El año pasado fue horrible, pero tuvo un costado épico extrañable. Nos lanzamos a una pedagogía virtual en la que no creíamos pero que nos exigió un enorme esfuerzo de imaginación y de investigaciones técnicas. Ahora todo eso nos parece vacío, estéril, inconsecuente. Nos pareció que los encuentros internacionales online podían llegar a tener algún encanto y organizamos varios. Ahora, bufamos ante la primera invitación a conectarnos y nos negamos.
¿Y la cuestión teórica y política? ¿Cuántos libros de intervenciones (además de las de Giorgio Agamben) se armaron al calor de los debates sobre el control social, las políticas de lo viviente y el futuro del capitalismo?
Ahora sólo esperamos la indulgencia de los Estados Farmacológicos con impaciencia y un malestar existencial cercano a la sensación de cero absoluto ante la imposibilidad de discutir cualquier asunto sin caer en la categoría “panelista”, cada día más intolerable porque gira en el vacío y a fuerza de la prepotencia de autoafirmación, sin revisión posible de los fundamentos de las estúpidas convicciones que se arrastran para beneficio de quienes lucran con la ignorancia de los medios.
Para peor, se trata de un año electoral, lo que multiplicará los idiotismos pronunciados con la esperanza de ganar un voto, una banca, un lugar hediondo en un mundo cada vez más decadente o de bloquear la posibilidad de otro (sea quien fuere).
Todo se nos presenta gris, opaco, intrascendente.
No es sólo una cuestión subjetiva. El estado de la discusión política se ha vuelto objetivamente plomífera. Sólo un ejemplo: el Sr. David Adrián Martínez (Dipy) discute con el Sr. Camilo Vaca Narvaja (todos los nombres designan “Revolución”) la preocupante situación en Formosa. Los argumentos fueron de una grisura casi temeraria, pero lo peor es que la discusión no la ganó el Profesor Universitario Educado en las enceguecedoras Luces de la Ilustración Latinoamericana sino el Cantante de Cumbias, a quien le bastó citar el cargo ocupado excepcionalmente por CVN: Director General de Acción de Gobierno de la Subsecretaría de Gestión Institucional de la Secretaría General de la Presidencia de la Nación.
Más allá de eso, se siguen discutiendo la cualidades de las diferentes vacunas y las alianzas geopolíticas, como si el Restart del año pasado no hubiera arrastrado todos los saberes (¿qué es la ciencia, qué es el saber, qué es el poder, qué es la vida?) al contenedor de rellenos sanitarios o de elementos reciclables. En fin: el arcón de los recuerdos. Para vivir en esta atonía de una catástrofe que no termina de suceder hace falta una resistencia para la que no nos entrenaron porque siempre creímos (eso nos dijeron) que el Mesías viene no sólo como Redentor, sino como destructor del Anticristo. Hoy, en la práctica, festejamos el paternalismo del Estado Universal Homogéneo.