COLUMNISTAS
Las semanas de Peicovich (8)

Se piden más "lágrimas" que "solos" o "cortados"

El escritor y periodista trae a Perfil.com su resumen semanal. Este domingo, reflexiona sobre globalización, crisis financiera y la pelea Gobierno-campo.

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Lo global se implantó el día que a la humanidad se le escapó la tortuga. Ocurrió en muchos sitios a la vez. Algunos están chequeados. En 1983 un camarógrafo inglés captó a una tribu de tuaregs suspendiendo 10 días su nomadismo para seguir los últimos capítulos de “Dallas”. Por ese tiempo Mickey y Donald ya habían invadido China y en algunos países árabes suspendían el beso al narguile para seguir las cabriolas de Cantinflas. Por su parte, Sandokán ya copaba pantallas de Londres y Berlin.

El mundo caía de a poco bajo la empalagosa política de la costumbre común. Pescado relleno de garbanzos, macerado en salsa de cilantro y tártara con ketchup reforzado con puta parió chileno con postrer rocío de vodka y flambeado al toque. Era la hora de empardar el mundo. Pelotones de turistas “deme dos” de Polvani caían como termitas sobre los artículos top de la glamorosa Europa. Ser local era un quemo. Quien no saltaba y adhería al Globazo, un gilún. Había que dejar hacer a los otros en nosotros.

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Menem fue el Santón Introductor de esta (aplaudida) máquina de convertir cerebros en burbujas. Banderas de “Sale” y “Oulet” ondearon hasta en el conurbano. Los 100 barrios porteños se jibarizaron. De “onda” quedaron dos: San Telmo y Madero. Los 98 restantes en coma, desdibujados y ausentes.

Reagan giraba galáctico por su planeta ya todo de USA. Gorbachov salía en gira pastoral agitando trapo blanco con Mea Culpa de URSS. Su reconversión llenó páginas del Guiness. Llegó a besarse con Neustadt y Grondona. De esta hecatombe de sansones, no hace mucho. Fue anteayer.

Y hoy estamos en hoy. Cercados por incendios de bosques de bancos y países. Wall Berlín y Wall Street probaron la codicia de sus Dogmas. Quedaron culo al aire y sin careta. La doble crisis sinceró al mundo.¿Comunismo? No otra cosa que “palo y a la bolsa”. ¿Capitalismo? No más que “palo y zanahoria” Palo es lo que nunca dejó de haber. Como entre nos nunca dejó de haber peronismo chantún y bisexual. Hoy boquea su última y esquizofrénica versión.

La instrucción del Tesorero Jefe es terminante. “Es la Caja, estúpidos”. Quien no lo entienda que vaya y haga un curso con Paenza. O con Terminator Moreno. Se prohiben ajedrez, lógica, regla de tres. Se oficializa el truco. Se miente, se esconde, se informa al revés. Estadísticas, cifras, porcentuales, proyectos, son de goma. La orden es comprar gente como se compran cerdos. Y meter pata en los impuestos.

Shylock teme se le vacíe la bóveda bancaria que instaló en el subsuelo de una de sus casas patagónicas. Para colmo en un descuido leyó “Almas muertas” de Gogol y copió una idea que le provoca orgasmo. Salir a cobrar impuestos del campo al estilo zarista. “Per cápita” a campesinos vivos y “per calavera” a campesinos muertos. Los inspectores rusos lo hacían acudiendo a revisar también el fondo de la isba para contar las cruces de los parientes muertos. Aquí saldrán a recorrer cementerios de pueblo. O camposantos, como aún se dice. Así están las cosas en kirchnerlandia. Marzo se viene de proa y sin práctico a bordo. El Indec real se mide en los cafés. Se piden más “ lágrimas” que “solos” o “cortados”. Raro no es. 

(*) Especial para Perfil.com