COLUMNISTAS
relatos

Por un pelo

1-11-2020-Logo Perfil
. | CEDOC PERFIL

Esperé un año para cortarme el pelo. Mientras dura un rodaje, los actores no podemos alterar nuestro aspecto. Todo se filma desordenado y un salto de continuidad puede ser mortal para el verosímil cinematográfico. Cuando la película quedó en suspenso en marzo pasado, mi pelo también, esperando noticias, vacunas, protocolos. ¿Cuánto tiempo tendré que parecerme al personaje que me tocó? El pelo fue testigo de esa espera. Ahora que lo puedo relevar de su función cronométrica ansío sentarme en el sillón de la peluquería, cerrar los ojos y borrar un poco todo.

Cortarse el pelo siempre tiene algo parecido a empezar un cuaderno Rivadavia. Pienso en ese cuento de Raymond Carver que tanto me impresiona: “La calma”. En él, un hombre va a cortarse el pelo en Crescent City y es testigo de una discusión de cacería en la que otros dos tipos casi terminan a las piñas por un ciervo herido. El peluquero les pide que paren la pelea, que él no sabe quién tiene razón pero que todos son sus clientes y que no quiere esta alharaca en su local. Como suele suceder en Carver, no pasa nada. Al menos, no en lo aparente. Pero ocurre que ésta es en realidad la historia de un hombre que va a abandonarlo todo, a su mujer, a la ciudad en la que está tratando de rehacer su vida, y quién sabe qué otras cosas también se ha propuesto dejar atrás. Carver, en vez de concentrarse en esta historia no contada, se detiene en las manos del peluquero que acarician la cabeza con suavidad y en la inquietante sensación del pelo que ya comienza a crecer de nuevo.

¿Puede la literatura condicionar la vida real? Cada vez que me corto el pelo no puedo dejar de replicar el enorme y calmo asombro que me produce este cuento que leí de joven. No hay explicación racional para lo que se me juega en cada corte de pelo. Tal vez por eso la he reemplazado por una explicación estética, literaria.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

De la buena literatura depende en gran medida que las experiencias de la vida nos sean más significativas.