ACTIVIDAD PUBLICA. La Presidenta en una obra del subte el lunes, antes de su hipotensión. |
Están intelectualmente bien inspirados los integrantes de Carta Abierta al describir que los medios leen la realidad desde su horizonte de expectativa. Por ejemplo, que para el diario La Nación cualquier cosa que venga de los Estados Unidos tiene una importancia sobredimensionada y se le asigna absoluta credibilidad; que para el diario Clarín, en su época nac&pop, Kirchner era buenísimo y ahora lo opuesto; y que PERFIL también tiene sus anteojeras, que otros señalarán con más fundamento porque siempre son más evidentes las de los demás que las propias.
Pero resulta curioso que, contando el kirchnerismo con los mayores expertos en detectar cómo operan los instauradores de discursividad, no pueda ponerse a salvo de los efectos de la subjetividad de sus propios integrantes.
La lectura de la realidad depende tanto de los conocimientos de quien lee como de sus deseos. Cada vez que se habló de la salud de Cristina Kirchner –como antes de la de Néstor Kirchner– domina en sus críticos el deseo de pensarla frágil, como en el de sus adherentes de creerla sana. Estos últimos hasta se enojan con los medios que informan sobre los problemas de salud de sus líderes porque imaginan una maniobra desestabilizadora.
Como últimamente sucede con muchos temas, aquí resulta tan difícil como útil encontrar un punto de equilibrio que permita hacer periodismo. Habría que comenzar reconociendo que tenían razón los pocos medios que publicaban informaciones preocupantes sobre la salud de Kirchner bastante antes de su operación de carótida y mientras era presidente. Si Kirchner hubiera sido reelecto, hoy Julio Cobos sería presidente.
El candidato a vicepresidente del Frente para la Victoria que acompañaría a Cristina Kirchner en su eventual reelección está siendo analizado con más cuidado, porque al no caberle la reelección a la Presidenta en 2015, éste podría ser su sucesor futuro. Pero aunque fuera de mal gusto, debería pensarse a ese vice también como presidenciable antes de esa fecha.
Cristina Kirchner es una mujer joven y no vale ninguna comparación con el anciano Perón de su tercera presidencia, pero resulta increíble que una persona de su inteligencia haya llevado de vice a una figura tan limitada como Isabel Martínez. Lo que demuestra que, ante cuestiones emocionales, la persona más inteligente puede comportarse estúpidamente. Las dos áreas tabú donde la razón tiene menos influencia son el sexo y la muerte. Heidegger explicaba que la muerte es una “inminencia relatada” porque nadie puede tener la experiencia de la muerte.
Se especula que el 25 de mayo, junto con la fecha patria y el octavo aniversario de la asunción de Néstor Kirchner a la presidencia en 2003, Cristina podría anunciar oficialmente que buscará su reelección en octubre. Es una fecha posible porque cuatro días antes –el 21 de mayo– cierran las listas de candidatos a jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y para entonces ya estaría decidido si Mauricio Macri y/o si Pino Solanas competirán para presidente o se quedarán en su distrito local, ordenando así el mapa político de la oposición tanto de centroderecha como de centroizquierda.
Pero los pronósticos sobre lo que sucederá con la candidatura de Cristina Kirchner también están contaminados de deseos. Ante la lipotimia de la Presidenta, los kirchneristas se apresuraron a decir que “no era nada” y dieron relieve mediático a médicos que explicaban que la hipotensión que sufriría Cristina era una bendición porque las personas con presión baja gozan de larga vida. Como siempre, toda sobreactuación esconde, pero también delata.
Al revés, o de la misma forma, los anti K comenzaron a ilusionarse con que la Presidenta decida no presentar su reelección porque su salud le envíe más señales de que lo mejor sería abstenerse. Sospechan que tantos días de inactividad son mucho para un bajón de presión (la semana próxima trabajará solo dos días completos porque el miércoles partiría para su descanso de Semana Santa en el reminiscente Calafate), y presumen que en realidad se trataría de depresión.
Oficialmente, se informó que antes del problema de presión había tenido que tomar Buscapina por cólicos generados por una “indigestión”. Es difícil no conjeturar que también pueda deberse al exceso en alguna medicación que combata bajones en su estado de ánimo.
2015. Otra hipótesis es que aunque la Presidenta no quiera seguir hasta 2015 al frente del Ejecutivo, se presente igual a la reelección para lograr que triunfe el Frente para la Victoria y después de un tiempo dejar al vicepresidente a cargo. Lograría así garantizar la continuidad de su proyecto con un delfín ya instalado –la Dilma de Lula–, como ha venido diciendo que haría siempre para que su modelo pueda tener continuidad aún después de 2015.
Son todas conjeturas, pero necesarias, porque cuando lo que está en juego es el trabajo más importante del país, hay que haber analizado todas las alternativas.