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Decisiones políticas

Prohibido prohibir

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Vecinos. Mujica le recordó al presidente la importancia de la exportación. | cedoc

En mayo de 1968 hubo en Francia una movilización popular encabezada por jóvenes que protestaban, no contra una medida política en particular, sino contra “el sistema” mismo. Fue un grito de insatisfacción frente a la forma en que desde la política pretendían regularse las maneras de actuar en las diversas dimensiones de la vida social. Un grito atípico que desconcertó a partidos políticos y sindicatos obreros; pero el temor de quedar afuera de un movimiento de protesta hizo que se fueran sumando.

Movilización que  dejará en el recuerdo de muchos consignas llenas de ingenio y aparente simplicidad, escritas por los jóvenes en las paredes de París. De ellas tomo una que hoy cobraría plena vigencia en las paredes de Buenos Aires: “Prohibido prohibir”. A la que sumaría otra, complementaria de la anterior, que pedía por “La imaginación al poder”, para increpar a los gobernantes que careciendo de background técnico del cual extraer con “imaginación” herramientas para enfrentar una crisis solo atinan a prohibir.

Lucirían de actualidad en las paredes de Buenos Aires como mensajes a un gobierno que sin rumbo en cuanto a “qué hacer” frente a los muchos problemas que enfrentamos comenzó amenazando con prohibir la exportación de granos para después hacerlo efectivamente con la carne.

Si el Gobierno tuviera algo de imaginación y se detuviera a analizar el problema de la inflación, que con razón tanto le preocupa, pronto se daría cuenta de que eso tiene que ver con que los gastos públicos son mucho mayores que los ingresos. Y si se animara a otro esfuerzo de imaginación tomaría conciencia de que ese déficit fiscal tiene que ver con el estancamiento económico, fruto de la falta de inversiones productivas que no llegan por las trabas que el mismo Gobierno pone, y que son la causa principal de la no creación de empleos genuinos y de una menor recaudación. Todo lo cual afecta, inevitablemente y por  partida doble, al presupuesto nacional, al influir tanto por el lado de los ingresos como por el de los egresos. Al haber menos empresas y menos generación de riquezas, la recaudación es menor a la que se lograría si se aumentara el dinamismo económico; y por el lado del egreso, es mucho mayor el gasto social para asistir a los que no consiguen trabajo dada la falta de esas inversiones.  Al emitir descontroladamente para cubrir con papeles lo que no obtiene por recaudación genuina, agrega un factor importante a la inflación,  que se vuelca en los precios.

Aberraciones que tratan de justificarse con consignas populistas, hablando de la defensa del pueblo frente al antipueblo. Las consignas pueden funcionar en parte cuando las críticas a esas prohibiciones provienen de los productores agropecuarios, a los que condena por considerarlos como la “oligarquía vacuna” que siempre fue el enemigo del “pueblo”. Pero se complica cuando las críticas vienen desde la izquierda, como es el caso de José Mujica, quien además de haber liderado el movimiento revolucionario Tupamaros ejerció la presidencia de la nación uruguaya, integrando ideologías con experiencias de gestión. Pepe Mujica se lo dijo de manera directa a nuestro presidente, recordándole la necesidad de las divisas que se obtienen con las exportaciones. Y, con la sabiduría y la imaginación que lo caracterizan, le señaló otros caminos para defender el acceso de los sectores populares a esos productos sin dañar la economía. Con mucha generosidad además, ya que las prohibiciones de nuestro presidente benefician a otros exportadores que están peleando por conseguir mercados que nosotros estamos regalando, entre ellos Uruguay.

El bienestar del pueblo se construye haciendo lo que hay que hacer, con conocimiento e imaginación, y no prohibiendo el hacer de los que ayudan a construirlo.

*Sociólogo.

Producción: Silvina Márquez.