirtió el gol del campeonato en terreno visitante (eso es la política para el mundo gremial de cualquier sector) y el Congreso el espacio mayor de la política en democracia.
Cada mutación señalada, sin embargo, cada cambio de nivel y de escenario de confrontación tiene su propia lógica. La confrontación gremial/corporativa tiene sus reglas en un espacio relativamente acotado; la confrontación social otras bastantes diferentes y en un espacio algo más difuso; y no debería ser necesario señalarlo, la política es un arte con reglas radicalmente diferentes a las anteriores.
Es posible –y a veces inevitable– como lo estoy escribiendo mutar de lo general corporativo al conflicto social y de éste a la disputa política, es decir a la disputa por el poder. Sospecho que el camino inverso es imposible: una vez el conflicto político abierto no tiene otro final que una modificación de la relación de fuerzas en la construcción de poder.
Conscientes de su éxito en julio de 2008 la mesa de enlace decidió disputar francamente el poder legislativo en las elecciones de junio de 2009, una vez más exitosamente contribuyendo a derrotar electoralmente al Partido Justicialista en la pampa húmeda (Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba) y su expresión metropolitana la Capital Federal.
Organizó su frente de batalla en torno a una reivindicación sustantiva (la eliminación total o parcial de las retenciones) y un núcleo de candidatos a diputados nacionales y senadores con lealtades básicas al sector. Los candidatos se incluyeron en distintos partidos políticos opositores suponiendo que éstos obrarían sin respetar la identidad partidaria cuando las decisiones de los respectivos partidos no fuesen consistentes con su lealtad esencial a la mesa de enlace.
La experiencia de los diputados (o senadores) obreros el último medio siglo debería alertarlos acerca de la dificultad de privilegiar la lealtad al sector gremial en relación a la pertenencia política. En la actualidad tres diputados que son a la vez dirigentes sindicales se incluyen en tres posiciones político-partidarias diferentes porque interpretan de manera distinta los intereses de sus representados.
Más importante que esta especulación a futuro es la decisión de incluirse en el arco político opositor. En la disputa política confluyen los intereses, los valores y las necesidades de los actores, atravesados por coyunturas nacionales y externas.
La mesa de enlace ha traspasado la frontera gremial y social, su acción es ahora definitivamente acción política en nombre de sus intereses, valores y necesidades, subordinando la negociación sectorial a la lógica del poder. Se abre otra etapa en la inevitable disputa por el poder en la República.
*Diputado nacional del Partido Nuevo contra la Corrupción por la Honestidad y la Transparencia.