A Bosnia no le sobran nombres de prestigio en su historia futbolística, tal vez Safet Suši sea el más preponderante pero, en el planeta del balompié grande, poco le dice a las nuevas generaciones, más allá de ser su actual entrenador. El pertenece a un mundo que ya no existe, jugaba para Yugoeslavia. Es que, en realidad, Bosnia y Herzegovina está comenzando a escribir su propia historia, de modo independiente del pasado yugoslavo, y lo que escribe en la cancha son las ideas de este ex jugador que idolatran en Sarajevo y aman en París por su pasado de crack. Los casi cuatro millones de habitantes de este joven país que la mayoría de los argentinos tiene dificultad para ubicar con relativa exactitud en el mapa, sin embargo, confían en él tanto o más que en su estrella actual, el goleador Dzeko que juega con el Kun Agüero en el Manchester City.
En las canchas Suši fue mejor jugador que todos sus dirigidos, probablemente haya sido el bosnio más brillante de todos los tiempos: en 2004 la Federación de su país lo eligió como el mejor de los últimos 50 años y, de hecho, en 1979 se lo distinguió como el mejor yugoslavo de la temporada. En su club, el FK Sarajevo (1974-82) fue goleador del torneo yugoslavo pese a ser mediocampista, claro que ofensivo. El Maradona bosnio, en su carrera, jugó 583 partidos y marcó 173 goles. En la selección actuó 54 veces anotando 21 tantos. El Paris Saint Germain (1982-91) y el Red Star francés (1991-92) lo tuvieron en sus filas y no lo olvidan. En el PSG fue campeón de Francia en 1986 y en 1983 fue escogido mejor extranjero de la Liga. En la película francesa El maravilloso mundo de Amelie –Oscar a la mejor película extranjera de 2001– aparece mencionado, lo que muestra su fama en el país galo.
Suši dirige técnicamente a Bosnia y Herzegovina desde 2009 y, con los mismos 59 años de Sabella, pretende que sus equipos jueguen parecido a como él actuaba, esto es ofensivamente. Pero reconoce dos cosas: “Nunca le hemos ganado a una gran selección” y, también, que “a veces somos ofensivos en exceso”.
Con Argentina tiene tres preocupaciones: evitar que la pelota le llegue a Messi, marcar a Agüero e impedir que Di María distribuya juego. “No dudo de que Argentina saldrá con tres delanteros… y no son tres cualquiera”, comenta. Así, sabe que para este partido tiene que sacar un mediocampista ofensivo e incluir uno más defensivo. “Igual, sostiene, con Argentina seguramente perderemos todos, los tres países del Grupo. Nuestra clasificación la disputaremos con Nigeria en el segundo cotejo”.
‘Pape’, como es llamado, el 30 de junio de 1990, como jugador, enfrentó a la Argentina con la camiseta azul de Yugoslavia en el Mundial de Italia de 1990. Aquella jornada el partido terminó sin goles, y en la definición por penales, en el estadio Comunale de la bella Florencia, la Argentina ganó 3 a 2 gracias a su arquero Sergio Goycochea. Suši no pateó penales porque había sido sustituido, a los 61 minutos, por otro crack, Dejan Savicevic (convirtió uno de los penales balcánicos). Como el partido correspondía a Cuartos de Final, Yugoslavia se volvió a casa aplaudida por los 38.971 espectadores presentes que le reconocieron sus mejores intenciones. Fue el último partido que la entonces tradicional Yugoslavia jugó, en calidad de tal, en una Copa del Mundo (recordemos que fue semifinalista en el primer Mundial de Uruguay en 1930). Enseguida, en 1991, el país se desintegró dando vida a Serbia y Montenegro, Croacia, Macedonia, Bosnia y Herzegovina, Eslovenia y la provincia de Kosovo. “Ese día nos perjudicó la temprana expulsión de Refik Sabanadzovic a los 31 minutos”, señala el actual entrenador que hoy –íntimamente– buscará su revancha personal en el Maracaná…
*Director Perfil Brasil, creador de SoloFútbol y autor de Archivo [sin] Final.