COLUMNISTAS
las demostraciones de fuerza del acto

Protagonismo y clamor

Moyano pide la reelección de una presidenta que suma aliados heterogéneos. El apoyo de Menem y los vaivenes de la oposición.

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El ajedrez político de la semana que pasó fue intenso. La parte más cómoda, sin duda, se la ha llevado en estos días la Presidenta. Su posicionamiento de liderazgo dentro del oficialismo y en el mundo de las encuestas le da oxígeno para disputar la contienda electoral con comodidad. Por lo tanto, habrá de estirar la incógnita del anuncio oficial de su postulación todo lo posible, sumiendo así en la incertidumbre y el desasosiego no sólo a opositores sino también a muchos oficialistas.

En ese universo, el acto de ayer organizado por y para Hugo Moyano, el líder de los camioneros, hizo una demostración de fuerza en la que aportó su grano de arena al operativo clamor por la candidatura presidencial de Cristina Fernández de Kirchner y en la que, a su vez, dejó expresada su voluntad de ir por más. Y ese más es la búsqueda de mayor protagonismo político y más poder. “El apoyo al modelo implica una participación directa en la elaboración y en la toma de decisiones”, reconocía un integrante del Consejo Directivo de la CGT. En realidad, lo que Moyano quiere es aumentar su cuota de poder, que hoy no es de la misma envergadura que la que se verificaba cuando vivía Néstor. Eso fue lo que, en verdad, quiso expresar su hijo Facundo cuando hizo pública la distinta relación que había entre su padre y el ex presidente y la que tiene ahora con la jefa de Estado. Además, en la intensidad de la semana, el secretario general de la Confederación General del Trabajo debió hacer frente a las fuertes críticas que le hicieron sus pares de “Los Gordos”, que le recriminaron la debilidad ante lo que consideraron una falta de defensa de la dirigencia sindical frente al avance de las distintas causas judiciales que ya tienen tras la rejas a dos de ellos: Juan José Zanola, el secretario general de la Asociación Bancaria, y José Pedraza, titular de la Unión Ferroviaria.

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La Presidenta no tenía, pues, ninguna necesidad de asistir al acto de la CGT. Así se configuró un escenario perfecto para continuar con el operativo clamor en marcha que culminará con la consagración de su candidatura. Esto es importante para dejarle las manos libre de cualquier compromiso que en el futuro quiera complicar su gestión. Y ese futuro incluye la posibilidad de una nueva reelección en 2015, pensamiento en el que varios trabajan con la metodología del “paso a paso”.

De todas maneras, hay que destacar que el Gobierno va logrando su cometido de mantener la iniciativa y de ir colectando voluntades. El universo que se va gestando es bien heterogéneo. Allí están y conviven desde Daniel Scioli hasta su contrincante Martín Sabbatella; desde Luis D’Elía hasta el líder carapintada y ex ministro de Seguridad durante la gobernación de Carlos Ruckauf, Aldo Rico; desde Carlos Kunkel hasta Carlos Menem. A propósito de ello, el ex presidente acaba de reconfirmar su incorporación al kirchnerismo. Será candidato a senador por una lista colectora que apoyará a la Presidenta y seguirá gozando de los beneficios de la inacción tribunalicia en causas que lo preocupan. Cuando el caso Siemens se ventile en toda su magnitud, la situación judicial del doctor Menem podrá ser muy delicada. El Gobierno, que quiere recrear en el Congreso el dominio que tenía hasta el 10 de diciembre de 2009, habrá dado así un paso adelante: los tres senadores de La Rioja serán oficialistas.

Por otra parte, en la oposición se ha puesto en marcha el anunciado proceso de decantación por el que el número de candidatos presidenciales ha comenzado a reducirse. Son ellos los casos de Pino Solanas en Proyecto Sur y de Ernesto Sanz en la Unión Cívica Radical. La expectativa se centra en estos días sobre Mauricio Macri, quien confesó el jueves último que su candidatura presidencial está en suspenso. Las encuestas propias le indican que en la Ciudad de Buenos Aires las cosas no le habrán de ser para nada fáciles a ninguno de sus dos posibles delfines. Por eso es que tuvo una reunión con Gabriela Michetti en la que se habló de su eventual candidatura presidencial, algo que podría ser un verdadero fiasco para los dos.

Ante esta eventualidad, De Narváez, disgustado, debió salir a entablar negociaciones con algún candidato presidencial. De Narváez, que está caminando la provincia con una perseverancia a prueba de todo, necesita atar su candidatura a gobernador a alguna de las presidenciales ya que sin ella sus posibilidades se resentirían. Por eso es que apareció su negociación con Ricardo Alfonsín, la que parecería estar bien encaminada, con todos los ruidos que ello produce dentro del radicalismo. La más afectada por esta movida es, sin duda, Margarita Stolbizer. El número de votos que aportaría De Narváez genera una situación de alto pragmatismo: nadie en el radicalismo podría acercarse. Tanto Stolbizer como Hermes Binner lo han reconocido.

Otro dato que surge de este proceso de decantación es la paulatina pérdida de sentido que habrán de tener las internas abiertas y obligatorias fijadas para el 14 de agosto próximo, las que prácticamente serán vaciadas de contenido ya que los partidos principales habrán determinado quiénes serán sus candidatos.
Mientras tanto, desde la poderosa Secretaría de Medios, muy bien nutrida de fondos públicos, se siguen armando y difundiendo anuncios y actos con gran montaje fílmico, propios de una campaña electoral. Tal fue el caso del denominado plan Carne para Todos que, en realidad, igual que sus predecesores –Milanesa para Todos y Merluza para Todos– tuvo mucho ruido y poca carne, ya que llegó a las bocas de muy pocos consumidores. En realidad, todos estos planes –Milanesa para Todos, Merluza para Todos y Carne para Todos– deberían haberse llamado “milanesa para pocos”, “pescado para muy pocos” y “carne barata para casi nadie”.
A esto lo acompañó el anuncio sobre restricciones a la venta de tierra a extranjeros, una buena medida sobre la que, ante la indiferencia oficial, ya habían estado trabajando hace unos años la Coalición Cívica y la Federación Agraria. Al no reconocerlo, la doctora Fernández perdió la oportunidad –otra más– de producir un gesto de nobleza que, lejos de perjudicarla, la hubiera engrandecido.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.