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Sobre la nieve

La nieve no ocupa ningún lugar de relevancia en la historia de la Ciudad de Buenos Aires. La historia de Moscú, por ejemplo, no podría escribirse sin la nieve.

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La nieve no ocupa ningún lugar de relevancia en la historia de la Ciudad de Buenos Aires. La historia de Moscú, por ejemplo, no podría escribirse sin la nieve, ya que su existencia ha decidido desde la manera en que se camina hasta el resultado de una guerra: sin la nieve no podría entenderse esa historia, esa ciudad.

En Buenos Aires, en cambio, nieve es lo que no hay, nieve es lo que no nos pasa. Y es por eso, precisamente, que aquel día que nevó constituyó un hecho histórico. Tuvo su impacto, su agitación, su poder de conmoción incluso. Lo que nunca o casi nunca pasa, en efecto, había pasado. Quién no se asomó a mirar la caída de los copos, quién no salió a pisar la alfombra blanca en las veredas.

Podría plantearse, entonces, una diferencia de concepto entre el hecho histórico y la historia. La historia apuntaría a la regularidad, a cierto grado de constancia; se orienta a lo que persiste y define a lo largo del tiempo una característica determinada, un estado de cosas, un temperamento. El hecho histórico, en cambio, aun si resonante, es puntual, circunstancial, episódico.

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No estoy pensando necesariamente en la historia de la longue dureé, la de la Escuela de los Annales. Creo que aún una historia de acontecimientos requiere de éstos algo más que su irrupción incidental, algún transcurso en el tiempo, otro alcance. Incluso bajo la exigencia benjaminiana de hacer saltar el continuum de la historia cabría hacer, a mi criterio, una distinción entre las huellas en su constancia y el destello de relámpago de lo que pasa en un momento dado.

Tenemos, por lo tanto, la historia, sostenida a lo largo del tiempo, por un lado, y por el otro, el hecho histórico, el suceso y su excepción. No pretendo que una cosa importe y la otra no. Pero sí su distinción razonada; frente a ciertos empleos presurosos o malintencionados que últimamente no han hecho sino tratar de confundirlas.