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Defensora de Género

Qué celebramos el Día de la Madre?

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Maternidad. Una mirada de género obliga a replantearla. No es condición indispensable para ser mujer. | cedoc

La maternidad es una función íntimamente asociada a la femineidad y que en muchos casos es aún considerada condición indispensable para ser considerada mujer. Algo que merece replantearse desde una mirada de género. ¿A qué nos referimos cuando decimos “madre”? Esta palabra tiene múltiples acepciones que no siempre se tienen en cuenta. La forma más habitual es la maternidad biológica, se refiere a la persona gestante que parió a esa hija o hijo y por eso es la madre. Pero no siempre es una mujer desde la concepción de género, ya que hay muchas que no se identifican como mujeres independientemente de su constitución biológica. Por eso hablamos de personas con capacidad gestante. La maternidad gestante se ha revalorizado en los últimos decenios, y esto no parece ser lo mejor. Vemos cómo se promueven técnicas de reproducción asistida a personas gestantes de edades que superan la edad con capacidad reproductiva, que ahora puede ser superada por estas técnicas. Se altera así lo habitual en pro de tener un hijo o hija que por parirse se considera más propio. Esto pasó a ser un producto de marketing que desvela a muchas personas y sus parejas, debido a que en realidad no perciben otras formas de ser madres. ¿O acaso siempre la madre biológica es la que ejerce de tal? ¿Es posible que no sea una condición indispensable para ser “buena madre”? ¿En qué medida esta se asocia a la consideración de los hijos como “posesión” y les restringe la condición de seres independientes que deben tener? Dejan por fuera las posibilidades de la maternidad por adopción, algo que es muy beneficioso para la adoptante y para los adoptados. Además, la reproducción asistida obliga a plantearse un costo que en general es muy grande en términos económicos, pero también psicosociales, algo que no valoran ni ponderan hasta que no lo atraviesan. Frente a la cantidad de niñas y niños que esperan ser adoptados en nuestro país, no jerarquizar y reconsiderar la maternidad adoptante es muy negativo individual y socialmente. No hay políticas de apoyo a la adopción que la ayuden y favorezcan. El marketing de la reproducción asistida es mucho más fuerte y gana. Ahora las mujeres posponen la maternidad para alcanzar su desarrollo personal y profesional, en estos casos la promoción de la crioconservación de óvulos para ser fertilizados cuando se decide la maternidad ha ganado terreno y es otro producto del marketing que se difunde. 

Pero hay otras maternidades que se vinculan a quienes cubren necesidades de niños y niñas, así como adolescentes y jóvenes de apoyo e información y que no se están considerando ni visualizando. Es la maternidad social, que cumple importantes funciones pero que no se reconoce ni valoriza y que puede ser cubierta por distintas personas a lo largo de la niñez y la adolescencia-juventud. Aporta modelos y formas de conducta y ejercicio de la sexualidad en términos sociales y ayuda a deconstruir los modelos estereotipados de ser mujer, varón o persona binaria. Son formas de maternidad que implican diversas relaciones no siempre fácilmente identificadas, por la diversidad de sus modalidades, pero que deben reconocerse e incluso ser promovidas. Por eso celebrar el Día de la Madre requiere repensar a que maternidad nos referimos, a qué madres celebramos. La celebración es importante para reconocer y homenajear a quien sea que por biología o por vínculo social desempeñe ese papel. La pandemia implicó un aumento de las tareas maternales que generó un agotamiento y estrés que recién ahora se empieza a reconocer. El artículo del domingo en la sección Sociedad lo plantea claramente. La distribución más equitativa de las responsabilidades del cuidado para disminuir la sobrecarga de las mujeres, especialmente las madres, debe lograrse. Esperemos que pronto se trate en el Congreso la ley de política integral de cuidados que presentó el PEN.